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Second part of "Mommy", a pedido de mariaperez_13. Agradezco de corazón, darling, que me acompañes junto a los demás en este camino. Love you.

Cuando el estilista Harry Lambert convocó a nuevos aspirantes para que modelaran su nueva colección, supe que Harry era el indicado. Él, en un principio, se negó a cambiar de trabajo y a enviar su currículum. Pero con mi constante insistencia y con la seguridad económica de que nos sustentaríamos momentáneamente con nuestros ahorros y mi trabajo, él se animó. No faltó mucho para recibir una respuesta afirmativa: Harry había sido seleccionado.
-Pero ¿cómo? No lo entiendo, amor-. Me dijo, sin poder creer que había sido escogido por uno de los diseñadores de Gucci.
-Creo que deberías mirarte un poco más al espejo, Harry o mirar un poco más cómo reacciono a ti-. Parándome frente su figura, tomé sus manos, que besé y luego deposité sobre mis pechos, los cuales evidenciaban a simple vista lo excitada que estaba.
- Siempre tan receptiva, cariño. No me sorprendería encontrarme con tu coño listo para recibir mi polla-. Gimiendo ante sus palabras, no perdió tiempo y me presionó sobre su cuerpo para que sintiera cómo su bulto comenzaba a ser cada vez más prominente.
-Por favor...-. Susurré a su oído, con desesperación.
- Sabés que no tengo tiempo, cielo. Debo ser puntual y más siendo mi primer día-. Controlando mis ganas de hacerle un berrinche, decidí besarlo otra vez, antes de separarme a duras penas.
- Que tengas un bonito día, amor. Diviértete-. Besando su mejilla, lo acompañé a la puerta, recibiendo sorpresivamente un abrazo de su parte, antes de salir al mundo, con su nueva figura, que seguramente llamaría la atención de todos.
Sin embargo, el verdadero problema empezó cuando se hizo famoso y cualquier mujer se lo comía con la mirada al verlo en la calle o al salir cada semana en la portada de las más famosas revistas de modas. No negaba que me enorgullecía que estuviera haciendo lo que siempre amó desde pequeño pero me daban muchos celos, tantos que a veces mi cabeza pensaba en diferentes formas de castigarlo. Él solo era mío.
Y una noche sucedió lo inevitable: mi posesividad ganó a mi razonamiento. Ese día llegó tarde porque tenía que asistir a una fiesta muy exclusiva de Gucci, y pese a que tenía invitación, decidí no ir. El exquisito vestido de tonalidades rosadas que su jefe me había regalado para asistir seguía intacto en mi armario, luego de que me lo había mandado por la mañana para que me lo probara y lo mandara a ajustar a mi cuerpo. Quizás Harry Lambert veía potencial en mí para acompañarlo a mi marido en la siguiente campaña pero no entraría en ese juego cuando era feliz siendo profesora de Letras. Obviamente que la cantidad de dinero de por medio era mucha pero no tenía interés de perseguir ese sueño.
-Harry te mandó saludos-. Dijo, dando paso a su voz ronca y a una ruidosa carcajada. Prestándole verdadera atención, pese a la tenue penumbra en la que se encontraba nuestra habitación, supe que se había pasado de copas. No era típico de él pero sabía que no estaba mal que lo pasara bien con sus compañeros de trabajo luego de todo el esfuerzo que había hecho.
-Parece que la pasaste bien-. Respondí, antes de moverme hacia la lámpara que se encontraba sobre mi mesa de luz y prenderla. Cuando mis ojos vieron su aspecto, puedo jurar y perjurar que mi boca se secó, mis pupilas se dilataron y mi cuerpo se convirtió en un volcán a punto de explotar frente a la sensualidad que Harry desprendía con ese traje de cuero sintético, que dejaba a la vista su estómago fuerte y tatuado y que tan bien se adhería a cada fibra de su ser.
-Dios mío... ¿así fuiste vestido a la fiesta?-. Pregunté, luego de varios minutos en que solo me dediqué a mirarlo y a fantasear con todo lo que haría con él y ese traje de cuero.
-Sí, a Olivia le pareció adecuado este traje-. Sintiendo que una familiar sensación dominaba todo mi cuerpo, intenté calmarme y conté hasta diez antes de preguntarle quién era la dichosa Olivia.- Es la asistente de Harry. Fue la que se encargó de mi vestuario-.
-¿Y se puede saber por qué?-.
-No lo sé. Supongo que solo quería vestirme-. Encogiéndose de hombros, se dispuso a quitarse sus botas, en tanto yo me carcomía mi cabeza pensando en las verdaderas intenciones de la asistente de Lambert. Pero él era mío y si era necesario dejar evidencias de lo bien que se lo pasaba en la cama conmigo por la noche, lo haría. Aprovechando que él se dirigía al baño, me acerqué hasta mi armario y tomando el arnés que me había regalado, no tardé en ponérmelo junto a un dildo que recientemente había adquirido, el cual podía ser configurado en diferentes potencias.
-¿Dónde está la pasta de dientes, amor? No la encuentro por ningún lado-. Riendo por cómo las cosas se estaban acomodando para mi propio disfrute, le grité que se encontraba en el armario que teníamos por dejando de la pileta de lavado, y cuando lo encontré con su trasero en una posición más que sugerente, supe que no pararía hasta tener a mi marido gritando porque lo penetrara más profundamente.
-¿Te ayudo a buscarla?-. Me animé a preguntar, sabiendo que lo que menos haría ahora sería buscarla, cuando él miró lo que tenía colgando entre mis piernas- Sabés que soy buena buscando cosas. Por ej: buscaba un tijera y la encontré-. Mostrándola por el reflejo del espejo, me acerqué hasta él, que todavía no se había movido, y sin ninguna pizca de remordimiento, comencé a abrir su pantalón por la costura del medio.- No creo que a Olivia, a Gucci o a quien sea le importe que descosa el pantalón, ¿no?-. Viendo que él movía la cabeza, confirmé que a él tampoco le importaba que lo hiciera. Para ese momento, seguramente se le había pasado el estado de embriagadez.- ¿Lo de no usar ropa interior también te lo sugirió Olivia?-. Sintiendo cómo mi rostro tomaba un color rojo de ira, esta aumentó cuando no escuché nada que negara lo que había supuesto. Se había ganado el peor de los castigos.- De rodillas, ¡ahora!-. Grité, para después ir por lo que nunca pensé que usaría. Si querían ver marcas, las verían. Yendo con una especie de tabla hacia dónde él se encontraba aguardando, pasaron pocos segundos desde que le dije que recordara su palabra de seguridad para que comenzara a darles algunas bofetadas con la madera. Para el décimo golpe, se notaba a la perfección que su trasero se inflamaría y dolería por varios días, y la figura de la tabla quedaría tan marcada, que era evidente que mi marido tenía con quién divertirse en la cama, como para estar buscando otra.
-¡ROJO!-. Escuchando de repente la voz estrangulada de Harry, paré y sintiendo un poco de compasión por haberle dado semejante dolor, fui en busca de un calmante y se lo coloqué rápidamente por encima del glúteo para después dejar que se acurrucara sobre mi regazo y se recuperara. Quizás me había pasado un poco de fuerza.
-Lo siento, cariño. No quise hacerte daño-. Le susurré, mientras acariciaba su espalda y besaba su coronilla.- ¿Qué puedo hacer para que te sientas bien?-. Levantando su mentón, sentí mi corazón encogerse cuando vi sus ojos verdes llenos de lágrimas.- Lo siento, bebé. Lo siento mucho-. Volví a decir, para dejar que se recuperara.
-Dolió mucho pero me gustó-. Sorprendiéndome por sus palabras, dejé que siguiera hablando.- Faltó poco para que me viniera en los pantalones. Y hubiera sido peor, porque no sabría cómo explicar las manchas en el género-. Sonrojándose, hizo que me sintiera un poco mejor.
- Te prometo que la próxima seré más cuidadosa y te cumpliré tal deseo-. Guiñándole el ojo, él me regaló una impecable sonrisa y eso bastó para que reanudáramos el juego. Cuidando de la extrema sensibilidad que ahora tenía en sus glúteos, nos levantamos del piso y apoyándolo sobre el borde de la pileta de agua, con sus manos apretando el borde de esta, dejó que le diera todo el placer que antes le negué. Arrodillándome, con cuidado separé sus nalgas y adentré mi lengua. Dando algunas lamidas cortas y adentrando la punta en su interior todo lo que podía, lo mantuve así por un largo rato, hasta que se corrió ruidosamente por dentro de su pantalón.- Creo que deberás ir pensando alguna explicación creíble para Olivia, amor-. Me burlé, pero no sabía que él me ganaría esa partida con lo que diría poco después.
-Por ejemplo, que mi mujer me folló tan bien que fue inevitable no correrme-. Sorprendida por su boca rápida, lo giré y lo besé, en tanto pasaba mis manos por sus tetillas y su abdomen.
- Para no follarte, Harry. Eres precioso por dentro y por fuera, y aunque me cueste controlar mis celos, entiendo por qué ella intentó meterte mano-. Besándolo un poco más, tomé el dildo entre mis manos, el cual vibró en el nivel más bajo, y lo froté con su polla que rogaba correrse otra vez.
-No juegues conmigo de esta manera, amor. Ya no aguanto más-. Jadeando frente a cada toque, tomé su cabello corto y lo estruje, en tanto pasaba la punta de mi lengua por sus clavículas y cuello- Por favor...-. Murmuró, desesperadamente. Tirando un poco de su cabello, le pregunté:
-Por favor, ¿qué?-.
-Por favor, mommy-. Y solo bastó esa palabra para que desatara nuevamente la locura en mí. Llevándolo a la mesa más próxima, lo ayudé a acomodarse en una posición en la cual sus nalgas no tuvieran más presión de las que debían. Una vez logrado eso, solo me dediqué a joder una y otra vez su entrada con mis dedos hasta que estuvo listo para el dildo que no tardó en acomodarse en su interior. Escuchando sus gemidos, lo embestí con fuerza, y fui alternando la potencia de la vibración hasta que él se corrió estrepitosamente por segunda vez. Besando su estómago, mi cuerpo siguió en un estado febril al verlo con esa ropa de cuero. Quizás esa había sido la única acción buena de Olivia esa noche.
-Creo que tendrás un bonus, cariño-. Sin esperar a que me entendiera, bajé el cierre de su pantalón y sacando su polla, pegajosa de su propio semen, lo masturbé un poco antes de llevarlo a mi boca y darle una buena mamada que no duró mucho, ya que eyaculó sorpresivamente en mi boca luego de llenar sus testículos de saliva y acariciarlos con mis dedos. Tragándome todo lo posible, no pude evitar que algunas gotas cayeran por encima de la prenda que ya se encontraba más que impresentable para devolverla.
A la mañana siguiente, con mi cuerpo un poco adolorido, me encontré con la cama vacía cuando giré para el lado que ocupaba Harry. Se había ido a trabajar pese a que se encontraba peor que yo. Riendo por nuestros juegos, estiré mis articulaciones y cuando pensaba abandonar la cama para hacerme el desayuno, una nota amarilla llamó mi atención. Tomándola, no esperé encontrarme con el siguiente mensaje escrito por Harry: "se me pasó decirte algo muy importante, amor. Olivia es gay".
PD: amo tu parte ruda. (Aunque mi trasero pagara un alto precio por ello.) 😏
Lo único que salió de mi boca luego de semejante declaración fue gritar su nombre: ¡Harryyyy! Y pensar en que ese hombre me mataría prontamente de rabia o de celos. No obstante, cuando vi el vestido sin estrenar, supe qué debía hacer para vengarme. Seguramente Olivia no tendría problemas para entallarme un poco más el vestido.

Holaaaaa. ¿Todo bien? ¿Qué cuentan de nuevo?

Ante todo, estuve más que feliz por el primer Grammy de nuestro bebé y luego, por su performance, que no me canso de mirarla a cada rato. 😉😏
A causa de ello, les traigo este one shot, que vendría a ser una especie de segunda parte de Mommy. Esto me llevó a pensar en que jamás le pregunté si querían segunda parte de algún one shot que haya escrito con anterioridad. Debo reconocer que tardé un poco en subir este porque me salió muy sentimental al principio y lo tuve que volver a escribir. Si desean alguna segunda parte de alguno de ellos, hablen ahora o callen para siempre.

Espero sus comentarios. Les mando muchos saludos.

Matt.

One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora