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7 pm

Volvía a casa cuando decidí parar en una cafetería muy conocida de la zona. Quería darme el gusto de tomarme una buena taza de café, mientras pensaba qué hacer con Anna y Niall, dos personas que amaba con todo mi corazón y que quería como compañeros de vida. Pidiendo el café, me senté en uno de los rincones más alejados del lugar y recordé la respuesta de Anna, la cual me había dado un rayo de esperanza en medio de aquel miedo que no abandonaba mi interior. ¿Podía tenerlos a ambos? Después de todo, podíamos mudarnos más lejos de la ciudad, donde nadie husmeara en lo que no debía, o simplemente, mudarnos a un país donde no fuera penado tener más de una pareja. Lo que sí tenía en claro era que quería tener algo formal, con papeles de por medio, con Niall, o tal vez, Anna pudiera hacerlo legalmente con los dos pensé, al recordar que un país de Sudáfrica permitiría que las mujeres pudieran tener más dos maridos. Obviamente que esa ley no contemplaba que los maridos de la mujer también mantuvieran una relación afectiva y sexual pero era una pequeña excepción en nuestro caso. Sonriendo ante esa posibilidad, terminé mi café y mientras dejaba un par de euros sobre la mesa, me detuve abruptamente al escuchar la voz de Louis.
- Hola, Harry. ¿Cómo estás?-. Me dijo, con cierta expresión de melancolía en su rostro.
- Hola, Louis. Estoy bien. Vos, ¿cómo vas? Niall me comentó que debías rendir un par de exámenes muy importantes-. Sentándome nuevamente, él poco después lo hizo, y su rostro se torno aún más sombrío. Se podía ver cómo sus ojos se habían empañado de las lágrimas que estaba intentando retener- ¿Te sucede algo? ¿Hay algo que pueda hacer por vos, Louis?-. Preocupándome sinceramente por él, no esperé que su respuesta me dejara al borde del colapso también.
- Niall mintió. Él me dejó-. Sin procesar esas palabras y con miles de dudas en mi cabeza, sentí mi corazón romperse totalmente cuando siguió hablando.- Y creo que también los dejará a ustedes. Me enteré que dejó de frecuentar los lugares de encuentro-. Intentando decirle que quizás estaba confundido, volvió a sorprenderme de nuevo.- Esta mañana confirmé mi sospecha: él llamó y se retiró de los juegos para siempre-. Sintiendo cómo cada uno de mis músculos se tensaba y cómo mi presión sanguínea retumbaba en mis oídos, visualicé cómo el mundo feliz y seguro que había creado con Anna y Harry se estaba cayendo frente a mis ojos.- Debo irme. Lamento haberte dado tal noticia, Harry. Saluda a Anna de mi parte-. Viendo que se alejaba, no lo detuve. Ya demasiado tenía con mi corazón roto y con volver a casa, y fingir como si nada hubiera pasado.

8:30 pm

Viendo por milésima vez el reloj que tenía en mi muñeca, no esperé que el retraso de Harry me afectara tanto, a tal punto, de llorar en medio del silencio que inundaba la sala, mientras Niall tomaba un baño y mi bebé dormía todavía plácidamente. Secándome las lágrimas que caían sin parar sobre mis mejillas, supe que el motivo de mi sufrimiento no era el posible embarazo, sino más bien, la ansiedad de no saber la reacción de Harry. Si bien era mi decisión tener o no bebés, sentir que tenía su apoyo hacía que todo fuera más fácil y que mis inseguridades fueran acalladas por completo. Escuchando que mi celular había vibrado por la entrada de un nuevo mensaje, lo tomé de la mesa que estaba a un costado del sofá individual donde me encontraba y colocando el patrón de desbloqueo, me encontré con un mensaje de Harry que decía lo siguiente: "Amor, me quedaré a dormir en un hotel. No quiero manejar a casa tan tarde. Mañana por la mañana ya estaré ahí. Te amo"-. Suspirando, me reproché por haberme imaginado tantas cosas malas en mi cabeza cuando todo estaba bien. Respondiéndole, le deseé que descansara bien y le recordé que lo amaba con todo mi corazón y alma. Eso nunca iba a cambiar pese a que podría llevar un bebé mío y de Niall en mi vientre. Limpiando mi rostro de posibles rastros de lágrimas, me calmé y comencé a subir las escaleras para ir a mi dormitorio. Ya Niall había salido de su ducha y estaba intentando secarse el cabello, aunque para eso estuviera desatando una verdadera guerra consigo mismo al no poder hacerlo como quería.
- ¿Por qué no me llamaste, amor?-. Le dije, luego de tomar el secador de su mano y apagarlo momentáneamente para que me escuchara.
- Solo quería hacer algo por mí mismo-. Agregó, con un pequeño puchero en su rostro, que lo hacía ver tierno y adorable.
- Ya lo harás con el tiempo, Niall. Solo ten un poco más de paciencia, ¿sí?-. Besándolo por unos segundos, le pedí que tomara asiento y poco después, con mucha atención y delicadeza, sequé cada hebra de su cabello que olía a cocos, un olor que era mi debilidad. Terminando con la tarea, apagué el secador y lo dejé a un costado, para luego abrazarlo por detrás y embriagarme con su olor.
Tiempo después, cuando ya nos encontrábamos en la cama, me dediqué a acariciar su estómago, mientras él lo hacía con mi cintura, y a pensar en lo que pasaría en el futuro. Solo quería ser feliz con ellos dos.
- No pienses tanto, amor. Descansa que mañana será un día largo-. Me recordó, trayendo a mi mente todas las tareas que debía realizar, luego de saber que la asociación benéfica de la cual era parte iba a recolectar ropas, jueguetes y todo lo que fuera útil para las familias necesitadas de otros vecindarios más alejados del centro.
- Lo sé, Niall. Pero no puedo dejar de pensar en Harry y su reacción-. Confesé, un poco frustrada por la situación.
- Todo estará bien, amor. Él te ama, yo te amo, y no hay manera en que este amor se puede romper tan fácilmente de la noche a la mañana-. Besándome, le di la razón. Superaríamos esta situación.
- Te amo, Niall-. Le dije, segundos después, mientras mis ojos ya comenzaban a pesar del cansancio.
- Yo también te amo, bebé-. Con esas palabras repitiéndose en mi mente una y otra vez, finalmente me dormí. Mañana sería otro día.

One Shots H. S. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora