One Shots H. S. (+18)

56.

Niall

- ¡Bienvenidos!-. Exclamamos los tres, abriendo la puerta, y encontrándonos con mi madre y la de Harry. Recibiendo un amoroso abrazo de la mía, ella fue directo a mi esposa y le brindó el mismo afecto, en tanto mostraba lo emocionaba que estaba por la llegada de las gemelas.

- Y tú debes ser el hombre que tiene a mi muchacho con su mundo dando vuelta, ¿no es así?-. Sintiendo mis mejillas calientes por las palabras de mi suegra, correspondí a su abrazo y le seguí el juego. Debíamos aparentar no conocernos.- Eres muy guapo. No me habías dicho eso, Harry-. Regalándole una sonrisa tímida, lo miré, y sentí que no podía ser más dichoso en ese momento. Lo amaba con locura.- Y tú, hija, ¿no me darás un abrazo?-. Dirigiéndose ahora a Anna, ella se acercó y abrazó a su suegra también. Se notaba que era feliz con su presencia, aunque no sabía ni ella ni Harry que había un plan ejecutándose por detrás.- ¡Qué grande que está tu panza! ¿Para cuando tienes fecha, cariño? Quiero conocer a mis nietas, y consentirlas tanto como a este niño precioso-. Sonriendo frente al amor y atención desmedida que le daban a nuestro Ed, no me sorprendí que él se sintiera encantado por el mimo que le estaban dando sus abuelas y que le seguirían dando durante toda su vida.

- ¿Ya desayunaron, suegras? Harry recién preparó el desayuno e íbamos a sentarnos a comerlo-. Dijo Anna, una vez llegamos a la cocina y el olor a bizcocho dulce y café nos invadió por completo. Acercándome a ella, luego de que aceptaran, le dije que subiría sus cosas al segundo piso y las ayudaría a acomodarse en tanto Harry la ayudaba a poner la mesa. Obviamente todo era parte del plan y nuestro objetivo es que pasaran el mayor tiempo posible para que no les quedara más remedio que hablar y quizás, en algún momento, llegar a la reconciliación.

Anna

Mordiéndome internamente la mejilla, intenté disimular el nerviosismo que me provocaba estar sola con Harry, quien no se veía mejor que yo, y se sentía totalmente descolocando una vez que todos se fueran hacia el primer piso y solo quedáramos los dos en la cocina con un desayuno a medias.

- Entonces... ¿qué quieres que haga?-. Le dije a Harry, luego de verlo sacar un bizcocho más del horno, sorprendiéndome por su habilidad de cocinar.

- Bueno. Aquí ya está todo hecho. Si quieres, encárgate de llevar los platos y cubiertos a la mesa, y luego yo llevo el resto-. Asintiendo, me movilicé por ese espacio reducido e intentando hacer todo lo más rápido posible, no tomé la suficiente precaución con el suelo resbaladizo y cuando menos me di cuenta, algunas cosas que llevaba estaban desparramadas en el suelo y yo estaba de rodillas, con mis palmas sobre el suelo, calmándome del gran susto que me había llevado, aunque sin duda algunos moretones adornarían mis piernas horas después.

- ¡Anna! ¿Estás bien, cariño? ¿Te duele algo? ¿Quieres que te lleve al hospital?-. Invadiéndome de preguntas, Harry me miró con verdadera preocupación, mientras me sentaba en su regazo y revisaba luego mis raspaduras. Sintiendo que algo tibio y cálido me invadía por dentro, dejé que él siguiera brindándome atención y cuidado, en tanto solo me dedicaba a mirarlo y a negar de vez en cuando con mi cabeza a sus interrogantes.- ¡Yo sabía que debíamos cambiar este piso! ¡No me quiero ni imaginar a ninguno de nuestros hijos lastimándose o partiéndose la cabeza en él!-. Invadiéndome repentinamente unas inmensas ganas de llorar, lo abracé. No quería que se diera cuenta de lo mucho que me afectaba su cercanía, aunque sentirme muy a gusto entre sus brazos no ayudaba con esa imagen que quería proyectar.

- Lo siento. Estoy muy sensible por el embarazo-.Dije rápidamente, intentando retirarme de su regazo, pero él me retuvo, al pasar totalmente sus brazos alrededor de mi cintura y buscar la atención de mis ojos huidizos.

- Siempre me preocuparé por ti y los niños, Anna. Los amo y eso no podrá ser cambiado por nadie-. Queriendo decirle lo mismo, fuimos sacados abruptamente de esa burbuja que habíamos creado cuando escuchamos pasos en la escalera.