La habitación estaba poco iluminada pero lo suficientemente clara para que aquellos hombres y mujeres vieran lo que hacía con mis manos. Pasándolas por encima de mis pechos y después, de mi vientre, me deleité al sentir el frío relieve de mi vestido rojo de cuero, y al ver cómo el color de mis uñas resaltaba aún más por el pálido color de mi piel. Tratando de no prestar atención a la leve redondez que ya tomaba mi vientre, me concentré en mis pechos y en los hinchados que estaban ahora por los cambios en mi cuerpo. Bajando una de las mangas del vestido, saqué uno de ellos y con mis dedos, comencé a estimularlo. Con un solo toque bastaba para que todo se encendiera en mí, y lo que estaba haciendo en ese momento no era la excepción. Abriendo más mis piernas, me froté por una de las almohadas que había puesto antes debajo de mi cuerpo, generando un sordo y dulce dolor allí, abajo, donde más de una polla quería estar. Mirando a un costado, vi cómo Harry y Niall me miraban con una sonrisa de autosuficiencia en sus rostros. Sabían que solo les pertenecía a ellos y a nadie más. Guiñándoles un ojo, me acomodé el antifaz que tenía, como los demás, para ocultar mi identidad, y seguí con el otro pecho, a la vez que me masturbaba con el roce que generaba el cobertor de la almohada sobre mi vagina. Minutos después, con un poco de humedad filtrándose por la tela de mi lencería, bajé el cierre de mi vestido y dejando que se deleitaran con lo que tenía puesto, tomé el vibrador que me había traído Niall y prendiéndolo, comencé a pasarlo por encima de la diminuta tela de mi tanga que poco a poco se fue adhiriendo más a mis fluidos que escapaban de mi interior debido a lo que me provocaba tener varios ojos mirando lo que yo hacía con mi cuerpo.
Al rato, cuando me deshice de mi ropa interior, y cuando mi vagina quedó expuesta a todos, me animé a adentrar un par de dedos, ganándome unos cuantos gemidos retenidos, a la vez que estos hacían que me quemara de deseo y anhelara una de sus pollas en mi interior, cuando estas eran sacudidas por sus manos. Sin menosdespreciar a las mujeres, vi cómo ellas también se tocaban, pero siendo menos afectadas por mis movimientos. Frunciendo el ceño ante sus reacciones, no dudé en pasar el próximo paso: follar con un torso de plástico que tenía un dildo de un grosor grueso y de una altura de casi 30 centímetros, el cual no era muy diferente a los que tenía frente a mis ojos. Sin quitarles la mirada de encima a ninguno, acomodé sobre mi aparato de placer y posicionándome sobre este, no demoré en ir tomando pedazo por pedazo hasta tenerlo todo en mi interior, con los testículos rozando mis nalgas, los cuales parecían tan reales, así como las venas del pene, por lo que no oculté el reflejo de placer carnal que tenía plasmado en mi cara al notar cada detalle del juguete sexual. Girando un poco sobre este, apoyé mis manos sobre el colchón y subiendo, volví a bajar, una y otra vez, generando un vaivén consistente y placentero. Solo quería tener esa polla por siempre en mi interior, para sentirme llena hasta la empuñadura, pensé. Y sin querer llegar todavía al orgasmo, me levanté y acomodándome ahora hacia adelante, volví a penetrarme, con una mano sobre mi clítoris y otra sobre mis pechos para llegar en cuestión de minutos a mi tan ansiado orgasmo. Temblando de pies a cabeza, permanecí en esa posición, hasta que unos labios, reactivaron todos mis sentidos. Observando a Clhoe, le sonreí y no dudé en dejarla que me limpiara. Mirando para el lado del público femenino, vi cómo estas se hiperventilaban. Quizás era el momento de darles la frutilla del postre a todos.
Así, una vez que quedé limpia, gracias a la traviesa boca de la prima lejana de Niall, la acomodé en el medio de la cama, y apoyando el vibrador sobre su clítoris, comencé a masturbarla, en tanto besaba la piel de su cuello y con mi otra mano, pellizcaba sus pezones y recorría después su monte de Venus depilado, así como también su clítoris hinchado, húmedo y sensible a mi tacto. Seguramente, Niall habría estado jugando con ella antes de reunirse con nosotros en este bar bastante conocido en Londres por su actividad de voyeur.
Volviendo a mi servicio de masturbación, decidí cambiar el vibrador por un dildo, sobre el cual ella saltó poco después, en tanto yo jugaba con su clítoris y acariciaba sus pechos para tenerla en el límite, y le decía lo bonita que se veía dándome lo que le pedía su ama. Mordiendo el lóbulo de su oreja, y con dos de mis dedos en su interior, le ordené que se corriera y sin decir una sola palabra, lo hizo, entregándose a las convulsiones de su venida y dejando que la sostuviera entre mis brazos, hasta que uno de los chicos se encargó de llevarla. Volviendo a prestar atención a mis espectadores, bajé mi cabeza hasta tener mis labios cerca del dildo que todavía mantenía la corrida de mi amante, y con la punta de mi lengua, probé un poco hasta ocupar toda boca en ello. Mirando cómo ellas se maravillaban por mi acción, seguí con mi labor hasta tenerlo limpio, pero antes de que pudiera utilizarlo una vez más, una mano se posó sobre mi hombro. Mirando a la persona en cuestión, me sorprendí al verla de nuevo. ¿Ya se había recuperado? Viendo que ahora ella tenía un vestido igual al mío, supe que no estaba para rodeos, así que siguiéndola hasta el centro de la cama, dejé que me robara un beso, en tanto se libraba de su vestimenta, y que luego juntara nuestros cuerpos, rozándonos hasta en el más mínimo movimiento. Una vez que dejamos de lado los besos, esta se recostó y dejó que ocupara un lugar entre sus piernas. Haciendo un poco de fricción, jadeamos, entre cada caricias, hasta que decidimos tener sexo. Permitiendo que ella estirara sus piernas, yo pasé una de ellas por encima de la suya, para dejar así a la misma altura nuestras vaginas. Comenzando el vaivén, que luego se tornó más veloz, sentí que estaba en el cielo. El roce de nuestros sexos era tan embriagador que colocar el vibrador entre ambas potenció todos nuestros sentidos, haciendo que nos acercáramos más al borde de nuestra corrida. Poco después, no solo me vine junto a ella, sino que además, tuve el agrado de ver cómo los hombres eyaculaban sobre el suelo y las mujeres sobre las sillas, que se encontraban totalmente llenas de su humedad. Sonriendo al público, ellos se fueron retirando de la habitación poco a poco, y cuando quedamos solamente Niall y Harry, quienes estaban aprovechando la ocasión para follarse, sonreí al sentir a Chloe sobre mi cuerpo, pero más con su declaración, que me dejó anonadada: no había sido la primera vez que habíamos tenido sexo de esa manera. Sin darle muchas vueltas al asunto, permití unas caricias más de su parte y una vez que todos estuvimos listos, salimos de ese lugar en busca de alcohol y más tarde, de un poco más de sexo en casa de Niall, quien me dijo que tenía una sorpresa para mí, y que me serviría como aprendizaje para cuando tuviera el bebé.Hola a todos nuevamente. Hoy les traigo este one shot. Espero que esté a la altura de los demás y que les guste. Como siempre, gracias por sus comentarios y sus votos. Son un inmenso apoyo para mí y mi autoestima. Por ustedes, me mantengo escribiendo y subiendo más rápido las historias que se me ocurren.
PD: ustedes, ¿qué creen que le quiso decir Chloe a Ana? Quien tenga la respuesta correcta, será la persona a quien dedicaré el próximo one shot, aunque a quienes me dieron su apoyo incondicional, tendrán una dedicación especial en los últimos tres. 😉Matt. x
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One Shots H. S. (+18)
FanfictionHarry , Anna y Niall, una pareja nada convencional, una pareja de tres.