Ya estaba oscureciendo cuando volvimos a casa junto a Harry. Había sido muy tedioso esperar a la ginecóloga que se había retrasado con todos los turnos ese día. Por suerte, todo había salido bien y nuestro bebé estaba creciendo sano y seguro en mi vientre.
Subiendo lentamente por las escaleras, luego de tomar agua en la cocina, me tumbé en la cama, mientras escuchaba cómo Harry se movía en el baño. Poco después, no me sorprendió verlo recostado sobre el borde de la puerta, desnudo, mirándome. Eso solo podía significar una cosa: un baño largo y quizás la promesa lejana de sexo. Sonriéndole, esperé que se acercara y tomándolo del cuello, lo acerqué para besarlo. Últimamente mis hormonas hacían que quisiera tener sexo a cada rato, y nunca me saciaba, y mucho menos con él.-Vamos, preciosa. Es hora de relajarse-. Escuchando sus palabras, solo atiné a agarrarme de él, y seguir acariciándolo, en tanto él me llevaba hasta el baño. Allí, nos esperaba el yacuzzi, que estaba lleno de agua burbujeante. Tomando asiento sobre la tapa del inodoro, este se arrodilló y mirándome con su típica mirada penetrante, tomó mis botas y las sacó, y el mismo camino siguió mi remera y mi pollera plisada. Cuando menos me di cuenta, lo tenía con dos de sus dedos usurpando mi vagina y con su boca sobre mis sensibles pezones. Eso era suficiente para que me acercara a un orgasmo, pero sabiendo de ello, se alejó rápidamente, y me guio hasta el yacuzzi. Dejándome subir en primer lugar, luego este tomó asiento en el rincón contrario, lo que hizo que tuviera un gran puchero en mi rostro sonrojado, agitado y lleno de ganas de que me follara duramente, aunque eso no lo volvería a tener luego de la advertencia que nos dio mi doctora.
-¿Estás bien, bebé?-. Me preguntó, haciéndose el desentendido, aunque sabía muy bien lo que me pasaba. Guiñándole un ojo, sonríe con malicia, al pensar en el plan que llevaría a cabo. Esperando que algunos minutos pasaran y observando cada uno de sus movimientos, poco a poco llevé mis dedos hacia mi vagina, y comencé a masajear mi clítoris, para luego adentrar dos de ellos. Para ese momento, era difícil ocultar mi estado de excitación pero Harry dejó de importarme cuando mis piernas comenzaron a temblar frente al inminente orgasmo. Temblando de pies a cabeza, gemí ruidosamente y me vine, perdiéndome momentáneamente en aquella sensación de calor y de aturdimiento.
-Creo que ahora lo estoy, cielo-. Respondí, sabiendo que él no dejaba de mirar cada detalle luego de semejante demostración de libido. Sin escuchar nada de su parte, abrí mis ojos y me sorprendió verlo a escasos centímetros míos, con una botella pequeña de vidrio en una de sus manos. Y sin tener la posibilidad de decir algo, este vacío parte del yacuzzi y quedando con el agua a la altura de la cadera, este me atrajo hasta su rincón y colocándome sobre su regazo, me mantuvo suspendida por encima de su propio pene, generando fricción y haciendo que volviera a ese estado febril del cual había salido minutos antes. Escuchando que abría la botella, vi cómo empapaba sus manos de una especie de aceite perfumada, la cual luego comenzó a esparcir por mi cuello, hombros, pechos, abdomen, vientre y posteriormente, sobre mi clítoris. Sintiéndome muy satisfecha del masaje que me estaba dando, no me percaté que la esencia comenzaba a elevar la temperatura de mi cuerpo, hasta que mi clítoris comenzó a picar y a pedir que lo siguieran masajeando. Llevando mis dedos hacia este, Harry los quitó rápidamente, para colocar los suyos. Jadeando, empujé con desesperación mis propias caderas para tener un poco más de su tacto, pero cuando el líquido se esparció por mis labios vaginales, supe que tendría que tener algo más que sus dedos, antes de volverme completamente loca de deseo. Fue así que Harry me poseyó sin muchos rodeos, mientras seguía masturbándome, y yo aprovechaba para pellizcar mis pezones y moverme sobre él.
-Es un aceite afrodisiaco, amor mío-. Dijo Harry, pero sin pensar mucho en ello, volví a adentrarme en esa nebulosa de placer hasta que fue demasiado y exploté. Convulsionando estrepitosamente, dejé que siguiera con sus estocadas, pero sin salir todavía del letargo del primer orgasmo, otro se construyó en mi vientre rápidamente, haciendo que las paredes de mi vagina se contrajeran y me dieran una segunda corrida. Y sin tener suficiente con el último, tuve una réplica con la misma intensidad cuando sentí cómo Harry eyaculaba en mi interior. Besándolo, dejé que esa tormenta de placer se disipara poco a poco, en tanto el yacuzzi se volvía a llenar, pero solo por unos segundos.
-¿Te gustó?-. Me preguntó, en tanto me protegía entre sus brazos. Asintiendo, me giré y tomando nuevamente una posición comprometedora para nuestros sexos, sonreí. Iba a obtener mi venganza.-¿Qué estás pensando?-.
-Si te lo dijera, no sería una sorpresa-. Sonriéndole con cierta picardía, tomé una de las toallas que teníamos a nuestra disposición y poniéndolo por encima de su cabeza, lo privé de su visión. Sin moverme un centímetro, para no delatar mi plan rápidamente, volví a bajar el nivel de agua y escurriéndome de sus piernas, las acomodé para que luego mi boca estuviera sobre mi pene. Escuchando sus gemidos de placer, me mantuve así por unos minutos, hasta que pude tomar la botella de la esencia afrodisiaca y vaciarla sobre su polla, la cual quedó reluciente y apetitosa. Viendo su mirada de horror, una vez que se dio cuenta de lo que había hecho, lo besé y pidiéndole que se relajara, me senté al otro extremo del yacuzzi, para posar mis pies sobre sus muslos y después, con estos comenzar el trabajo de masturbación. Viendo cómo lo excitaba, seguí masajeándolo con los dedos de mis pies hasta que eyaculó por primera vez. Luego, siguieron mis pechos y sin estar todavía conforme, mis manos. No obstante, como me había pasado con la esencia, sabía que debía venirse un par de veces más para se le pasara el efecto.
-¿Vos querías que te follara duramente? Bueno, ahora se cumplirá ese deseo-. Levantándose, este me acomodó de rodillas sobre el piso del yacuzzi y alineando su pene con la entrada de mi coño, me tomó por detrás sin pausas y sin contemplaciones. Era sexo duro y desenfrenado. Escuchando el ruido de nuestras pieles y cómo gemía cada vez que entraba, no me sorprendió que se viniera una, dos o tres veces, sino que fueran en corto tiempo y que no me diera la posibilidad de llegar al mío. Pero cuando menos lo esperé, este cambió de posición y dándome la posibilidad de cabalgarlo, no duré mucho tiempo al ver cómo su propio semen salía y bajaba por su polla hasta sus testículos. Fue así que lo acompañé en su última corrida, la cual fue casi traslúcida por las veces que lo había hecho. Besándolo, nos acariciamos por un largo rato, hasta que el yacuzzi volvió a llenarse y pudimos tomar un relajado baño de espuma antes de irnos a la cama. Mañana, iba a ser otro día complicado.Hola nuevamente a mis lectoras. Espero que estén bien y preparadas para este nuevo one shot.
Quiero agradecer por cada uno de sus mensajes y por sus consejos. Me hizo sentir muy bien tenerlas de mi lado. Soy muy inseguro en temas del amor y nunca tuve novio, así que no sé cómo actuar.
Un dato interesante es que le gusta Harry también. ❤️ (Se unió al fandom hace poco.) Por lo pronto, trataré de ser paciente y haré lo posible por no ilusionarme tanto con sus mensajes. No quiero que me rompan el corazón otra vez.Les envío muchos besos.
Matt.
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One Shots H. S. (+18)
FanfictionHarry , Anna y Niall, una pareja nada convencional, una pareja de tres.