¡Princeso! - C.V y tú | Terminada

45|Voy a cuidarte

-Tn-

Nunca me había sentido tan feliz por doblar y acomodar mi ropa en las maletas. Como había dicho, por fin las cosas se estaban soluciónando, volvería a mi casa, a mi cuarto, sin mis primos del demonio y sin tener todo el día con llave mi habitación. Con mi canción favorita de fondo, doblaba la ropa  mientras sacaba los pasos prohibidos.

—¿Estas bien?— escuche detrás de mi, me gire sin parar de bailar mientras tenía en la mano una sudadera.

—Excelente— le conteste al gemelo.

—Pensé que estabas convulsionando.

—No, es el baile de la felicidad— seguí bailando.

—¿Y eso por qué?.

—Porqué volveré a mi casa y estaré lejos, muy lejos, muy muy muy lejos de ustedes.

—¡Oye! Eso me ofendió.

—Si, si, como sea, ya no les volveré a ver la cara ni los tendré que soportar— agarre la puerta y la cerré en su cara. Seguí bailando de felicidad, estaría lejos de los niños del infierno.

Le baje el volumen a la bocina y agarre mi celular, contestando la llamada entrante.

—Hola, Chris— lo salude con todo el entusiasmo que tenía.

—Hola, bella— casi me desmaye al escucharlo llamarme así pero me contuve— Te escucho muy feliz.

—Lo estoy.

—¿Quieres contarme?.

—¡Mañana me regreso a mi casa!— solté gritando mientras me dejaba caer en mi cama, pegande con un peine que estaba en la cama, me queje pero solo recibí una risa por parte de Christopher— no te burles.

—Lo siento— se calmo— me alegra que regreses, te dije que todo iba a salir bien.

—Y también que pasaré navidades en mi casa.

—También... Te llamaba para saber si tienes el día libre.

—Si...solo acabo de empacar mis cosas y tengo todo el día.

—Perfecto... Es que... Quiero que hablemos y ya poder aclarar todo.

—¿Te parece si hablamos de todo eso en mismo lugar donde salimos por primera vez solos?.

—Me parece bien, es un lindo lugar, tranquilo y podremos hablar bien.

—Si... ¿A qué hora?.

—A las 5:00 pm, pasó por ti.

—¿Esta bien? A esa hora estaré lista.

—Nos vemos más tarde Tutsi Pop.

—Nos vemos más tarde, Chris.

(...)

Miraba la ventana de su auto nerviosa, estabamos a nada de llegar y también, a nada de hablar sin mentiras y abrir mi corazón hacia el.