58| El tiempo

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Apague mi celular por completo, las llamadas de, Christopher solo hacían que mi mente se confundiera más y llegara siempre a la misma conclusión, esa dolorosa conclusión, era como sal en la herida.

¿Desde cuándo nuestra relación perfecta se vino abajo? ¿Desde cuándo esa confianza para contar todo se convirtió en celos y toxicidad? ¿Desde cuando el dejó de confiar en mí? No quizo admitirlo, pero yo sabía que era verdad, él no confiaba tanto como en cualquier hombre que me hablara, como en mi. Y eso era lo que más me dolía. ¿Cómo no podía confiar en mí? ¿Cómo era capaz de pensar qué podría escoger a alguien más qué él? Él sabiendo todo lo que tuve que superar y todo el miedo que me daba, confíe en el con los ojos vendados, le creía cada vez que él me juraba mejorar, por nuestro bien, pero nunca lo hizo de verdad, pero el nunca pudo confiar en mi y optó por pisar y deshacer toda admiración que sentía por él y toda confianza que tenía en él. También toda esperanza de que todo iba a mejorar.

—Estúpido, Christopher— solté un golpe a la almohada— ¿Si me amabas por qué no confiabas en mí? En el amor que siento por ti.

Lance la almohada de la cama estanpandola contra la pared llena de rabia. Me senté en la cama y abrace mis piernas escondiendo mi cara en ellas.

No se cuanto tiempo estuve dándole vueltas al asunto, hasta que me quede sin aire al escuchar que tocaban la puerta fuertemente, para después escuchar su voz gritando mi nombre y gritando que abriera la puerta.

Después de unos minutos, tocaron mi puerta, me quedé quieta, incapaz de mover un solo musculo.

—Tn ¿Estas ahí dentro?.

Solté un suspiro, era mi hermano, había olvidado que mi madre y mi hermano ya habían llegado, tuve suerte de que no me los topara en el camino y me vieran llegar hecha un desastre. Mi hermano volvió a tocar la puerta, me pare abrir la puerta.

—Chris esta preguntando por ti— me dijo— ¿Le digo que bajas en un momento?.

—No, espera— lo detuve, se me quedó viendo— ¿Quieres ganarte dinero?

—Claro ¿Quién no?.

—Muy bien. Si le dices a Christopher que no estoy en casa y que no sabes donde estoy, te doy 3 dolares— se quedo enmarcando una ceja, maldito niño ambicioso— 5 dolares.

—Trato hecho.

En cuanto mi hermano se fue, volví a cerrar la puerta con seguro. Esta vez, no llore, ya había llorado lo suficiente, era momento de decidir, aún tenía una pequeñita pizca de esperanza en mi, de que todo mejorará, de que pasaremos este mal trago. Pero no podía decidirlo ni mentalizarme si el estaba ahí, confundiendome más y darme cuenta cada vez más, de sus mentiras y promesas que no le importo cumplir y solo lo decía para que me calmara, pero nunca pensó en cumplir.

(...)

Aprete la cinta de mi bolsa, viendo la Universidad frente a mi, no quería verlo, sentía que si lo hacía, iba a volver a sentirme igual que ayer. Mire la hora, aún quedaban unos minutos, me gire y me encamine hacia la cafetería más cercana, necesitaba cafeína o algo que me levantará, me sentía del asco.

Tomaba mi café mirando la hora cada minuto, viendo como poco a poco la hora de ir estaba más y más cerca, las manos me temblaban y me sudaban. ¿Realmente ya estaba lista para decirle sin trabarme lo qué tenía en mente?. Aún sentía que si lo veía, él corazón se me iba a salir.

Mordí mi labio nerviosa viendo como el reloj avanzaba, le tome un gran trago a mi café.

—Estoy lista — estuve dispuesta a caminar de regreso, pero con tan solo recordar lo de ayer, el corazón se me estrujaba— no, no estoy lista.

¡Princeso! - C.V y tú | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora