27|Miles de emociones

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Eran las 5:34 de la tarde. Christopher estaba acostado boca abajo, un una almohada en el pecho y una mano sosteniendose el rostro, la otra la tenía en mi mano, que estaban jugando a los pulgares. Yo estaba recostada de costado.

-¡Oye!- me queje cuando me aplastó mi dedo con mucha fuerza.

-Lo siento- respondió riendo.

Ambos nos enderesamos al escuchar gritos provenientes de la sala, la puerta se cerró, la pequeña manada de infantes subió las escaleras.

-¡Ay no!- exclame.

-¿Qué pasa?.

-Seguro que mi madre llamó a mi tía y fue a recoger a mi hermano, pero segurísimo que se vino con la manada de sus primos.

-¿Cuántos son? Suena terrible cuando hablas de tus primos- dijo riendo.

-5 si contamos a mi hermano. Son como un remolino, destruyen todo lo que está a su paso. Son unos pequeños diablos.

-No puede ser tan terrible.

-Créeme que si, preferiría meter mi cabeza al inodoro en vez de cuidar toda una tarde a esos niños.

Escuchamos a la manada de niños corriendo por el pasillo, sus risas y gritos eran sonoros, apuesto a que los vecinos los escuchaban.

-Que no entren, que no entren, que no entren- murmuraba mientras no quitaba la mirada de la puerta, Christopher se rió un poco.

Para mi maravillosa suerte la manada de niños entró corriendo y comenzaron a jugar entre ellos tirando algunas cosas. Mi hermano no venía con ellos, seguro que estaba en el baño o prendiendo sus videojuegos para invitarlos a jugar.

-¡Oigan, váyanse a jugar a otro lado!- les grité para que me escucharán, pusieron su mirada én mi y luego en Christopher, para despues susurrar cosas entre ellos y reír.

-¡Son novios- grito uno.

-¡Se besan sus bocas!- grito el otro.

-¡Se pasan el chicle!- grito el otro.

No por favor, no ahora.

-¡Callense o se arrepentiran!- les dije amenazante pero parece que no les hizo ni cosquillas, malditos niños, si seguían gritando se iban arrepentir.

-¡Se tocan sus...

¡Es suficiente!, me paré enseguida y agarré un teni, para posteriormente lanzarselo, todos comenzaron a reír mientra salían corriendo, lamentablemente el teni solo impactó contra la pared. Eran más rápidos que mis reflejos y mi puntería. Me paré y cerré la puerta con seguro. Christopher se rió escandalosamente.

-Vaya que son tremendos- dijo riendo.

-Que vergüenza- le dije en cuanto lo mire- lo siento por lo que gritaban, son...

-No te preocupes- dijo sin importancia- es una canción de la vieja escuela, seguro que nosotros alguna vez también la cantamos.

-Bueno, tienes razon- le dije riendo pero rápidamente mire la puerta al escuchar de nuevo la canción.

-¡Son novios, se besan sus bocas!- cantaban a todo pulmón.

Abrí la puerta y me asomé.

-¡Callense o les juro que se van arrepentir!- les dije enojada pero ellos siguieron cantando más fuerte.

-¡Son novios! ¡Mamá, Tn, esta con un hombre encerrados en su habitación solos y se pasan el chicle!- grito Ángel, uno de los gemelos.

-Es suficiente- dije dirigiéndome a mi tocador y abrir un cajón, de este saque una cinta adhesiva plateada. Me fuí rápidamente hacia afuera.

¡Princeso! - C.V y tú | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora