1| Maldito princeso

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—¡Como sea, no me importa!— grite enojada a mi madre.

Otra insignificante pelea con mi madre pero con eso me basta para echar a perder mi mañana. Me subí a mi motocicleta y me fuí directo hacía la universidad.

El coraje aún lo llevaba recorriendo mi cuerpo provocando acelerar mucho. La sangre se me congeló cuando casi me arrollo un tipo con su auto, frene instantáneamente deseando que no me tocará un solo golpe. El estúpido del auto me empezo a gritar insultándome.

Tenia el corazón agitado, latía con tanta fuerza que podía escucharlo. Comencé a  nivelar mi respiración.

—Diablos— dije para mí.

Comencé a conducir más lento y con más precaución, mi día no pudo empezar peor. Seguía enojada pero prefería no desquitarlo con la velocidad en la que manejaba.

El semáforo se puso en rojo, en ese momento respiré muy hondo para relajarme, el semaforo despues de un corto tiempo cambio nuevamente a verde, antes de que avanzará eché un vistazo a la izquierda topandome con unos ojos cafés.

Un chico de tes blanca, cabello castaño y un poco despeinado, me miraba. Algo raro sentí en mi estómago, seguro es hambre. Avance con mi motocicleta pero ya no sentía enojo alguno, me sentía bien. ¿Qué esta pasando? Ahora aquel castaño no salía de mi mente y no era algo bueno, es más ¿Qué rayos me miraba tanto? Estupido.

Estacione mi motocicleta con las demas, la encadene y me quite el casco, entre rápidamente a la universidad.

(...)

Estaba con mi mejor amiga Alicia comiendo lo que fuera que nos hayan dado las cocineras ¿Por qué estoy comiendo esta mierda sin forma o sabor? Ni yo lo se, el hambre ataca parejo.

Mi mirada rápido se posó en aquella cabellera castaña ¿Es nuevo? Vaya, vaya. Estaba comiendo solo, escuchaba como Jason se burlaba de él como todo hijo de perra que fue, es y será.

—Tn— hablo Alicia.

—¿Qué? Ajá, si claro. Sigue hablando de la política, te escucho.

—No, no me escuchás. Mi entrenamiento ni siquiera tiene que ver con algo tan aburrido como política.

—Perdóname.

—¿Qué onda contigo?— ella miro la dirección que miraba— Un nuevo, nueva perra para, Jason.

—Espero que no.

—¿Desde cuando te importa Tn? Es mas hasta tú ...

—Cállate, no es necesario que me recuerdes esos tiempos y no me preocupo, solo es... es... lastima... pobre nuevo, no sabe que clase de infierno es este maldito lugar.

—Ajá, claro, lo que digas— dijo mientras tomaba de su lata de Coca-Cola.

Mire por ultima vez aquel chico y seguí platicando con Alicia.

(...)

Tome mi moto y arranque, estaba pasando por la entrada de la universidad cuando vi como Matius agarro a aquel blanquito y lo levantaba del suelo. Me acerqué un poco más, parece que estaban tan concentrados en intimidar a su nueva víctima que ni se percataron de mi llegada. Aquel chico se veía como moría de miedo.

—Defiéndete idiota— susurre para mí.

Al ver como aquel chico lo único que hacía era entrar en pánico decidí intervenir.

Genial, otro princeso, víctima perfecta para Jason— pensé.

—O...o...— dijo aquel princeso.

—O este sera el peor día de tu vida Jason— dije detrás de Jason, por fin metiéndome en esa pelea que ni siquiera estaba incluida en ella, ni mucho menos me incumbia.

Todos voltearon y me miraron.

—Que gusto verte, hace mucho que no me saludas, desde...

Antes de decir algo más lo interrumpí.

—Se desde cuando Jason no necesitas recordarlo.

—¿Ahora te enfocas en defender perras?.

—Y tú sigues siendo el mismo hijo de puta, solo te lo diré una vez más y sera la ultima si no quieres que te las rompa, déjalo en paz— hable serenamente pero en cada palabra con amargura siendo muy clara, la verdad ya me estaba cansando y apenas estábamos iniciando.

—Quiero que lo intentes— me contestó burlon, con una sonrisa de medio lado.

Suspire enojada, si algo que odio en esta vida es que me retén, enrrolle la manga de mi chaqueta negra para que vea que yo no estoy de jueguitos.

—Jason no es necesario fingir que eres un super valiente, ya nos conocemos y sabes lo que he hecho con hijos de perra como tú.

—Me encanta cuando hablas rudo, te ves tan malditamente sexy.

—No estoy jugando.

—Ni yo.

—¡Largate de una puta vez! ¡Me conoces perfectamente y estás agotando mi paciencia! Largate de aquí y se inteligente por una vez en tu vida o de verdad me veras enojada Jason. Y no olvides llevarte a tus idiotas detrás de ti— Dije verdaderamente enojada, es un fastidio, mi paciencia es tan poca que explotó en segundos. Sí, un poco de carácter en una chica no le va mal a nadie.

Ellos lo soltaron y lo miraron.

—Nos veremos pronto perrita— le dijo al blanquito, se volteó y me miro— Adiós dulzura.

Paso a un lado mandandome un beso.

—Vete al carajo Jason.

Ellos se fueron, miré al princeso, se ve tan inocente es obvio que nunca había peleado con alguién, un total princeso pero en este lugar no hay de ellos o serán tratados como la diversión del lugar.

—Mira niñito si quieres sobrevivir en este puto lugar debes dejar de comportarte como un animal asustado escondiéndote de todos.

—Pero esos tipos son enormes y yo solo era uno— contesto en su defensa arreglandose la ropa.

—¿Quiéres ser el maldito juguete de aquí?.

—No.

—Ya te di un buen consejo, no querrás pertenecer al grupo de las perras de Jason y su circo, debes ser astuto, ser inteligente no es el fuerte de esos idiotas. Tienes suerte de conocerme en tu primer día, soy Tn.

Me subí a mi moto negra, me coloque el casco y lo miré por ultima vez antes de irme.

—Adiós, princeso.

Arranque a velocidad rápida, normalmente manejo rápido. El estar enojada en mí, no ayuda para nada, hago cosas sin pensar y todo siendo un impulso del enojo.

(...)

Maldito princeso no sales de mi cabeza, maldito princeso.

Me acosté frustada en mi cama ¿Por qué no sale de mi mente? Seguramente es lástima. Eso es, es lástima por él, no sabe en que se metió y se ve tan inocente para ser tratado de esa forma.

¿Por qué carajos me preocupo por él? No es nada mío.

Maldito princeso.

¡Princeso! - C.V y tú | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora