21. ¿Qué te pasa conmigo?

1.9K 349 158
                                    

Con un tono rojo tiñendo su rostro mientras se llevaba las manos a las mejillas, veía su reflejo en el enorme espejo de su espacioso armario. No podía creer que su amiga Nami le haya dejado la falda de uniforme tan corta, y la camisa tan ajustada. Ahora sí se podía apreciar la figura reloj de arena que proyectaba su silueta. Sus piernas torneadas y atléticas no lucían tan mal como ella suponía, al contrario...

—Ay no... —musitó roja de la vergüenza y nerviosismo, y eso que nadie la miraba... aún. Pero es que simplemente no estaba acostumbrada a vestir de esa manera, ya que siempre fue algo conservadora—. ¿Qué voy a hacer? No tengo otro uniforme a la mano, y aunque lo tuviera... las chicas se esforzaron por que me viera linda, no quiero hacerles un desaire. —se veía de pies a cabeza, inconforme.

No tuvo problemas con usar un poquito de maquillaje en cejas y pestañas, y un poco de brillo en los labios, mucho menos con ondular su larga cabellera color castaño medio, diablos, hasta usaría lentillas de contacto ese día, pero de eso a llevar puesta una falda con la que enseñaría todo si fuese a agacharse... la incomodaba. A pesar de todo, le daría una oportunidad a ese cambio tan radical, y si no se sentía bien se lo tendría que hacer saber a sus amigas, porque después de todo... no quería forzarse a ser quien no era.

Salió de su habitación lista para desayunar en familia, justo como su tío lo había pedido hacía unos pocos días. Veía al suelo mientras llevaba sus manos juntas frente a su vientre, como si eso fuese a devolverle el resto de tela faltante en su falda.

«No quiero que Kid me vea...» meditaba nerviosa.

—¿Y por qué es el primero en quien pensé? —se cuestionó a manera de reprensión, estaba un poco sorprendida de sí misma—. ¿Desde cuándo me importa lo que él piense de mí? —inhaló tratando de relajarse—. En fin... no quiero que nadie me mire así pero... ay no... —llegó al comedor, donde su tío se puso de pie al instante en que la vio.

La manera tan repentina en la que Shanks se levantó de la mesa, llamó la atención de Kid, este ni siquiera disimuló su reacción al ver a (Tn) luciendo tan distinta.

Sus medias hasta las rodillas, su falda a poquitos centímetros de apenas llegar a media pierna, su blusa ajustada marcando su silueta, su cabello suelto y ondulado, su flequillo a un lado sin cubrirle gran parte de su rostro, y sin esos lentes que la hacían ver como un ratoncito de biblioteca.

—(Tn)... —dijo Kid al ponerse de pie, de manera atolondrada.

—B-Buenos días Kid, tío, M-Makino-san, K-Kurahadol-san. —les saludó a todos. Estaba nerviosa por la atención recibida, sobre todo... la de Kid.

—Buenos días —respondieron todos, casi con la quijada caída.

—Princesa... ¿eres tú? —inquirió Shanks al acercarse para abrazarla.

—A-ay no... q-qué vergüenza —dijo (Tn) por lo bajo.

—Nada de eso, te ves hermosa mi amor.

—Sin duda es un gran cambio, señorita, si me permite... pienso que le sienta muy bien. —comentó Kurahadol, con una cálida sonrisa.

—(Tn)-san... se ve preciosa —añadió Makino—, ¿no es así, joven Kid?

—Sí —respondió inconscientemente, seguía embobado por ella—, digo, ¡no! —sacudió la cabeza—. Bueno sí —soltó un gruñido al sentirse estúpido, ya que todos lo veían actuar como lo que era obvio: idiotizado.

—Mi amor, no tengo palabras —dijo Shanks al abrazarla fuerte—, romperás muchos corazones —habló tentativamente mirando a Kid, quien frunció el ceño al cruzarse de brazos mirando al suelo, no se explicaba su molestia por el comentario de su papá.

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora