Introducción

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Se veía con ilusión en el espejo de su baño, mientras pensaba en lo que había ocurrido el día anterior en el penthouse de ese hombre... por lo que sonrió inconscientemente al hacerse un moño desordenado y se preparaba para salir. Había decidido tratar de enmendar lo que en varios raros y largos años no había podido ser.

—Quizá si ponemos de nuestra parte, al fin podríamos resolver nuestras diferencias de una vez por todas. Tal vez y sólo tal vez... —miró una pequeña bolsa de regalo que tenía sobre la cómoda—, no sea demasiado tarde. —tenía una chispa de esperanza en su mirar—. Todo tiene arreglo, bueno, al menos eso quiero creer.

Cogió su bolso, sus llaves y el regalo, y se dirigió a la salida de su departamento. Caminaba decidida, definitivamente iba a poner las cartas sobre la mesa, por fin sería capaz de decir todo lo que había estado oprimiendo, y así quizá las cosas tomarían un rumbo distinto. Tal como se supone que deberían ser.

Después de optar por no conducir, pidió un Uber que la llevaría hasta Victoria's building, donde se encontraría con esa persona con la que llevaba casi cinco años en una extraña... ¿relación?

«Espero que no se moleste porque vine sin avisar». Pensó al aprovechar que alguien salía de la recepción, para poder ingresar al lugar.

Tomó el ascensor y presionó el botón que la llevaría hasta el penthouse en el último nivel de aquel lujoso complejo. Su respiración era un tanto rígida, sus piernas temblaban pero valía la pena el malestar, después de todo, lo que hacía era por el bien de sus familias, no por ella ni por él, sin embargo no podía tranquilizar sus nervios y su evidente ansiedad al pensar que le vería.

—No es la gran cosa... —musitó sonrojada con la mirada al suelo. Abrazó la bolsita de regalo y sonrió un poco avergonzada—. Sólo le doy esto —extendió el presente hacia arriba y agachó la cabeza, practicaba como lo entregaría—. ¡Es p-para ti! ¡G-gracias por lo de ayer! —tragó grueso y negó con la cabeza—. Quizá debería irme, soy una inútil en cosas del amor. —se tornó del color de un tomate por lo que acababa de decir—. ¿Am-amor? ¡Ja! ¿Quién p-podría amar a ese id-diota? —suspiró tratando de calmarse.

«Si tanto lo desprecio, ¿por qué siempre... » Pensó al sentir la cara caliente.

Repicó la alarma del ascensor dejándole saber que había llegado al último piso. Ya no había tiempo de arrepentimientos y mucho menos para dudar.

Cuando llegó a la entrada, notó que la puerta estaba abierta, así que entró sin más.
Poco había caminado por la sala cuando escuchó gemidos agitados provenientes de la habitación, y con un horrible punzar en el pecho se armó de valor y decidió entrar.

—Te amo tanto Kid...

—Bon... espe... —Él trataba de hablar pero sus labios eran atacados por los de la mujer que lo besaba sin darle tiempo ni de respirar.

—Hazme tuya de nuevo Kid... —guió las enormes manos del pelirrojo hasta sus pechos desnudos e hizo que los exprimiera—. No hables, sólo tómame... —lo haló del torso y se dejó caer en la cama con él sobre ella.

—Bon... no... espera...

—Olvida el preservativo, nunca lo hemos necesitado de todas maneras. —dijo al tomarlo por detrás de la nuca para comerle los labios.

—Bon... esto no... —intentó protestar, sin embargo ella le rodeó la cadera, acercando sus pelvis para rozar sus intimidades.

—No me hagas esperar más Kid...

—Esto no está bien... —condenó al apartarse. Justamente en ese instante, un leve ruido hizo que Kid volteara y vio a (Tn) parada al pie de la puerta—. ¡(Tn)! —exclamó pálido.

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora