47. Sable de luz

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—¿Estás seguro muchacho? —Inquirió Benn, cruzado de brazos. Se encontraba apoyado en la esquina del escritorio de Shanks.

—Totalmente, tío Benn.

—Hijo, deberías esperar —le aconsejó Shanks—, ustedes acaban de reconciliarse y no creo que sea el momento indi...

—No te preocupes por eso viejo, déjalo en mis manos —le sonrió muy confiado.

—Oye, ¿lo haces de nuevo? —Kid le miró, con una expresión de confusión—. Llamas "tío" a Benn, pero a mí no puedes decirme "papá"?

—Ahora no, viejo —replicó Kid mostrándole la palma de la mano, centrándose en el tema principal—. Tío Benn, —Shanks extendió los brazos hacia los lados, haciendo un gesto de indignación al ser ignorado por su hijo—, tengo todo listo.

—¿Todo?

—Sí.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó Shanks—. ¿No necesitas dinero? Porque no he visto ninguna transacción grande en tus tarjetas de crédito ni en mis cuentas personales.

—Soy un hombre... ya me encargué de eso, Shanks.

—Vaya —dijo el mencionado, orgulloso de su hijo.

Shanks ya sabía todo lo que Kid había estado haciendo en su ocupada semana. De igual manera Benn. Ambos tan sólo fingían ignorancia.

—Entonces sólo faltaría... —insinuó Benn.

—Los detalles que acabo de mencionar —respondió Kid.

—Déjamelo a mí—dijo Benn.

—Yo me encargo de lo otro —comentó Shanks.

—Gracias a ambos —expresó Kid—. Y nuevamente, perdonen lo de hace un rato. En realidad no quería que...

—Yo no vi nada —dijo Shanks al darse la media vuelta, para servirse un poco de vino.

—No sé de qué hablas —manifestó Benn, al tomar asiento.

No fue cómodo ver a su niña a punto de tener sexo, pero ella estaba creciendo, y él sabía que tarde o temprano acabaría entregándose a algún chico. Se sentía agradecido porque al menos Kid fuese el elegido.

Mas tarde Kid fue a tocar la puerta de la habitación de (Tn), y ella le recibió con una sonrisa muy dulce.

—Tengo algo para ti —le comentó muy sonriente.

—¿Qué es? ¿Qué es? —preguntó curiosa y emocionada, dando algunos saltitos para después halarlo de los brazos, y así ver si él ocultaba algo detrás de su espalda.

—No lo traje conmigo tonta —aclaró Kid entre carcajadas al enseñarle las manos vacías. La había engañado, tal cual era su intención. (Tn) soltó un bufido a manera de queja al hacer un puchero, fruncir el ceño, y cruzarse de brazos—. Te lo daré sólo si aceptas hacer una maratón de Star Wars conmigo.

—Bueno —accedió ella, al dibujar una gran sonrisa—, me encanta la idea. Haré palomitas e iré por las sodas.

—No hace falta —dijo Kid al tomarla de la cintura, para llevarla a su habitación—, ya lo tengo todo listo.

—¡Kid! —exclamó entre risas—. ¡Puedo caminar!

—Si pero no se me da la gana que lo hagas. —manifestó al dejarla caer sobre su cama, para comenzar a hacerle cosquillas.

—¡Kid! ¡No! ¡Basta! —pedía con esfuerzo, sin poder respirar apropiadamente a causa de su risa.

Kid sonreía al verla tornarse roja mientras pataleaba y se retorcía como gusano, intentando escapar del tortuoso castigo de las cosquillas. Se lo merecía, definitivamente se lo merecía por hacerlo escribir cosas tan cursis para ella, por tal de que lo perdonara.

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora