71. Un golpe de realidad

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—¿Qué? —musitó (Tn). «Eh, disculpa, ¿quién eres?» le resonaba en su cabeza de manera devastadora. Liberó a Kid de su aplastante abrazo y lo tomó de ambas mejillas—. Es broma, ¿cierto? —le preguntó con una sonrisa quebrada—. Dime que estás jugando. —le pidió, percibiendo extrañeza en sus ojos ámbar—. No juegues así por favor.

—¿Debería saber quién eres? —le cuestionó confundido, frunciendo el ceño.

—¿De verdad... de verdad no sabes quién soy? —le preguntó, sintiendo como si alguien le hubiese estrujado el corazón con una mano. Kid negó en respuesta, muy serio—. ¿Sabes quién eres tú? —inquirió, sin poder verlo claramente. Tenía los ojos inundados de lágrimas—. Respóndeme. —le pidió, con la voz entrecortada.

Eso no podía estar pasando, ¿o sí? Se lamentaba porque sus pocos años cursados en la carrera de medicina no le servían en ese momento, para poder revisarlo y diagnosticarlo ella misma.

—Pues... soy Eustass Kid —contestó consternado al notar el estado emocional de la mujer.

¿Quién era ella y por qué lo veía de esa manera? ¿Por qué lloraba por él, y por qué sentía algo extraño y punzante en el pecho al verla haciéndolo?

—Esto es no puede ser... —murmuró (Tn), bajándose con gran dificultad de la camilla. Su enorme panza le impedía moverse con libertad—. Dime que... dime que sólo me juegas esta broma para castigarme por haberme ido.

—No sé de qué hablas. —le respondió, mirándola retorcerse los dedos de la mano. ¿A qué se debía ese tic por su parte? ¿Y por qué habría de castigarla?

—Vaya... —murmuró (Tn), sonriendo triste. Bajó la mirada y comenzó a esforzarse por ver las puntas redondas de sus zapatillas blancas. Su panza era tan grande que le resultaba difícil esa sencilla tarea. Si lograba bajar la vista hasta ese punto, él no la vería llorar, o eso creía.

Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente mientras sufría en silencio. Entonces, ¿lo que leyó era basura? ¿Ni Kid era consciente de su entorno, y tampoco podía escucharla mientras él permanecía en el coma? Eso tenía sentido.

Se sentía fatal por haber optado creer en las reseñas positivas sobre ese estado, pese a las contradicciones en los estudios de los expertos. Algunos aseguraban que el paciente era consciente de todo, y otros decían que tal cual, éste dormía ajeno de cualquier cosa que aconteciera.

Se barrió las lágrimas y dibujó en su rostro una sonrisa. No importaba que Kid no la reconociera, puesto que encontró consuelo en el hecho de que él al menos había despertado y el coma no se lo había llevado al igual que a su madre.

El resultado del sueño prolongado era para nada alentador, y ya que lo pensaba, ella nunca tomó en consideración el tipo de consecuencias que le traería a Kid, esa pausa forzada a la que su cerebro lo sometió.

—¿Dónde... —le habló dubitativo. La notaba tan mal que se sentía culpable de algo, aunque no sabía con exactitud, de qué—. Disculpa, ¿dónde está Shanks?

—Oh cielos... —murmuró (Tn), cubriéndose la boca con la mano derecha. Al menos no había olvidado a su papá. ¿Hasta dónde recordaba Kid su vida? Eso estaba a punto de averiguarlo—. Dime... —se acercó a él—. ¿Sabes cuántos años tienes? ¿Reconoces el lugar en donde te encuentras?

—¿Diecisiete? —murmuró, mirándose las palmas de las manos—. No, creo que más de diecisiete.

—Oh no... —musitó casi inaudible. Su cerebro había retrocedido muchos años. Bueno, no importaba, existía la posibilidad de que recordara todo, ¿o no?

—Y estoy en mi habitación... —continuó Kid. Miraba a su alrededor—, aunque la han transformado en una especie de enfermería.

—Gracias al cielo.

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora