Epílogo

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Se encontraban acostados en su cama, mirándose frente a frente. Se sonreían recordando el momento tan grato que acababan de pasar junto a sus bisnietos.

No veían las arrugas en la cara del otro y tampoco el cabello blanquecino, mucho menos le prestaban atención a los párpados caídos por la avanzada edad. Ellos se miraban con los ojos del corazón, y todo lo que encontraban en su imagen era la apariencia que tenían cuando eran unos niños enamorados, que comenzaron a vivir ese romance que los hizo feliz, pese a tanta treta y engaño que otros maquinaban por tal de separarlos.

Todos sus sufrimientos eran nada en comparación de los setenta y dos años de matrimonio que fueron cada día mejor que el otro.

No podían creer que hubiesen tenido una larga trayectoria tan feliz.

Ambos pensaban en que el día anterior habían estado allá en el acantilado durante los pocos minutos que su médico les permitió, en los que rememoraron a todos aquellos recuerdos que hasta en ese momento lograban hacerlos sonreír.

Lo único que podían pedirle a la vida era morir dentro de un sueño, así como sus padres lo hicieron hacía muchos años atrás. No querían sufrir el dolor de perder al otro, de modo que rezaban por que el cielo los recogiera a ambos, juntos...

Querían ser lo primero que sus ojos vieran al despertar en el otro mundo para seguir amándose.

Cosecharon muchos éxitos, vieron sus hijos crecer, casarse, y convertirse en abuelos... Se consideraban realmente afortunados al haber vivido rodeados de amor, dicha, salud, y bienestar.

Ahora, les tocaba seguir descansando y disfrutar de su pasatiempo favorito: la compañía del otro.

Adoraban cuando sus enfermeros los acostaban a tomar siestas y se quedaban solos, ya que era el momento en el que se contemplaban como dos locos enamorados.

—Mi lindo duendecillo —dijo Kid, mirándola como quien contemplaba las estrellas. Extendió su mano temblorosa y le acarició la mejilla.

—Mi pie grande... —respondió (Tn), más enamorada que nunca.

—Nuestro tiempo casi se acaba. Dime, ¿fue bueno?

—Fue hermoso..., perfecto. —manifestó, mirándolo como su joven Romeo.

—Y lo seguirá siendo. —aseveró el viejo y cansado pero feliz, Eustass Kid.

—Hasta que mi cuerpo exhale su último aliento.

—Te amo mi tablita.

—Yo te amo más, mi senpai odioso.

Como pudieron, se acomodaron para abrazarse y así dormir temprano. Eran las nueve y media de la noche, cuando Kid de casi noventa y cinco años de edad, junto a (Tn) de noventa y dos, se levantaron de la cama luciendo y sintiéndose como si él tuviera diecisiete y ella casi quince.

Se tomaron de la mano, miraron a los ancianos acostados en la cama, se regalaron una sonrisa y se dieron la media vuelta. Debían ir juntos a casa. Sus padres, sus amigos, y todos aquellos que fueron testigos de su historia de amor... ya los estaban esperando.


FIN

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora