58. Everything's Broken

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—(Tn)... —musitó Sabo al verla llegar. Su corazón se comprimió al notarla ojerosa y con los párpados inflamados.

—No te levantes tonto —le regañó ella, al mirarlo intentando salir de las sábanas. Se sentó en la orilla de la cama y se lanzó a abrazarle.

—Lo siento tanto —manifestó muy sincero. No pudo conciliar el sueño la noche anterior, pensando en ella. Haber hablado sobre la situación a través del móvil, no era suficiente.

—Todo está bien —aseveró (Tn), recuperando la postura, pero Sabo sabía perfectamente que ella le mentía, y que se esforzaba por mostrarse fuerte—. No me veas así —le pidió, enmarcando una pequeña sonrisa de medio lado—. De verdad, estoy bien.

—Me tenías tan preocupado... —murmuró mirándola con afecto. La tomó de la mano y la encerró con gran cariño entre las suyas. Notar esa tristeza latente en sus ojos, sí que le hacía doler en su interior—. No tienes que fingir estar bien, ¿sabes? No conmigo.

—No es que desee fingir, es que quiero intentar estar bien. —sonrió forzadamente. Su voz se había quebrado. Bajó la mirada. Veía sus dedos mientras jugaba con una rosa metálica de color lavanda que colgaba del cobertor de su móvil.

—Todavía la tienes —musitó Sabo, sintiendo un punzar de alegría.

—Siempre. —contestó ella, correspondiendo la sonrisa afectuosa que él le regalaba—. Es muy especial e importante para mí.

(Tn) recordó aquella ocasión, en la que estrelló su móvil contra la pared en el estacionamiento del hospital, cuando su papá le confesó sobre el estado de su madre. La rosa fue lo único en lo que pensó conservar en ese momento de ira, dolor, e impotencia, pues tenía la sensación de que Sabo estaba con ella, confortándola con su alegre sonrisa.

No quería estar sola esa vez, y la compañía de Kid no era una opción.

Gracias a ese colgante, aún mantenía el mismo cobertor, ya que se lo quitó al dispositivo antes de lanzarlo hacia el concreto.

—¿Puedo abrazarte? —inquirió extendiendo los brazos dudosamente.

—Claro que sí tonto —dijo al acercarse. Se dejó ser arrullada con gran ternura. Ella le quería mucho.

—Es mi culpa que estés pasando por esto.

—No. No lo es. —dijo entre sollozos. Lloraba en el pecho de Sabo.

Deseaba contarle cuánto extrañaba a Kid..., cuánto quería verlo, abrazarlo, besarlo, arreglar las cosas con él... pero no podía, sería cruel decirle esas cosas a sabiendas de que estaba enamorado de ella.

En ese momento, tan sólo aceptaría con toda la necesidad del mundo, el cariño que Sabo le brindaba, y la calidez que le transmitía.

—Está de más decir que desmentiré todo. No te dejaré sola.

—Así déjalo Sabo.

—Claro que no. —la tomó de las mejillas. La veía con amor—. No permitiré que tu reputación se manche por culpa de un niño que malinterpretó la situación.

—Sabo... —musitó quebrándose nuevamente, por lo que él volvió a abrazarla fuerte. Ella se aferraba su camisa de pijama de tela de algodón color azul.

—No estás sola. Quienes te queremos, no te dejaremos sola. Jamás.

—Gracias por quererme Sabo. Nunca terminaré de agradecértelo.

—No tienes nada que agradecer. —liberó un largo suspiro tanto de afecto, como de alivio—. Pensé que ya no querrías ser mi amiga.

—No seas tonto. —replicó, recuperando la postura para verlo a los ojos, mientras que ella se limpiaba las mejillas—. ¿Por qué no habría de querer?

Romeo y Julieta... se odian ━━ [Finalizado]《17》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora