El árbitro indica el final del encuentro y comienzan los aplausos y las ovaciones del público formado, la gran mayoría, por los familiares y amigos de los jugadores. Pronto la grada se vacía en cuestión de segundos y el campo queda solitario. Ariana, Eider y Laia permanecen sentadas esperando a que los chicos salgan del vestuario. Han ganado por dos goles a cero, uno de ellos marcado por Louis. Isaac, sin embargo, no ha tenido tanta suerte.
Pocos minutos después salen cambiados de ropa, aunque sudorosos, acompañados por otro de sus compañeros del equipo. Cuando ellas se acercan, el chico se despide.
—Buen partido, Louis —dice el moreno—. Nos vemos, Schnitzler. —Le da una palmada amistosa a Isaac y se adelanta desapareciendo velozmente.
—Felicidades, Tomlinson. —Imita Laia la palmada en la espalda a Louis.
—Gracias —responde él sacudiéndose el pelo húmedo del sudor.
—A ti también, Isaac.
—No intentes quedar bien... Hoy no ha sido mi día —bromea el rubio.
Ariana se mantiene callada y ausente como cada vez que se encuentra en compañía de gente que no son sus amigas, como en segundo plano. Suele estar cómoda en ese plano. Su hermana Eider se esconde tras ella casi con la misma vergüenza, lo que en la pequeña no es tan usual.
—Ey, Eider. ¿Qué tal, guapa? —le pregunta Louis, porque se ha dado cuenta de su timidez.
—Bien —dice ella sonrojada y suelta una risita en voz baja.
—¿Te gustó el partido? —continúa hablando el chico, tratando de hacerle sentir más cómoda.
Ella asiente pasándose los dedos por sus tirabuzones, un tanto coqueta. Ya ha cambiado de actitud, y Ariana se da cuenta rápidamente al mirarla. La mayor de las hermanas pone los ojos en blanco por estar presenciando una escena tan típica de ella.
—No le digas cumplidos, Louis —la advierte Ari—. Esta niña se enamora muy rápidamente. No sabes quién está aquí... —Sonríe ligeramente, pero lo dice totalmente en serio.
Isaac y Laia se echan a reír mientras que Louis se queda con los ojos muy abiertos dejando escapar una sonrisa nerviosa.
—Ten cuidado —insiste Ariana, ya haciendo más visible su tono de broma.
—¡Ari! —se queja Eider enfadada y avergonzada por lo que su hermana está diciendo delante de sus amigos. Incluso da un golpecito en el suelo con un pie para reforzar su idea de molestia.
—Anda, Eider. Vámonos. —Tira de ella con suavidad—. Hasta el lunes, chicos.
—Adiós —dicen los tres a la vez, sincronizados.
Eider, tirada por su hermana, gira la cabeza para mirar a Louis antes de marcharse.
—Adiós, guapa —le repite él, guiñándole un ojo.
—Louis, ya has oído a Ari —interviene Laia—. ¿Y si se enamora de ti de verdad?
—Es muy guapa. Estaría dispuesto a esperarla. —Levanta las cejas y sonríe travieso.
Los tres sueltan una carcajada mientras andan por la calle.
—¿Y Andrea y Zack? Me había parecido verlos —pregunta Isaac de pronto.
—Se fueron desde hace rato —responde Laia, rodando los ojos, haciendo visible su molestia.
Isaac, sin preguntar más, se despide y sigue su camino para llegar a su casa.
Ya solo quedan ellos dos, los mejores amigos, andando el uno al lado del otro. Cuando llegan a casa de Laia, comparten una mirada. Es la hora de despedirse también.
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¿Y si te digo que te quiero?
Fanfic• ¿Qué se puede pedir cuando siempre te han dado prácticamente todo? Pues cariño, tal vez. • Unos padres con recursos han hecho que Laia no tenga que preocuparse por nada en la vida. Parecen la familia perfecta, pero ni se acercan. Creen que se lo h...