VEINTITRÉS

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Miércoles por la tarde. Quedan apenas veinte minutos para que el reloj marque la hora acordada. ¡Está nerviosa!

Se pasea de un lado a otro de la habitación. Revisa su móvil. Se sienta en la cama. Se levanta. Se mira en el espejo. ¿Va bien así? ¿Cómo hay que vestirse para jugar al tenis? Con ropa cómoda, lo primero, y ya la lleva. Unos leggings negros ajustados y una camisa suelta, de color blanco, con transparencias. Es fresquita, y lleva un top negro debajo de ella. Le hubiese gustado llevar otro tipo de conjunto en la primera cita con Dustin, pero van a practicar un deporte así que esta vez no puede lucirse con uno de sus vestidos y tacones.
Espera... ¿Ha dicho «cita»? ¿Es una cita? ¡No lo es! Se está obsesionando. Apenas han empezado a conocerse, no puede gustarle un chico tan pronto. ¿O sí?
Intenta recordar cuando comenzó a gustarle Dylan, su amor platónico. Dylan, Dustin... Tiene un problema con los chicos cuyos nombres empiezan por D.
Dylan no le gustó desde un primer momento, su interés hacia él fue aumentando paulatinamente. Es lo más normal. Prefiere no adelantarse a imaginar sentimientos, pero está ilusionada. Ahora mismo solo el estudiante de fisioterapia ocupa sus pensamientos. ¿Cuánto hace desde la última vez que quedó con un chico en este plan? No lo recuerda. Normal. Nunca ha sucedido. Tuvo su primer y único novio a los trece años. Ni siquiera le gustaba aquel chico. Accedió a salir con él porque Andrea le insistió. No duró más de tres semanas. Desde entonces, nada. Ha tenido la mente ocupada fantaseando con Dylan sin darle la oportunidad a otros chicos. Sin embargo, ahora va a dejarlo de lado y quedará en quince minutos con Dustin. Tiene vedadero interés en conocerlo. Es inteligente, maduro, guapo, interesante, mayor...

Un bip la interrumpe. Acaban de meterla en un chat de grupo.

«¡¡FIESTA MAÑANA!!» es el nombre.

No podía tratarse de otra sino que de Andrea. Louis, Isaac y Ari también forman parte del grupo.
En un mensaje, Andrea explica su plan: salir los cinco mañana por la noche aprovechando que el viernes no hay clase.

Ari: Yo no si podré...

Isaac: Yo a lo mejor tengo que cuidar de mis hermanos.

Andrea: ¡Qué gente más aburrida! ¡Animaos! Ari, te vas preparando el modelito ya mismo.

Laia sonríe al leer la conversación. Sinceramente, no se imagina a Ariana saliendo de fiesta con vestido corto y tacones.
Por otra parte, le alegra estar formando una pandilla entre los cinco. Desde que Andrea ya no tiene novio, se ha unido más a ella y a sus amigos.

Vamos, chicos. ¡Lo pasaremos bien!

Laia anima a los demás.

Trece minutos para las en punto. Tiene que salir ya, no quiere llegar tarde. En trece minutos le da tiempo de ir andando hasta la plaza, donde ha quedado con Dustin. Luego, juntos, irán a las canchas de tenis.

Se mira una vez más en el espejo. Se ha planchado el pelo dejándolo totalmente liso. Tiene rímel y colorete de un tono melocotón. Nada excesivo pero que sí se nota.

Sale de su habitación y baja a la planta inferior. Su padre está sentado en una esquina de la mesa del comedor ojeando un montón de folios esparcidos. Ahora que lo piensa... ¿Cómo va a decirle que le deje ir a una fiesta? ¿Por la noche? Igualmente ya se inventará un excusa para mañana, ahora le toca la de hoy.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora