CINCUENTA Y SEIS

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Es la final de los torneos de fútbol. Todos están en la grada, expectantes; alumnos, profesores, jugadores, y el director que, claramente, no podía faltar. Los jugadores de los dos equipos se preparan. Isaac ha conseguido que el suyo se enfrente en la final contra los de último curso. Todos están ansiosos por comenzar y por ganar delante de todo el instituto. Louis llega abriéndose hueco entre la gente y se dirige a su rincón como coordinador, pero una palmadita en la espalda lo detiene.

-Louis -le habla Jeremy-, enhorabuena por todo esto. Gracias por haber querido formar parte de la actividad, de verdad.

-No hay nada que agradecer -contesta evitando que le vea la cara completamente, porque se aprecia perfectamente la herida en el labio-. No me supone ningún trabajo, al contrario.

-Lo sé, lo sé. He invitado al entrenador del equipo en el que juegas. Ha accedido encantado.

-Ah. -El chico asiente mostrando una sonrisa. Qué buena noticia...

-¿Qué te ha pasado en la cara? -pregunta el hombre al ver la herida.

-Nada importante.

-¿Por qué te has peleado?

«Por tu hija.»

Louis duda, desvía la mirada y niega con la cabeza.

-Está bien, no me lo cuentes. -Levanta las manos y se aleja.

El chico sigue su camino con la cabeza gacha. Cuanta menos gente le vea la cara, menos preguntas tendrá que responder. Llega hasta su lugar y de pronto aparece Gisele. De su cuello cuelga un silbato y lleva el equipaje de su equipo.

-Gisele... -Louis intenta hablar con ella. Lleva intentándolo estos días, sin resultado. Está enfadada con él, y lo comprende. Pero no puede hacer nada al respecto.

-Yo voy a arbitrar la final, quieras o no -espeta ella pasando a su lado.

-Claro. -Una oración. Es un avance-. Oye, Gisele, ¿no crees que...?

-No quiero escucharte, Louis. Hoy es el último día que tendremos que vernos.

-Seguirás en el instituto.

-Pero haré como que no existes.

-No te estás comportando como...

-Te he dicho que no quiero escucharte -lo corta, y se queda mirando su labio inferior, de color morado y con sangre. Reprime las ganas de preguntarle por ello-. Ya no me interesas, que te quede claro.

El chico sonríe de forma contenida.

-No le veo la gracia por ninguna parte -espeta, molesta.

-Y no la tiene.

-Bien, pues déjame en paz.

-Como quieras. -Louis se encoge de hombros y deja que se marche. Ha intentado quedar bien con ella pero ya ha comprobado que es imposible. Ya ha dejado de ir detrás de la chica que le importa, no hará lo contrario con esta.

Echa un vistazo por las gradas repletas en su busca, pero no consigue verla. Hay mucha gente, no es fácil, y tal vez ni siquiera esté. Su cara pierde color al ver a Jeremy a un lado del campo con el entrenador, y con su hijo... Su ojo morado se ve de lejos. Y agradece que no le haya roto la nariz. Lo cierto es que no le habría importado hacerlo, pero hubiera implicado más problemas para él. Se merecía los golpes que le dio, y muchos más.

-Mierda.

Jeremy llama su atención con la mano. Quiere que vaya hasta ellos.

-Mierda. Mierda... -murmura para sí mismo y finge que no pasa nada mientras camina para encontrarse con los tres.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora