—¿Esta mujer aún no sabe que el director es tu padre? —Se levanta con desgana y le tiende la mano a Laia para ayudarla a ponerse en pie. Ella duda al principio, pero finalmente acaba cediendo a coger su mano, suave y fría. La estrecha y la utiliza para impulsarse desde el suelo. Una vez de pie, choca ligeramente contra su hombro y comparten una mirada rápida, Louis sonriendo con complicidad y ella un tanto cohibida con la situación.
El pasillo está solitario, y parece mucho más amplio sin el gentío en los cambios de asignaturas. Caminan solos los dos, dirigiéndose al despacho tal y como les ha ordenado. El chico está tranquilo, es como un paseo más al que está acostumbrado, pero ella no se lo toma con tanta normalidad. Cada vez que avanza un paso, más nerviosa se pone. Ha ido al despacho muchas veces, casi diariamente, pero ninguna de ellas porque la hubieran echado de clase. No está sola y eso le reconforta un poco, pero solo una mínima parte y casi imperceptible. ¿Le esperará una buena bronca una vez que llegue y le explique? ¿La castigará? No tiene ni idea de lo que puede pasar. Tal vez se lo pase por alto por ser su primera vez. ¡Es su padre! Siempre pensó que eso le favorecía en muchas cosas pero ahora no lo tiene tan claro.
—Laia, ¿estás bien? —el chico nota su nerviosismo y le pregunta.
—No, no lo estoy. ¿Qué va a pasar cuando entremos? ¿Nos castigarán? Louis, yo no quiero un castigo —dice, hablando más rápido de lo habitual y empezando a ponerse histérica. Puede que él esté acostumbrado, y puede incluso entender que en su cara aparezca una expresión de diversión, sin embargo para ella tiene poca gracia.
—No te pongas paranoica. Ha sido mi culpa, ¿vale? Tú no has hecho nada. Le diremos lo que ha pasado y luego volveremos a clase. No hemos matado a nadie. —Posa una mano en el hombro de la chica de forma fugaz, para luego retirarla rápidamente. Solo ha sido un gesto con la intención de tranquilizarle.
Ahora sí que le ha empezado a caer mal la profesora de francés, porque ¿qué ha hecho ella realmente? La mujer ha exagerado demasiado y, por su culpa, ahora se encuentra frente a la puerta del despacho del director. Es Louis quien entra primero después de haber llamado con dos toques leves en la madera. Ella suspira y trata de relajarse. Solo se ha reído, no pasará nada. Además, que el castigo posiblemente es lo que menos le preocupa. A ella lo que le inquieta de verdad es lo que pueda pensar su padre.
—Hombre, señor Tomlinson... Cuánto tiempo. —Levanta la cabeza para verle y deja el bolígrafo que sujeta en su mesa, prestándole toda su atención. Casi sonríe. Lo hace con la mirada, por la visita inesperada—. ¿Qué has hecho esta vez?
Louis se da cuenta entonces de que es la primera vez que lo mandan con el director en lo que lleva de este nuevo curso. Le resulta muy cercano el recuerdo de pasarse más tiempo en su despacho que en la propia clase. Lo recuerda con nostalgia incluso. A él le resultaba divertido hacer todo tipo de comentarios y bromas en clase para luego acabar sentado en la silla frente a él charlando sobre su comportamiento. Le llegó a coger cariño a ese lugar, y al "director" en parte. Es evidente que el cariño por el despacho no se hubiera dado si otra persona distinta hubiera ocupado el puesto en lugar del padre de Laia.
—Bueno... —murmura Louis ocultando una sonrisa, y a una chica también. Ella misma es la que se esconde tras él, como si fuera su escudo protector, hasta que decide apartarse y dejarla al descubierto frente a su padre.
—¿Laia? —Sus cejas se alzan de golpe, como un resorte, mostrando sorpresa y confusión—. ¿Qué haces tú aquí?
—¿Hacerte una visita? —Se encoge de hombros enseñando la mejor sonrisa que puede mostrar en ese momento.
Los dos se adentran en la estancia y toman asiento en las sillas acolchadas, sintiéndose sometidos a su mirada expectante. Guardan silencio sin saber muy bien qué hacer o decir, esperando quizás a que sea él quien tome la iniciativa. Es lo que se supone que debería hacer, ¿no?
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¿Y si te digo que te quiero?
Fanfiction• ¿Qué se puede pedir cuando siempre te han dado prácticamente todo? Pues cariño, tal vez. • Unos padres con recursos han hecho que Laia no tenga que preocuparse por nada en la vida. Parecen la familia perfecta, pero ni se acercan. Creen que se lo h...