CINCUENTA Y CINCO

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Andrea viene en su dirección. Su pelo largo en ondas se agita al andar. Tan radiante y aparentemente feliz como siempre. Viste de negro y blanco, colores neutros simples que le sientan muy bien con su piel pálida. Laia, sin embargo, no se ha mirado pero duda mucho de que desprenda la misma alegría que ella. Remueve el chocolate caliente que se ha pedido mientras esperaba a su amiga y le sonríe ligeramente cuando toma asiento en la silla de enfrente.

-¡Hola! -Se acomoda el pelo, deja un bolso negro sobre la mesa y sonríe.

-Hola, Andrea. Pensé que te habías arrepentido de venir.

-¡Claro que no! Es que mi madre no ha querido levantarse del sillón y he tenido que venir andando -explica con fastidio-. Qué ganas de tener un novio con coche.

Laia termina riéndose por la mueca de su amiga. Le resulta extraño y lejano reírse.

-No hace mucho que has salido de una relación bastante complicada, ¿de verdad quieres meterte en otra tan pronto?

-Si tiene coche... -La chica sonríe-. ¿No me has pedido chocolate para mí?

-Como no llegabas, pensé que se enfriaría.

-Voy a pedir entonces -dice y se pone en pie-. Por cierto, traigo noticias frescas.

-¿Qué clase de noticias?

-Unas que no te van a gustar nada.

-¿Qué? -No le da tiempo a preguntar porque Andrea sale disparada al interior de la cafetería. De nuevo, se queda sola en la pequeña mesa circular, viendo a la gente pasar de un lado a otro por la calle, impaciente por esas noticias que no van a gustarle.

La chica de pelo rosa vuelve con una taza entre sus manos. Sopla el contenido tomando asiento.

-¿Y bien? -le pregunta para que cuente de una vez.

-Louis se ha peleado.

-¿Qué dices? -Deja de beber chocolate de inmediato-. ¿Es una broma?

-No lo es. Ha sido hoy en el entrenamiento con el hijo de...

-Kaden -contesta Laia, en shock.

-Sí, ese.

-Dios mío, ¿está bien?

-Louis, sí -afirma Andrea y se toma unos segundos para dar un sorbo-. El otro, no tanto.

-No puede ser... -susurra para sí misma. Un escalofrío recorre su cuerpo al imaginárselo-. Dios, Andrea, ¿cómo te has enterado? Cuéntame todo lo que sepas.

-Bueno, tengo mis contactos. -Sonríe pero en seguida comprende que no es un buen momento para sonreír, especialmente viendo la cara de preocupación de su amiga-. Hace apenas una hora y no sé cuál ha sido el motivo. El caso es que empezó Louis y, en un principio, parecía que Kaden no quería continuar la pelea pero finalmente lo ha hecho. El chico acabó atendido por un enfermero. Sangraba por la nariz y uno de sus ojos... digamos que no estaba nada bien.

Se lleva una mano a la boca. No se lo cree. Louis no es de esa clase de chicos. ¿Qué es lo que le está pasando?

-¿Está bien? -insiste ella.

-Te he dicho que está en el hospital. No sé si el golpe de la nariz será más grave...

-Me refiero a Louis, Andrea.

-Ah, sí. Al parecer solo tiene una herida en el labio -contesta con más calma de la que debería, luego resopla-. Se le fue un poco de las manos... No estoy segura, pero el padre del chico se estaba planteando la posibilidad de echarlo del equipo.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora