SESENTA

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-Oye... -le susurra a la vez que acaricia su pelo.

Lleva minutos abrazada a él, sin decir ni una sola palabra y sin mover apenas un músculo. Ha llegado a pensar que se ha dejado dormir sobre él. No le importaría quedarse así todo el día, pero el caso es que tiene partido dentro de nada, y es el último partido antes de estar dos semanas expulsado por haberle dejado un ojo morado al hijo del entrenador. Su herida del labio está mucho mejor, apenas le duele, sin embargo el ojo de ese capullo tardará mucho más en curarse. Y no le preocupa en absoluto.

-Laia -susurra otra vez. La chica no reacciona, pero sabe que lo está escuchando. Mantiene una mano enredada en su pelo y desciende la otra por su espalda, llegando a la cintura, y acabando por debajo de ella.

-¿Por qué me tocas el culo?

El chico sonríe.

-Al fin reaccionas. Escucha, tengo partido, ¿lo recuerdas?

-Perdona.

Ella se levanta y le tiende la mano para ayudarlo a él. Louis la agarra y cuando se pone en pie le da un beso rápido en los labios.

-Voy a vestirme, ahora sí... -Se dirige al vestidor dejándolo a él en medio de la habitación, pero no por mucho tiempo.

Louis aprovecha para mirar. Se asoma a la puerta del vestidor, de incógnito. Ya se ha puesto un sujetador y ahora se mete una blusa por la cabeza. Qué rapidez.

-¡Ey! ¿Qué haces? -protesta cuando lo descubre espiando.

-Se supone que ya estoy autorizado para mirarte cuando te pones la ropa, ¿no?

-¿Quién te ha dado la autorización?

-Tú, antes. En tu cama.

La chica se sonroja y entonces él comienza a andar hasta ella.

-Oh, no, no... -le advierte y se adelanta para frenarlo. Poniéndole una mano en el pecho, le indica que dé la vuelta-. Fuera. Me da vergüenza.

-Vamos, Laia... ¿Vergüenza por mí?

-Louis, te he dicho que esperes fuera.

-Está bien. -Alza las manos con una sonrisita mientras es empujado por ella.

Cuando se asegura de que se ha quedado en la cama, continúa vistiéndose rápidamente. Una vez que termina, salen de la casa despidiéndose de Vicky, un momento incómodo y tenso para los tres después de lo de antes.

-No voy a poder mirar a tu madre a la cara nunca más.

El chico suelta una carcajada.

-No te preocupes por ella. No piensa mal de ti, sino de mí.

-No quiero causarte problemas.

-¿Más problemas de los que te he causado y te causo yo? No lo creo.

Su sonrisa. La ve más bonita y más tranquilizadora que nunca. Realmente todo en él lo ve diferente. Cuánto le gusta, y cuánto tardó en darse cuenta.

***

Llegan al campo, a tiempo. Andrea y Ariana están ya sentadas en la grada, y la saludan con la mano cuando la ven. Laia les devuelve el saludo con una sonrisa para luego girarse hasta Louis.

-Buena suerte.

-Te dedicaré algún gol.

-¿Das por sentado que marcarás?

-Por supuesto. Estaré dos semanas sin tocar un balón, necesito una despedida a lo grande.

Ella le sonríe, quedándose mirándolo. No podría tener más cara de idiota, lo sabe, pero no puede evitarlo. Louis le sonríe y se da media vuelta para dirigirse al vestuario, pero algo hace que se frene y vuelva sobre sus pasos hasta ella. Coge la cara de Laia entre sus manos y le planta un beso de repente, delante de todos. A Ari, desde la grada, le llega la mandíbula al suelo, mientras que Andrea sonríe satisfecha por poder ver algo así al fin.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora