TREINTA Y TRES

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Las primeras dos palabras que comparten después de dos días. Sinceramente, creyó que no iba a contestarle, porque es lo que se merece.

El timbre suena y todos recogen como si de una competición a contrarreloj se tratase. Ella se lo toma con más calma, sin embargo, cuando se da cuenta, ya Louis ha guardado sus cosas y se está levantando para irse.

Laia se apresura metiendo sus bolígrafos en el estuche pero se le cae al suelo por la rapidez. Lo coge, cierra su mochila y se pone en pie. Echa a correr y cuando sale al pasillo, Louis ha desaparecido. Iba a hablar con él, lo había decidido. No está dispuesta a soportar más horas de clases en ese plan. Pero se ha esfumado, como por arte de magia. Da un suspiro y comienza a andar. Sabe que ya no lo hará. Ahora tendrá tiempo para pensarlo y acabará arrepintiéndose de intentar hablar con él.
Levanta la vista al sentirse observada. Dylan, con su pelo dorado y su bonita sonrisa, la observa a unos pocos metros. Ella le devuelve la sonrisa, desanimada. En cualquier otra ocasión, estaría dando saltitos de alegría porque Dylan le ha sonreído, pero ahora mismo tiene demasiadas preocupaciones en su cabeza.

-Hola.

¿Habla con ella?

-Hola. ¿Qué tal? -le pregunta de forma automática. ¿En qué momento se ha puesto frente a ella?

-Bien, ¿y tú? Quería preguntarte una cosa.

No sabe si ha escuchado bien. A lo mejor necesita una limpieza de oídos.

-¿Qué?

-¿Ya tienes pareja para hacer la representación de francés?

Abre la boca con sorpresa ante su pregunta. ¡Se había olvidado por completo! Tiene que presentarlo este miércoles, y no tiene pareja. Bueno, la tenía, pero la echó de su casa de la peor forma posible.

-¿Eso es un no? -Dylan le sonríe esperando una respuesta.

Ella se queda mirándolo, callada. Su piel ligeramente bronceada, sus ojos grandes color miel, el pelo que le cae un poco por la cara, y las cejas oscuras que quedan tan bien con su cara. Tiene novio, o eso cree, pero ese chico le sigue atrayendo, y es imposible que eso pueda cambiar.

-No, no tengo -responde Laia al fin.

-¿Quieres que lo hagamos juntos? Yo también me he quedado sin pareja.

-Vale. -No se cree que vaya a hacer un trabajo con él, y en francés. Con lo bien que habla Dylan francés.

-Guay. Hoy voy a baloncesto, pero mañana lo tengo libre. ¿Te parece?

Ella asiente con una sonrisa estúpida, y él también le sonríe para luego alejarse por el pasillo.

***

Es la hora del descanso. Ha comprado un dulce relleno de crema en la cafetería del instituto y da sorbos a su botella de té frío mientras busca una mesa en la que sentarse. Andrea, junto a Ari, llama su atención agitando los brazos, entonces Laia se encamina hasta ellas. Y lo ve. Dos mesas antes de llegar a donde Andrea, está Louis sentado. Pero no se encuentra solo; aquella chica de pelo oscuro y bonito cuerpo está sentado junto a él, charlando. Inevitablemente, pasa por su lado sin decir nada y los oye hablando sobre los torneos. Ya sabe quién es. Es su ayudante, ella es Gisele.
Sigue de largo, con disimulo, y llega hasta las chicas. Laia le cuenta a Andrea la cita con Dustin, como le prometió que lo haría, mientras que de vez en cuando mira a aquellos dos de reojo, sin que se le note. Hace poco que se les ha unido Isaac a la mesa de Louis y la morena.
Ari pone atención a las palabras de la chica, fascinada, pero a la vez su mirada refleja desilusión. Sus dos amigas se han percatado de ello y discuten entre ellas, con solo las miradas, quién de las dos va a preguntarle.

¿Y si te digo que te quiero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora