Baja las escaleras en silencio con una mochila al hombro. Frena en seco cuando escucha el murmullo de la televisión del salón. Esconde la mochila tras su espalda y se acerca.
-¡Sam, joder!
-¿Qué? -pregunta desconcertado, sin entender a qué ha venido la exclamación de su hermana.
-Me has asustado.
-Ah. -Se queda mirándola de arriba a abajo-. ¿Adónde... vas?
-¡Shh...! -le advierte Laia llevándose un dedo a los labios, en señal de silencio, y avanza hasta la puerta.
-Oh, Dios... No me creo que vayas a hacer eso... Eres más problemática que yo en la adolescencia.
-¡Tú eras un vago, que no paraba de jugar a videojuegos y comer! ¿Crees que eso es dar problemas?
Sam acaba riéndose y dándole la razón.
-Al menos no le provocaba infartos a papá...
-Calla, anda... -La chica abre la puerta, y se asegura de que ha puesto su llave en el bolsillo.
-Oye, Laia -la llama con más seriedad.
-¿Qué quieres?
-El condón.
-¡Pesado!
Cierra la puerta y sale a toda prisa por la acera.Camina a paso ligero, mirando de vez en cuando hacia detrás y a sus lados. Lo cierto es que le da un poco de miedo la noche en la calle, pero intenta no pensar en ello. No recuerda muy bien el camino que hay que seguir para llegar a su casa, pero sabe que no es difícil dar con el edificio. Entonces se para frente a un cruce. ¿Sigue de frente o a la derecha? Opta por el camino de la derecha, porque le suena que es por esa calle. Confiará en su instinto.
De pronto le sorprende su móvil sonando.
-¿Sí?
-Por ahí no es.
-¿Qué?
Mira a su alrededor como loca, buscándolo, y da con el en la otra acera, por la calle que no escogió. Cuelga la llamada y se apresura para alcanzarlo. Menos mal que salió a encontrarla porque de lo contrario se habría perdido. Se abalanza sobre él para calmar su expresión de advertencia.
-¿Por qué no avisas antes? Podría haber ido a buscarte.
-¿Con el caballo? Porque coche no tienes... -bromea ella, abrazándose a su cuerpo.
-Pues sí, con el caballo.
Ambos sonríen y empiezan a andar entre la oscuridad y la brisa de la noche.
***
-¿Pizza congelada? -pregunta haciendo una mueca de poco agrado.
-Cuando la meta en el horno dejará de estar congelada.
-Ah... No tenía ni idea.
-Solo es la base, el resto es cien por cien fresco -le informa Louis poniendo todos los ingredientes sobre la barra.
-Me quedo más tranquila.
Laia se acerca, quedándose a su lado y empieza a añadir los ingredientes sobre la base de la pizza.
-Esa cebolla puedes guardarla.
-¿Qué? Yo quiero cebolla.
-Pero yo no -insiste ella.
-Y ¿los champiñones?
-Guardalos, también.
-¡No, no, no...! -protesta el chico-. Solo hay una base, así que tú haces tu mitad y yo la mía.
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¿Y si te digo que te quiero?
Fanfiction• ¿Qué se puede pedir cuando siempre te han dado prácticamente todo? Pues cariño, tal vez. • Unos padres con recursos han hecho que Laia no tenga que preocuparse por nada en la vida. Parecen la familia perfecta, pero ni se acercan. Creen que se lo h...