Corren a paso ligero desde el coche hasta la entrada de la hamburguesería evitando mojarse con las gotas que empiezan a caer del cielo. Al entrar, la calefacción enseguida calienta sus cuerpos. Es extraño que el local esté muy poco solicitado siendo un sábado por la noche. Apenas hay unas cuantas personas dispersas en las mesas disfrutando de sus raciones de comida basura.
-¿Dónde nos sentamos? Esto está repleto -ironiza Louis deshaciéndose de la bufanda y de la chaqueta. Su camiseta del Toys R Us por tanto queda al descubierto-. Voy a pedir. ¿Lo de siempre?
-¿Por qué tienes que pedir tú?
-Porque me toca pagar a mí.
-Ese no es un motivo... -murmura ocultando una sonrisa, y finalmente cede encargándose ella de buscar un sitio, lo que no le resulta complicado. Tiene variedad donde elegir.
Pocos minutos después llega Louis sujetando una bandeja cargada con la comida: varias hamburguesas, bolsitas con patatas fritas y vasos extra grandes de refresco, además de variedad de salsas.
-¿Cómo lo llevas con la nueva encargada estirada y malhumorada? -le pregunta para empezar una conversación mientras desenvuelve una hamburguesa, siendo capaz ya de olerla.
-¿Cómo crees? -El chico levanta una ceja dándole un mordisco a la suya.
-Y ¿por qué tiene que haber una encargada ahora? Antes no la había.
-No lo sé. Pero maldita la hora. Sólo lleva un día y ya le caigo fatal. No sé como lo hago, la verdad.
Laia se ríe a la vez que desmonta la hamburguesa pieza por pieza apartando las rodajas de cebollas y el trozo de pepinillo.
-¿Qué estás haciendo?
-Pues quitándole esto. No me gusta.
-¿No te gusta la cebolla? ¿Desde cuándo?
-Desde siempre, Louis. Siempre le he quitado la cebolla a la hamburguesa -dice con obviedad.
-No me había dado cuenta.
-Pero ¿tú en qué mundo vives? -Se echa a reír y comienza a masticar su comida. No es la primera vez que tienen una comida de ese tipo... ¿de verdad no se había dado cuenta?-. A lo mejor es que le gustas.
-¿A quién? -pregunta desconcertado, con la boca llena.
-A tu encargada, la rubia dominante.
Él suelta una carcajada poniéndose la mano en la boca evitando escupir la comida. Ha sido un mal momento para soltar un chiste como ese.
-¿No te gusta? Es atractiva. Podría ser tu Señora Robinson.
-Mi ¿qué? -Sigue con una sonrisa marcada y negando con la cabeza.
-Ya sabes. Tú de sumiso y ella...
-Para. Para -la interrumpe él porque no quiere seguir oyendo semejante comparación-. Que me haces imaginar cosas desagradables.
-Está bien. -Sonríe traviesa optando por dejar ya el tema, aunque es evidente que los dos se quedan un rato pensando en ello.
Mientras comen en silencio, Louis se queda observando con curiosidad a una mujer que está sentada en la mesa contigua, pero que separa ambas por un cristal.
-Mira -le susurra a Laia para que preste atención.
La mujer de unos cuarenta años no para de teclear en su móvil táctil, y cuando lo hace le sonríe a la pantalla. Vuelve a teclear, espera una respuesta, y sonríe de forma más visible y exagerada.
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¿Y si te digo que te quiero?
Fanfiction• ¿Qué se puede pedir cuando siempre te han dado prácticamente todo? Pues cariño, tal vez. • Unos padres con recursos han hecho que Laia no tenga que preocuparse por nada en la vida. Parecen la familia perfecta, pero ni se acercan. Creen que se lo h...