El timbre ha sonado hace unos segundos. El último día de la semana ha llegado. Laia sujeta en sus manos el libro de texto de la primera clase del día: historia. Louis, que camina a su lado, le quita el libro de las manos y se lo coloca sobre la cabeza. El chico ralentiza el paso haciendo equilibrio.
-Deja de hacer el ridículo.
-Prueba tú, si crees que es fácil -contesta él, riéndose. El libro se cae pero consigue cogerlo antes de que llegue al suelo y la chica se lo arrebata con una sonrisa.
-No, gracias.
-¿Qué tal ayer? -pregunta de pronto.
-¿Qué?
-Con tu novio, digo.
Laia se queda callada. ¿De verdad quiere saberlo? Lo mira buscando su expresión. Él mantiene su sonrisa divertida. ¿Es que le divierte la pregunta?
-Bien.
-Qué sosa.
Ella se frena en medio del pasillo.
-¿A qué viene esa cara?
-¿Qué cara? No tengo otra -explica Louis.
-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
-No me hace gracia nada.
-No lo parece.
El chico no borra la sonrisa de su rostro. Vuelve a quitarle el libro poniéndoselo en la cabeza y se adelanta, riendo. Laia se molesta. No entiende a qué viene tanta sonrisita. Si le parece divertido que hable de Dustin pues que no pregunte. Es como si se burlara de algo.
-¡Oye! -exclama y acelera el paso para alcanzarlo-. Me cuentas el chiste y así me río yo también.
-¿No te parece que a veces reirse es lo mejor para afrontar ciertas situaciones?
-No sabría qué decirte.
-Pues yo te daría una idea de lo que podrías decir.
-¿Ah, sí?
-Claro. Por ejemplo... -Louis da un paso y se coloca frente a ella, muy cerca, bajando la vista para mirarla a los ojos. Ella permanece quieta soportándole su mirada azul-. Podrías decirle a tu novio que te he besado, en más de una ocasión, y que pasaste una noche en mi cama, abrazándome.
Le da el libro, pegándolo a su pecho y la chica lo sujeta aguantando la respiración debido a la cercanía.
-Ah, se me olvidaba... -añade, ladeando una sonrisa-. Dile también que te gusta darle besos a la gente mientras duerme.
Y tras una mirada de superioridad y satisfacción por la última frase, se aparta y entra en clase, dejándola sola en el pasillo. Ella suelta el aire, despacio, cerrando los ojos. Creyó que, en cualquier momento, podría besarla otra vez. Cuando está recuperada, se lleva una mano a la cara. Desearía que se la tragase la tierra ahí mismo. No estaba dormido, claro que no lo estaba. Ya le había parecido demasiado rara y forzada la situación en su cama... Pero de verdad parecía que dormía. Tiene ganas de salir corriendo, pero debe coger aire, entrar en clase, sentarse a su lado y fingir normalidad.
Al atravesar el aula, Dylan le sonríe. Ella lo imita, un poco tímida. ¿Por qué han tenido que llegarle tres chicos de golpe? ¿Por qué hace trabajos con su amor platónico ahora? ¿Por qué empieza a saludarla y a sonreirle ahora? ¿Por qué Louis ha tenido que confesarle sus sentimientos ahora? Cuando tiene novio. Quizá si hubiese ocurrido en otro momento... Quizá...
-Pensé que no ibas a entrar -le dice cuando la chica se sienta.
-Eso es más... de tu estilo.
-Ya. -Sonríe.
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¿Y si te digo que te quiero?
Fanfiction• ¿Qué se puede pedir cuando siempre te han dado prácticamente todo? Pues cariño, tal vez. • Unos padres con recursos han hecho que Laia no tenga que preocuparse por nada en la vida. Parecen la familia perfecta, pero ni se acercan. Creen que se lo h...