CAPÍTULO 15 DOBLE SECUESTRO/BUSCANDO PISTAS

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Roberth junto con James, su jefe de sistemas, estaban pendientes uno de su equipo de cómputo y el otro del celular de Damián que había dejado al salir tras el llamado de Alfonso diciéndole que Lidia tenía información para dar con el paradero de los secuestradores.

El teléfono sonó y Roberth contestó haciéndose pasar por Damián. Intentaban rastrear la llamada de los secuestradores, una vez terminada ésta, Roberth se volvió para ver el rostro de James que se había quedado demasiado callado mirando la pantalla, estaba pálido.

_ ¡Carajo! - salió de su estupor. _lo tenemos, pero... no lo vas a creer.

_Dímelo. - lo urgió Roberth.

_ La llamada proviene de la casa de Laura.

Todos se pusieron en alerta, Roberth envío a los escoltas a buscar a Damián que acababa de bajar hacía rato, ahora, que lo pensaba... Mucho rato. Esto ya no le estaba gustando, también se alertó al personal que se había quedado vigilando el exterior del edificio.

De inmediato informaron que nadie había visto a Damián ni había sucedido nada fuera de lo común.

Roberth supo con certeza, en ese momento que Damián estaba en peligro.

*****
Alfonso miraba a través del vidrio de la camioneta, mientras esta avanzaba, no pensó que las cosas se fueran a dar tan fáciles, en esos momentos Leonel y Macario sus cuñados ya deberían estar muy lejos de la casa de Laura, incluso ya deberían estar saliendo de la ciudad, junto con sus familias, incluyendo a Lidia.

Sus órdenes habían sido claras. Después de la llamada al celular de Damián, tenían que salir de ahí y reunirse con él en unos días en la sierra, en la ubicación que él les diera más tarde, él sabía que Damián no llevaría consigo su celular porque todo su equipo de idiotas esperaba la llamada y conociéndolo sabía que ya tendría a un montón de hombres intentando rastrearlo, no lo lograría porque ese viejo teléfono no tenía la tecnología con la que contaban los nuevos, y la llamada no duraría lo suficiente como para que lo consiguieran. Sin embargo, era la distracción perfecta para que cuando menos durante unos minutos no pensaran en Damián y no pusieran atención a su tardanza, eso le daría ventaja, y así había sido, ahora iban camino de la sierra sin ningún contratiempo y sin temor de encontrarse con gente de Santiago ya que la base de operaciones de Rigoberto Salas se encontraba en otro Estado, muy lejos de los dominios de Santiago.

Lo único que empañaba su felicidad, era que una vez más, Laura se había escapado de sus manos, ahora estaba en poder de Rigoberto Salas, los hombres que Rigoberto le había facilitado se la habían llevado sin tomarlo en cuenta a él y él no había podido hacer nada, sólo había podido advertirle que no la tocara y no estaba seguro de que tomara en cuenta sus palabras. Era un desalmado de primera que no le importaba nada, ni nadie.

*****

Lidia miró a través de la ventana de la casa cuando varios hombres la rodearon, estaba asustada, sabía que algo sucedía, no quería vivir más de esa forma, aunque no se involucraba en los asuntos de la familia de su esposo tenía que vivir con ello, sabiendo ciertas cosas y no poder hacer nada, no podía traicionarlo, pero no quería hacerlo más, había estado pensando y casi estaba segura de que el secuestro de su hermana quizás algo tenía que ver con la forma de vida de Alfonso y sus cuñados Macario y Leonel esposos de las hermanas de él.

Por un momento pensó que esa gente la iba a lastimar, pero se sorprendió cuando llamaron a su puerta.

No pensaba abrir, pero no tenía caso resistirse, lo único que lograría sería enojarlos y de todas formas iban a entrar.

Cuando abrió la puerta se sorprendió, ante ella estaba uno de los hombres que estaba presente cuando se reunía con Damián para esperar las llamadas de los secuestradores de Laura. El hecho de que fuera él la tranquilizó, no eran enemigos, pero ¿qué hacía él ahí? Y ¿por qué rodeaban la casa?

_ Señora. - dijo él al estar frente a ella. _buenos días, necesito saber si está su esposo o si se encuentra alguien más en su casa.

Ella negó.

_ ¿Había alguien más con usted? - insistió.

_ Si. - dijo nerviosa. _hace rato estaban mis cuñadas las hermanas de mi esposo, sus esposos y sus hijos, pero se fueron, querían llevarme con ellos, pero no podía irme sin saber de mi hermana.

_ ¿Nos permite pasar? ¿Podemos ver el interior de su casa? - pregunto. No esperaba que se los permitiera y se sorprendió cuando ella se apartó de la puerta dándoles vía libre.

El hizo una seña y sus hombres entraron, se dirigieron hacia las diferentes áreas de la casa observando, sin tocar nada, ella los miraba con ansiedad.

Roberth miró como los observaba inquieta, no creía que ella estuviera implicada, no se lo había parecido la primera vez que la vio y no se lo parecía ahora.

Era una mujer muy hermosa, a pesar de que la angustia la hacía verse demacrada, pensó que si no fuera quien era, quizás hubiera cedido a la atracción que sentía por ella, tenía un aire especial, algo que lo conmovía como ninguna mujer lo había hecho antes y se preguntaba si realmente amaría a su esposo, no entendía como una mujer como ella podía estar con un hombre tan desalmado y desquiciado como él, que secuestraba a su propia cuñada.

_ Su esposo... ¿Desde cuándo no lo ve? - dijo por fin.

_ No pensará que él... - lo miró con angustia y sorpresa.

_ Solo es una pregunta. - se apresuró a contestar. _ pensé que estaría con usted en estos momentos.

_ Después de que se llevaron a Laura, el salió. - sus ojos se inundaron de lágrimas. _la está buscando, igual que ustedes, porque... la siguen buscando, ¿verdad? - lo miró con tal esperanza en su mirada, que deseó poder abrazarla y consolarla.

_ Si seguimos buscándola. - dijo. _por eso estamos aquí. - mintió, no podía decirle que acababan de descubrir que era su esposo el que estaba detrás, no solo del secuestro de su hermana, si no de Damián también, que era un loco maniático que quería dañar a su propio hermano, quizás asesinarlo como lo había intentado también años atrás con Santiago su hermano mayor. _estamos buscando algo que nos dé una pista, quizás algo que la relacione con los secuestradores, creemos que es alguien conocido, buscamos una nota, una carta... Algo... - mintió de nuevo, eso les daría oportunidad de revisar sin que ella sospechara.

Después de varios minutos en que revisaron la casa y verdaderamente no encontraron a nadie, Roberth ordenó a sus hombres retirarse.

_ No debería de quedarse sola aquí. - dijo Roberth desde la puerta cuando estaba por marcharse. ¿Tiene a alguien con quien pueda quedarse?

_ No, no tengo a nadie. - lo miró a los ojos, ese hombre siempre le pareció atractivo, desde la primera vez que lo vio.

En esa ocasión se había preguntado si tendría pareja y si era así, que afortunada debería de ser quien hubiese conquistado su corazón. Ahora volvía a pensar lo mismo, no porque le interesara, sino porque su mirada tan intensa la ponía nerviosa. _ pero aún si hubiera alguien no me iría de este lugar. - dijo., _tengo que estar aquí por si ella regresa o si tratan de comunicarse conmigo.

_ Sigo pensando que no es conveniente que esté sola. -dijo él. _le voy a dejar mi número de celular para que, si necesita algo o sabe algo, no dude en llamarme.

Ella asintió.

Roberth anoto su número y su nombre en un papel y se lo entregó.

Ella lo tomo y lo guardo. Estaba segura de que no lo necesitaría, pero no se lo iba a decir.

Se despidieron y él se marchó.

*****
Roberth se sentía inquieto, se resistía, a dejar a Lidia sola, pero no podía hacer otra cosa, había comprobado que en esa casa efectivamente ya no había nadie más que ella, que quienes habían hecho aquella llamada era alguna de las personas que horas antes había estado ahí, y que ella no tenía nada que ver con eso. Sin embargo, sentía la necesidad de protegerla, aunque a simple vista no había nada de que protegerla.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora