CAPÍTULO 5 NO TE RINDAS

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Hakim miraba espantado las imágenes que a nivel nacional se estaban transmitiendo.

No era posible... su imagen... Su reputación de hombre intachable... ¿Pero qué demonios pasaba?... ¿De dónde había salido todo eso? ¿En qué momento alguien podía haber tomado esos videos o grabado esos audios?

Pegó un brinco cuando su teléfono privado sonó. Con rapidez tomo la llamada.

_ Te advertí que si volvían a atacar el complejo turístico o a alguien de ese lugar te atuvieras a las consecuencias. - dijo aquella voz conocida que le heló la sangre. _ ahora tendrás que dar explicaciones a tu esposa y contentarla si es que es posible, además de explicar a tu gente y a tu pueblo porque el hombre respetable e intachable se mete con prostitutas, creo que las imágenes son demasiado explícitas. Da gracias de que sólo se mostró una de las tantas que tengo, no solo de eso, si no de mucho más. Al menos podrás alegar que fue la primera vez y que solo fue con esa mujer. Te advierto que no estoy jugando y que debes estar más atento a lo que pase en ese centro turístico. Sé que no fuiste tú, pero te advertí que lo tomaría contra ti. Tú decides cual será mi siguiente paso, esto no es nada y lo sabes, la próxima será contra tu carrera política. Asegúrate de que eso no suceda. - la llamada terminó.

Hakim se movió con desesperación por el lugar, ese maldito hombre parecía tener pacto con el diablo, lo peor era que no sabía cómo deshacerse de él, era tanto lo que tenía en su contra, se lo había mostrado en aquella ocasión en que atacó el complejo, pero ahora sabía que tenía mucho más material que el que le había hecho creer y que verdaderamente era capaz de hundirlo, no entendía de qué forma había logrado colarse en los medios de comunicación, si estos eran controlados cien por ciento por el gobierno, pero lo había hecho y esto le hablaba de los alcances que ese hombre tenía y que de verdad acabaría con él si se lo proponía.

*****
Gustavo miró aliviado a su gente, por fortuna nadie había salido lastimado. Las bombas incendiarias que habían sido arrojadas hacia el interior de sus oficinas y hacia varios puntos del complejo, solo habían causado daños materiales.

Por un momento se permitió pensar que los ataques habían terminado, después de que Robert había intervenido y de que por un período de tiempo todo se había mantenido en calma, pero por lo visto no era así.

Ese ataque los había tomado por sorpresa, ciertamente habían bajado la guardia y lo lamentaba, no por él, sino por la gente que laboraba para él. Su secretaria había sufrido un ataque de nervios y varias empleadas estaban histéricas, mientras los hombres se reorganizaban para evaluar los daños y hacer las labores de limpieza para continuar con su trabajo.

_ Lamento haberte metido en esto. - dijo Omar tomando en sus manos algunas hojas llenas de hollín del escritorio de Gustavo.

El removió con el pie los escombros que habían quedado en el suelo, dos sillas de madera habían quedado calcinadas y parte de su escritorio, su laptop había sido dañada, pero tenía respaldo de todo lo que hacía en ella. Y los papeles verdaderamente importantes que tenía, estaban resguardados en la caja fuerte, que no había recibido daño alguno, salvo las manchas oscuras de hollín que la cubrían.

_ Desde que acepté tu oferta, sabía en lo que me metía. - dijo. _ estaba consciente del peligro y la gente que viene conmigo igual, todos estamos conscientes del riesgo que el estar aquí conlleva, ellos pueden regresar a su hogar cuando lo deseen, de hecho, algunos lo han hecho y no pasa nada, los que quedamos sabemos lo que puede suceder y aun así lo aceptamos.

_ No sé qué decirte. - dijo Omar compungido. _ quizás sea hora de parar esto.

_ De cualquiera puedo esperarlo. - dijo Gustavo encarándolo. _menos de ti. No hemos luchado tanto para venir a rendirnos ahora.

_ Tienes razón, pero si alguien muere... no estoy preparado para llevar una muerte en mi conciencia.

_ No sería tu culpa... es nuestra decisión... recuerda eso... - palmeó su espalda intentando darle ánimo.

_ Pensé que podía... - dijo aún abatido. _ sabía que sería difícil, pero la gente está asustada y teme por sus vidas.

_ Es natural, pero no le vamos a dar el gusto a esa gente, saldremos, adelante, los pocos o muchos que quedemos lo lograremos. - lo animó. _mira a tu alrededor, llevamos más de la mitad de avance, sé que lo lograremos, solo no te rindas, la gente tiene sus ojos puestos en ti, tu eres quien los impulsa, y si yo que no soy de aquí y que me marcharé cuando termine no me rindo, menos tú, que eres quien va a estar al frente animando y organizando a tu gente.

Omar sonrió, Gustavo tenía razón, estaban tan cerca de lograrlo, si terminaban la obra, la gente creería en ellos, confiarían y se unirían haciendo frente a sus opresores, sabía que lo podrían lograr.

_Gracias. -dijo. _lo haremos y empezó a remover escombros para limpiar el lugar.

Gustavo sonrió. Sin embargo, ahora estaba en un dilema, necesitaba protección, alguien que no tuviera miedo a esa gente, a los malvivientes que se acercaban a robar, mucho menos a la gente importante que tenían poder para contratar a otros para que destruyeran o desprestigiaran la obra y mucho menos a la gente del gobierno cuyos intereses habían sido tocados por ellos y que estaban ansiosos por destruirlos. Sabía que sólo había una persona tan valiente para hacerlo y tan capaz, el problema era que se resistía, si tan solo hablara con él una vez más, pero ni siquiera sabía en donde localizarlo, intuía por donde se encontraba, pero la última vez que visitó esos lugares casi le cuesta la vida, sin embargo, si lograba su apoyo, bien valdría la pena tomar el riesgo.

*****
Roberth reconoció a Gustavo desde que se empezó a acercar a su refugio, tres hombres lo vigilaban resguardados en la sombra, mientras él permanecía atado de pies y manos bajo el sol candente.

_ ¡QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ! - gritó furioso al llegar a su lado.

Los hombres que lo resguardaban se incorporaron de un salto y se acercaron temerosos ante la ira de Roberth.

_ Esperándote. - lo miró Gustavo como si fuera lo más normal del mundo y estuviera en la sala de su casa esperándolo. Su respiración era entrecortada, su rostro estaba enrojecido y su cuerpo empapado de sudor.

Roberth no disimuló su impaciencia, ese hombre estaba a punto de sufrir un colapso por la insolación y le sonreía como si no pasara nada. No quería que estuviera ahí, sabía lo que buscaba y él no se lo podía dar.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora