CAPÍTULO 59 CHARLA

3.1K 461 13
                                    

_ ¿De verdad te tienes que ir? - dijo Elizabeth mirando con desesperanza a su esposo, que yacía recostado sobre la cama, mirando al techo de la habitación, con los brazos cruzados atrás de su cabeza.

Era de madrugada, ella estaba a su lado.

_ Ya lo he aplazado demasiado. - dijo atrayéndola hacía sí. _ esos hombres deben de estar desesperados.

_ Tienes razón, debe de ser terrible que pasen los días y no saber qué será de ti, sobre todo sabiendo que has hecho enojar a quien te tiene prisionero.

_ Ellos se lo buscaron. - le sonrió a su esposa, generalmente no le contaba lo que hacía, menos ese tipo de cosas, pero en esta ocasión por tratarse de Lidia ella se había involucrado y conocía casi cada detalle de lo que había sucedido.

_ Me alegra que eso esté por terminar. - se inclinó para besar su rostro. Luego acarició su mentón sintiendo su incipiente barba, era su delirio, esa sensación que dejaba en su delicada piel, y lo bien que se veía con ella, lo hacía ver más varonil, más fuerte, más decidido, más rudo, y le gustaba eso, sentirse segura a su lado, sentirse protegida y amada. Lo amaba como estaba segura de que él lo hacía con ella.

_ No deberías de preocuparte por ellos. - la miró Santiago con amor, daba gracias de que en esta ocasión, no tuviera que hacer nada drástico con Román Sánchez, Javier Hernández y sus hombres, en realidad no habían hecho nada grave, no habían lastimado a Lidia, solo se habían equivocado en la forma de querer llegar hasta él y eso había desencadenado lo otro que si había dañado a varias personas, pero aun así, ellos solo habían adelantado lo inevitable, Lucas Salas al igual que su hermano, Rigoberto Salas, siempre habían querido lo que él tenía, incluso desde antes de que su padre muriera. Por desgracia para ellos su afán de perseguirlo los había llevado a la muerte, ya ninguno de los dos le haría la vida imposible y ese era otro asunto por resolver, ahora tenía que tomar posesión del territorio de Lucas, antes de que otro grupo lo hiciera y limpiarlo de toda la basura que había en él, la gente merecía vivir con respeto y dignidad, ahora por fin tendrían paz y si ellos mismos lo permitían, también prosperidad. _ van a estar bien. - dijo mirándola con anhelo, la amaba tanto, no entendía como había sido capaz de lastimarla tiempo atrás, había sido por lo mismo que la amaba, que se había vuelto loco, solo de pensar que ella estuviera con otro, sin embargo, ahora que lo pensaba con la cabeza fría, ella jamás hubiera sido capaz de engañarlo, estaba seguro, aun así, ahora sabía que si por algún motivo ella llegara a enamorarse de otro hombre, no sería capaz de herirla, no lo haría, porque la amaba demasiado, no lo haría porque ella lo había perdonado sin volver jamás a cuestionarlo sobre ese asunto y no lo haría porque la amaba tanto que deseaba verla feliz fuera de la forma que fuera, aún si eso implicaba estar lejos de ella y ella con otro.

La miro con adoración y la atrajo de nuevo hacia sí, ella lo siguió, lo amaba, él era su mundo, su universo junto con su hijo y los momentos en que podía tenerlo los atesoraba como el oro, porque en su mundo cada día podía ser el último que lo tuviera.

Él la besó y ella correspondió, no quería soltarlo, pero sabía que necesitaba marcharse, no solo ella lo necesitaba y estaba consciente de eso, cuando menos ella era afortunada, porque él le pertenecía y siempre volvía.

Unos minutos... Solo unos minutos más se dijeron ambos y se perdieron uno entre los brazos del otro.

*****
_ ¡Cálmate! - dijo Javier a Román, ya estaba fastidiado de verlo dando vueltas sin sentido por la habitación.

_ ¡Ese maldito de Santiago piensa dejarnos morir aquí! - exclamó con irritación.

_ Si pensara dejarnos morir. - rio Javier. _ no nos tuviera en una habitación acondicionada, ni nos daría, agua, ni comida. Sólo piénsalo. - lo miró. _ en primer lugar nos hubiera molido a golpes, nos hubiera atado a algún árbol allá afuera y nos hubiera dejado morir a nuestra suerte, o simplemente nos hubieran metido un tiro en la cabeza. Así que no te estés quejando.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora