Aquí les dejo el siguiente capitulo del minimaratón.
2o. Capítulo de 2CAPÍTULO 64
Roberth se sobrepuso a la ansiedad que sentía. Sus padres habían sido citados ese día, para dar inicio a su tratamiento.Él había, pedido que los llevarán a un lugar en donde pudieran tener privacidad.
Cuando él llegó Justin y Lidia ya se encontraban en el lugar.
Lidia salió a encontrarlo antes de que entrara.
_ ¿Estas, seguro de querer hacerlo? - interrogó ella angustiada. Sabía lo vulnerable que había estado y temía que saliera lastimado, más de lo que ya había sido en el transcurso de su vida.
El la miró, en realidad no estaba seguro y quizás no quisiera hacerlo, pero sabía, que tarde o temprano tendría que hacerlo, en el fondo de su corazón anhelaba escuchar de sus labios un motivo justificable del por qué lo habían abandonado de esa manera, que razón tan poderosa podrían tener unos padres para atreverse a dejar a un niño indefenso en las calles de un país extraño a su suerte. ¿Acaso existía alguna razón? No lo creía, pero tenía que darles el beneficio de la duda.
_ ¡Roberth! - lo llamó ante su silencio.
_ ¡Si! - volvió de sus pensamientos. _ estoy seguro. ¡Vamos!
*****
La pareja se hallaba en un cuarto privado del hospital, habían sido trasladados de una sala común, en donde había más pacientes esperando recibir su tratamiento.Ella se hallaba recostada en una cama, su situación era más delicada que la de él.
Él aún podía resistir, el estar de pie junto a la cama de ella.
El médico había ordenado que trajeran una silla para que tomara asiento. El motivo para trasladarlos a esa habitación privada, les habían informado, era porque la persona que se encargaría de donar todo lo referente a su estadía en el hospital y su tratamiento, deseaba conocerlos.
Frank estaba nervioso, habían sido ya años de sufrimiento y desesperación, años de vagar no sólo por su país, sino por el mundo entero buscando una solución para esto y no sólo no la habían encontrado, si no que la vida del ser que más quería se le escapaba ante sus ojos y a pesar de que había dado todo, hasta quedarse sin nada, no había encontrado ninguna solución, hasta que supo de éste Centro, que no tenía tanto tiempo de estar funcionando y que podía atender a gente sin recursos, nunca pensó que en un inicio serían rechazados porque el aún contaba con liquidez y al parecer era capaz de acudir a un hospital de paga y no absorber los recursos de alguien que si los necesitara.
El problema de ellos no era que no tuviera recursos, si no, que nadie hasta el momento había podido diagnosticarlos y ese hospital se había convertido en su última opción.
Por eso se había propuesto entrar a como diera lugar, incluso mintiendo y haciéndose pasar por otras personas.
Por eso agradecía el haberse encontrado con aquella mujer, que para su fortuna trabajaba ahí y les había tendido la mano, era hermosa, era caritativa y no podía creer junto con su esposa que después de todo lo que habían pasado eso estuviera sucediendo, era una luz en medio de toda la oscuridad vivida ya por varios años, no podían creer cuando los llevó a su casa. Ninguno de los dos pudo evitar un nudo en el estómago al ingresar a esa enorme mansión, era por mucho mejor que en la que ellos habían vivido por tantos años y que ahora ya no les pertenecía, añoraba tanto esos tiempos en los que no tenían nada de qué preocuparse más que gastar el dinero que su empresa tan rentable les redituaba, pero esos tiempos estaban ya muy lejanos y ahora sin su mansión, sin su empresa, sin salud y con el poco dinero que les quedaba, tendrían que ver que hacer para sobrevivir.
Aunque en estos momentos se les estaban solucionando sus problemas inmediatos, en un futuro tendrían que volver a valerse por sí mismos y no estaba seguro de poder lograrlo.
Con desesperación tomó la mano de su esposa, tenía que dejar de pensar en eso, en estos momentos lo importante era que ella se recuperara, estaba ya tan débil, que estaba seguro que, de no haberse encontrado con Lidia, la mujer que les tendió la mano, ella no hubiese soportado mucho tiempo más.
Beso el dorso de su mano y ella le sonrió con debilidad.
Ella se sentía exhausta, estaba agradecida de que él la siguiera amando a pesar de que ya no Lucía hermosa y provocativas como antes, al contrario se sentía débil, fea y vieja, era increíble las vueltas que daba la vida y se preguntó como tantas veces en esos años difíciles, si las cosas hubiesen sido distintas si hubieran conservado a su hijo, quizás él hubiera evitado todo ese calvario por el que habían tenido que pasar, quizás ahora fuera quien se estuviera haciendo cargo de ellos y no tuvieran la angustia de, el que pasará mañana.
¿Y si lo buscaban?, aunque no serviría de nada, era muy probable que su familia adoptiva fuera pobre, el lugar en donde se quedó no se veía muy prospero, aunque para poder adoptar se necesitaba tener recursos, quizás no fuera rico, pero tampoco tan pobre como para no tenderles la mano.Ambos se sobresaltaron cuando la puerta se abrió.
Un hombre alto entró a la habitación junto con Lidia, ella los saludó con un <<buenos días>> el hombre permaneció estático mirándolos. Se veía grande, fuerte, intimidante y esa mirada indescifrable, su rostro serio por fin sonrió, pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos, su mirada era fría.
El médico se adelantó para presentarlos. El hombre permanecía estático, callado.
Un escalofrió los recorrió a los dos, ambos pensaron lo mismo, quizás él se estuviera arrepintiendo de patrocinar su tratamiento.
No podían permitirlo sabían que, si perdían esa oportunidad, no se les presentaría otra.
_ Señor Hunter. - se puso de pie él con rapidez, extendiendo su mano.
_ MI nombre es Richard Smith y ella es mi esposa Susan. Nos alegra tanto conocerlo y poder por fin agradecer todo lo que ha hecho por nosotros. - lo miró buscando su aprobación.
Él no se movió, su rostro inexpresivo parecía una roca.
Lidia lo miró consternada y luego miró hacia la pareja que lo miraban a su vez con cara de angustia.
ESTÁS LEYENDO
CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceRoberth gritó desesperado. _ ¡Sálvala! - extendió el cuerpo inerte de la mujer que amaba. Los brazos del médico la tomaron y él con dolor de su corazón tuvo que entregarla. Se resistía, a hacerlo, como se había resistido toda su vida a hacer lo que...