CAPÍTULO 30 DECLARACIÓN

2.9K 449 18
                                    

_ Aun cuando tú no los conozcas la gente cercana a tu marido o a tus cuñados si te conocen a ti. - dijo una vez estuvieron de nuevo en la habitación.

Si cualquiera de esos grupos hubiese podido llegar hasta ti, ya no estuvieras en este lugar, y te aseguro que no iban a ser buenos contigo. Siendo tan cercana a Santiago, cualquiera querrá tenerte para doblegarlo a él. ¿Entiendes ahora? - la miró con reproche.

Ella no dijo nada, agachó la cabeza, tenía un nudo en la garganta, de pronto era consciente del gran peligro en el que había estado. De no ser por él, una vez más estaría en serios problemas.

_ ¿Ahora si me dirás por qué lo hiciste? - interrogó más calmado.

_ Me engañaste. - dijo ella dolida, no pensabas darme nunca el puesto que prometiste. No entiendo que pretendías con mentirme.

_ Tienes razón. - dijo compungido. _te ofrecí ese puesto sabiendo que no te lo podría dar, pero no pensé que te importara tanto como para abandonar la casa, después de todo había muchas más opciones.

_ No se trata de eso
-dijo ella. _el hecho es que me mentiste, me engañaste y no tengo claro con qué motivo lo hiciste.

_ El único motivo. - dijo él conduciéndola hasta la cama, donde ella tomó asiento, para luego arrastrar una silla, y sentarse enfrente de ella. _es que no quería perderte, quería tenerte cerca de mí.

_ ¿Por qué? - dijo casi en un susurro.

_ Porque me importas. - dijo él tomando su mano. _ me importas mucho y no veía otra forma de que estuvieras cerca, quería que me trataras y que conocieras más de mí.

_ ¿Por qué no pedírmelo? - apartó sus manos de las de él.

_ Porque no hubiera tenido ninguna oportunidad, tu esposo acababa de morir, tu aún lo amabas y estoy seguro de que hubieses rechazado cualquier intento de acercamiento por mi parte, ni siquiera te lo hubieras pensado dos veces antes de rechazarme, ¿cierto?

Ella no contestó. Tenía razón, no le hubiera dado ninguna oportunidad.

_ Tenía que intentar algo y un trabajo era lo único que podías aceptar.

_ ¿Por qué me ofreciste el de Consuelo? ¿Por qué no uno real?

_ Porque no te iba a dar uno de sirvienta en mi propia casa, la casa que quiero que sea tuya, porque si algún día aceptas darme una oportunidad real, tú serás la dueña y señora de ese lugar, no el ama de llaves y te ofrecí ese, porque ibas a estar al lado de Consuelo, ella es y ha sido como una madre para mí.

Lidia lo miró consternada ¿se le estaba declarando? No... Solo estaba hablando a futuro, "Si algún día" había dicho, sin embargo, eso significaba que lo intentaría, no estaba hablando de una aventura, estaba hablando de hacerla dueña de la casa, algo más serio, algo permanente. Sus ojos, se humedecieron, no sabía que decir, no sabía si estaba preparada para otra relación, su corazón aún estaba destrozado y dolido por la muerte y la traición de Alfonso, aun cuando Roberth le provocara tantos sentimientos y tantas emociones con su sola presencia, con sólo el escuchar su voz, con sólo el roce de su mano.

_ Sé que en este momento no puedes pensar en eso. - escuchó de nuevo su voz haciéndola volver a la realidad. _ todo es tan reciente, pero dame la oportunidad de intentarlo, déjame conquistar tu corazón.

Ella lo miró lejana, aun no captaba a cabalidad lo que él estaba diciendo y menos asimilarlo.

_ No me digas que no, regresa conmigo. ¡Por favor! - pidió.

_ ¿En calidad de qué? - dijo por fin.

_ De mi prometida. - dijo él. _ aunque aún no lo seas, no quiero que estés sirviendo en la casa que será tuya.

Ella lo miro consternada, ¿sería capaz de darle una oportunidad? Ese corazón atormentado, ¿estaría dispuesto a rendirse y amar de nuevo?

Podría aceptar su ayuda como su empleada, pero él no la quería sirviendo, ¿y si la contrataba en alguna de sus empresas? ¿Pero de qué? No tenía estudios, apenas si sabía leer y escribir, lo único a lo que podía aspirar era a hacer limpieza y si no quería que lo hiciera en su casa, menos en alguna de sus empresas.

_ Prometo no presionarte, iremos a tu paso, si al final decides que no soy el hombre que esperas o que te conviene, te prometo que te dejo ir. Pero dime que regresas. - tomó de nuevo su mano con una de las suyas y con la otra levanto su rostro con delicadeza.

Ella levantó su mirada y se perdió en esos preciosos ojos que suplicaban su aceptación.

No pudo resistirse y escondió su rostro entre su pecho, sería tonta si no le daba una oportunidad, después de que él ya le había demostrado cuanto le importaba, estaba arriesgando su vida y la de sus hombres por ella, esa gente era mala y vengativa y él se estaba metiendo con tres grupos diferentes del crimen organizado, es lo que ella sabía, quizás fueran más. Nadie arriesgaba su vida solo porque sí, eso hablaba de cuanto le importaba.

Sintió sus brazos rodeándola. Sus ojos se humedecieron, ese hombre era increíble, ¿cómo podía transmitirle paz y seguridad en medio de su propio caos, en medio de sus inseguridades, de sus temores, de su resistencia a rendirse de nuevo al amor? Sintió su beso tierno sobre su cabeza.

Sabía que su corazón ya estaba ligado al de él, aunque él aún no lo supiera y no se lo diría porque ella misma aún estaba asustada de todo lo que estaba pasando, de su propia reacción, de lo que implicaba regresar con él, de que sabía, que tenía que empezar a enterrar su pasado y empezar a darle una oportunidad a su presente.

_ ¿Nos vamos? - dijo el temiendo romper el encanto, pero tenían que salir de ahí, mientas más tiempo pasarán era más grande el riesgo que corrían, y no estaba dispuesto a exponerla más de lo que ya estaba, quienes sabían de su presencia quizás se dieran por vencidos, después de devolverles a sus hombres, pero otros quizás no, esa gente no descansaba.

Ella asintió y se incorporó empacando sus cosas con docilidad, ya había provocado demasiados problemas.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora