Lidia despertó desorientada, se puso de pie con rapidez y un dolor agudo traspasó su costado, se tocó y sintió una venda a su alrededor.
Asustada volvió a la cama, ahora recordaba, hacía una semana que había sido trasladada al rancho de Santiago, <<era lo mejor>> le habían dicho, necesitaba paz y tranquilidad para poder recuperar fuerzas y que sus heridas sanaran.
Pero eso no era lo que le preocupaba, su preocupación era, que no le habían permitido ver a Roberth, su excusa era, que estaban muy lejos de él, y él se estaba recuperando en el hospital.
Sin embargo, ella se preguntaba porque no recibía ni siquiera una llamada, de su parte, eso no era normal, estaba segura de que algo le ocultaban y no era nada bueno, pero no quería pensar lo peor, no soportaría estar sin él, no después de todo lo que pasaron juntos, no después de aprender a amarlo tanto
Angustiada se dejó caer sobre la cama... se sentía débil, necesitaba reponerse para poder marcharse de ahí y acudir en su búsqueda, tenía que saber la verdad.
_ Lidia, me da gusto verte mejor. - dijo Elizabeth entrando a su recamara después de llamar a la puerta. Llevaba una charola con el desayuno. _ te traje esto, tienes que alimentarte bien, para que te recuperes pronto.
_ ¿Para qué quiero recuperarme si no me dejan estar con Roberth? - dijo melancólica.
_ Él se está recuperando. - trató de animarla.
_ Entonces quiero ir con él, me estará necesitando y no estoy a su lado.
_ Estará bien
_ No lo creo, él siempre estuvo a mi lado cuando lo necesité y yo no estoy ahora con él. - sollozó. _ ¡por favor! ¡dime la verdad! ¿Le sucedió algo? ¿Lo sacaron de la mina?
_ Solo puedo decirte que lo sacaron y se está recuperando y el al igual que tú, está esperando a que tú estés bien.
_ ¡No te creo! - reaccionó con molestia. _ no les creo, si estuviera bien, estaría aquí. - sollozó cubriendo su rostro con sus manos.
_algo sucede.Elizabeth la abrazó, no podía consolarla más allá de eso, no podía decirle la verdad y tampoco era capaz de mentirle.
_ Todo va, a estar bien. - la consoló con ternura. _por favor recuperarte y podrás estar con él.
_ ¿Tú me llevaras? - la miró con esperanza.
_ Haré que lo hagan. - prometió.
Lidia supo que había una esperanza, quizás mínima, pero la había. Elizabeth no le estuviera prometiendo eso si no pudiera cumplirlo, al menos sabía con certeza que él estaba con vida.
Tomaría su desayuno y pondría todo de su parte para estar bien, apenas el día anterior Laura se había marchado del rancho, a pesar de estar tan lejos había estado visitándolo constantemente, a veces quedándose por varios días, también Damián había estado al tanto de ella, era un alivio ver cuánto quería Damián a su hermana, por lo menos en ese aspecto podía descansar, ella merecía ser feliz.
*****
Lidia salió a la terraza. Cuando se dio cuenta de la presencia de Santiago y Elizabeth quiso regresarse pero ellos estaban tan absortos que no la sintieron y aunque estaban algo retirados de ella, podía escuchar su conversación.Él le acababa de dar un tierno beso a su esposa, a ella siempre le había llamado la atención esa pareja, él fuerte, grande, decidido, capaz de dirigir y controlar a cientos de hombres cargados de energía y testosterona, y ella tan frágil, tan etérea, tan inocente, una mujer que con su carácter apacible y su hermosa sonrisa lo dominaba mejor que cualquiera de sus hombres más fuertes.
_ ¿Cómo está ella? - lo escuchó preguntar, cuando se separó de Elizabeth.
_ Es normal que esté triste y desesperada, si yo estuviera en su lugar, me hubiera vuelto loca de la desesperación.
_ Por ahora es lo mejor, que no sepa, necesita recuperarse y agarrar fuerzas.
_ ¿Por qué no se lo dicen y ya? - interrogó. _pienso que sería mejor.
_ Mi amor, tenemos que ser pacientes, ella necesita paz y tranquilidad, te prometo que en cuanto esté mejor, más recuperada y más fuerte, entonces yo mismo se lo diré y la llevaré a su lado.
_ ¿Lo prometes? - lo miró agradecida.
_ Sí - dijo besándola de nuevo. _ lo prometo.
_ ¿Decirme qué? - los interrumpió alterada. _ ¿qué es lo que no me pueden decir.
_ ¡Carajo! - se volvió Santiago sorprendido. _ ¿qué haces aquí? - la miró con sobresalto.
_ Lidia vuelve al interior. - se acercó Elizabeth, después de recomponerse de la sorpresa. _aquí está muy frío.
_ No me iré hasta que me digan lo que sucede. - se aferró al brazo de Elizabeth.
_ Te lo diré. - se acercó Santiago tomando el lugar de su esposa y conduciendo a Lidia hasta una de las bancas del lugar. Luego tendió sobre ella una manta que Elizabeth le tendió. _ si prometes que no vas a querer salir corriendo de aquí.
_ Lo prometo. - dijo de inmediato.
_Primero que nada, tengo que decirte que las decisiones que se han tomado hasta ahorita, no son el capricho de nadie, lo hemos hablado bastante, tanto los especialistas, como la gente cercana a Roberth y sus amigos, incluyéndome a mi. Todos coincidimos en que lo que se está haciendo es lo mejor, por el bien de él y por el bien tuyo.
Ella palideció ante sus palabras, esto era más grave de lo que ella pensaba y no estaba segura de poder resistir escuchar la verdad.
_ El... No está muerto... ¿Verdad? - los miro con angustia.
_ No. - dijo Santiago. <<pero es como si lo estuviera>> pensó. _ en estos momentos está internado, recuperándose, pero está en coma.
Ella lo miró con los ojos cristalizado
_ Los médicos no saben qué va a pasar - continuó Santiago, mientras Elizabeth tomaba su mano dándole consuelo. _ él no reacciona a ningún estímulo y ellos no saben si despertará, y si lo hace no están seguros de que quede en buenas condiciones, su cerebro paso mucho tiempo sin oxígeno y su pronóstico no es bueno.
_ Quiero estar con él. - fue lo primero que dijo.
_ Prometiste quedarte. - le recordó Santiago. _ ese lugar no es apto para tu recuperación, solo piensa, entre más pronto estés bien, más pronto estarás a su lado, nadie quiere verlos empeorar, ni a ti, ni a él, ¿me entiendes?
Ella asintió, entendía su punto de vista, pero era tan difícil saberlo y no poder hacer nada.
Sintió los brazos de ambos rodeándolo. Nunca pensó que después de lo sucedido tantos años atrás, algún día ellos estuvieran dándole consuelo y menos transmitiendole ésta clase de amor, éste apoyo incondicional, sabía, que pasara lo que pasara nunca estaría sola de nuevo, ellos no la dejarían y lloró más, los amaba, eran su nueva familia, más que su verdadera familia.
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CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceRoberth gritó desesperado. _ ¡Sálvala! - extendió el cuerpo inerte de la mujer que amaba. Los brazos del médico la tomaron y él con dolor de su corazón tuvo que entregarla. Se resistía, a hacerlo, como se había resistido toda su vida a hacer lo que...