La lluvia era intensa Lidia bajó corriendo del auto, aunque no alcanzó a mojarse, David, que ahora era su guardaespaldas permanente había sacado una sombrilla de no sé dónde y la había acompañado hasta la entrada,
Cuando se volvió hacia él para darle las gracias, miró a una pareja de indigentes que se resguardaba de la lluvia bajo un pequeño cobertizo al otro lado del estacionamiento.
_ Vea si esas personas han comido algo. - dijo ella a David antes de entrar. _ lléveles algo si no lo han hecho. Por favor. - dio la media vuelta y se perdió por la puerta de entrada.
El solo sonrió, no le extrañó, ella era así, no sería la primera ni la última vez que hacía algo semejante. Luego se dedicó a seguir sus instrucciones.
Durante el día Lidia no pudo dejar de sentir ansiedad, el solo pensar que Sara, su supervisora ya no estaba ahí y que todo había sido por su causa le causaba tristeza, y aunque ella había sido la única responsable por sus malas decisiones no le restaba a ella cierto sentimiento de culpa, sabía que si Roberth lo supiera, se molestaría, por eso no se lo diría, más bien se centraría en sobreponerse y dejar ese episodio atrás, después de todo tenía a un maravilloso hombre esperándola y animándola día a día, él era su fuerza y su motor.
Después de terminar su jornada laboral, Lidia, se dirigió hacia la salida, apenas si era consciente de la presencia de su escolta, nadie sabía que Omar, ese nuevo empleado ubicado enfrente de la oficina de Lidia no era cualquier empleado, era su guardaespaldas, quien se encargaba de su seguridad al interior del lugar y adonde ella iba él lo hacía, su misión era no perderla de vista bajo ninguna circunstancia.
Una vez terminada su jornada ella salía y la esperaba David, quien sustituía a Omar.
Esa tarde era el tercer día después de su regreso, miró a su alrededor antes de subir al auto para marcharse a su casa, cuando llamó su atención la misma pareja que días antes había visto por ahí.
_ ¡Señora! - intentó David convencerla de no acercarse a ellos, cuando adivinó sus intenciones. _ No debería...
_ ¡No tardaré! - dijo ella, haciendo caso omiso a su advertencia. _ sólo dame un momento.
Él la siguió situándose a su lado, por ningún motivo la dejaría sola. La pareja no parecía peligrosa, pero él no podía ser descuidado.
El día en que les había dejado algo de comer, lo único que había visto era a una pareja común, algo mayor que no representaba ningún peligro, pero ahora, ella se estaba acercando a ellos y eso era diferente a hacerlo él.
_ ¿Se encuentran bien? - preguntó ella, al acercarse y ver que la mujer se movía con dificultad.
_ En realidad no, contestó el hombre.
_ ¿Vienen al Centro? - señaló el edificio a sus espaldas. _ ¿necesitan ayuda para llegar?
_ La verdad es, que no nos han querido recibir. - dijo el hombre. _ y mi esposa ya no tiene fuerzas.
Ella miró a David suplicante.
Él se alarmó, lo que fuera que ella quisiera, seguramente lo metería en problemas, la prometida de su jefe era un alma caritativa, pero en su inocencia generalmente no veía los peligros de sus acciones.
_ Vamos a llevarlos a su casa. - dijo después de sostener una pequeña charla con ellos.
El accedió sin ganas, presentía que esto no iba a dejar nada bueno.
*****
David no lo podía creer. Cuando Roberth se enterara lo iba a matar.Había anochecido y en esos momentos Lidia estaba instalando a ese hombre y a esa mujer en una de las habitaciones de la casa.
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CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceRoberth gritó desesperado. _ ¡Sálvala! - extendió el cuerpo inerte de la mujer que amaba. Los brazos del médico la tomaron y él con dolor de su corazón tuvo que entregarla. Se resistía, a hacerlo, como se había resistido toda su vida a hacer lo que...