Roberth se alejó de sus hombres, sentía que el aire le faltaba, las cosas se estaban complicando, acababa de recibir la noticia de que los cuerpos de dos mujeres habían sido encontrados sin vida en el territorio en donde se suponía que debería de estar Lidia y su supervisora, la traidora que le había tendido la trampa, no lo lamentaba por ella, pero estaba devastado por Lidia, estaba seguro de que no se trataba de ella, no podía perderla y menos de esa forma.
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Román Sánchez y Javier Hernández se miraron uno al otro, ambos estaban atados de pies y manos y amordazados, los habían subido a una de las camionetas que los hombres de Santiago Moran llevaban.Ninguno de los dos entendía cómo es que las cosas habían salido tan tremendamente mal.
Esa tarde, después de encargarse de la tal Nora y de la mujer que había llevado a Lidia hasta ese lugar, se había comunicado con Santiago Moran, no tenía intenciones de entregársela, la mantendría con él mientras negociaba una serie de tratos con Santiago y su gente. Sabía, que tarde o temprano tendría que devolverla si quería que su alianza con Santiago funcionara, y también sabía, que era muy probable que tuviera éxito en sus negociaciones, porque una vez que Santiago aceptara, aún cuando hubiese sido forzado, él cumpliría, su palabra contaba, era algo que todos sabian
A Román le sorprendió la rapidez con la que Santiago se movió, esa misma noche estaba llegando al lugar, solo como se lo habían exigido, su único acompañante era un hombre joven, ambos fueron revisados en busca de armas, ninguno las portaba.
Román empezó a cavilar lo fácil que sería deshacerse de Santiago Moran, bastaba con que uno de sus hombres le disparara o él mismo lo hiciera y ahí terminaría con la más grande leyenda del crimen organizado y aunque no era su intención terminar con él, se lo estaba pensando muy seriamente, fueron unos segundos, solo unos segundos en los, que sus pensamientos divagaron y en los que perdió la concentración, pero fueron suficientes para que, sabrá Dios de donde aparecieron hombres armados que en cuestión de minutos los tenían a todos sometidos.
No tuvieron oportunidad, y eso no era lo peor, lo peor fue cuando Santiago le exigió le entregara a Lidia, él por supuesto había sido precavido y la había mandado resguardar en otro lugar, sabía lo que podía suceder y aunque en esta ocasión no lo creyó posible, había sucedido, ahora sabía que con Santiago era imposible ponerse al tú por tú, sin embargo, mientras tuviera a Lidia en su poder, no estaba vencido aún. Las negociaciones bien podían continuar.
Aunque permanecía atado junto con sus hombres, se sentía optimista, sin embargo, supo el momento exacto en el que perdió la batalla.
Miró de lejos como el rostro de Santiago se tensaba tras recibir una llamada, luego todos sus hombres al unísono se pusieron en movimiento, no supo cómo lo hizo, él no lo escucho dar ninguna orden, pero todos se empezaron a movilizar.
_ Estás en serios problemas. - dijo Santiago acercándose a ellos. _ Lidia fue secuestrada por el grupo de Lucas Salas y a menos de que la recuperemos puedes darte por muerto tú y tu gente. - dijo con desprecio. _ ¡llévenselos! - ordenó.
El lugar se volvió un caos.
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Nora se estaba dando la gran vida, no tenía que hacer, más que comer, dormir y meterse en la cama con su nuevo amante, Javier era un hombre rudo, malhablado muy atractivo y con mucho poder, nadie osaba discutir sus órdenes y eso que solo era el segundo al mando, él y Román su jefe siempre estaban juntos, se daba cuenta de que existía una gran amistad entre ellos, porque había visto como Román la miraba con deseo y aunque ella en varias ocasiones se le había insinuado, él la había rechazado con hosquedad.Eso la había divertido, con suerte pronto tendría a los dos amigos comiendo de su mano y podría manejarlos a su antojo para sus propósitos.
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Sara y Lidia fueron conducidas al interior de la casa en ese precioso rancho en medio de la Sierra.
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CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomansaRoberth gritó desesperado. _ ¡Sálvala! - extendió el cuerpo inerte de la mujer que amaba. Los brazos del médico la tomaron y él con dolor de su corazón tuvo que entregarla. Se resistía, a hacerlo, como se había resistido toda su vida a hacer lo que...