CAPÍTULO 27 PERMÍTETE SER FELIZ

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Nora miró la información que acababa de recibir.

Estaba furiosa porque una vez más Roberth había puesto a esa mujer por encima de ella.

Después de regresar de su nueva misión, la había mandado llamar, estaba muy serio, demasiado. Luego le advirtió que no se metiera en sus asuntos personales, específicamente en lo concerniente con Lidia, lo que la enfureció aún más.

Esa mujer no se iba a interponer entre ellos, menos después de averiguar quién era en realidad.

¿Sería posible que Roberth no supiera a quien había metido en su casa?

Esa mujer era toda una fichita, al menos su familia.

Para empezar, provenía de la sierra, era una mujer sin educación, había estado casada con un delincuente, tanto su familia como la de él pertenecían al crimen organizado, él había sido asesinado recientemente, al igual que casi toda su familia.

Su hermana había, sido secuestrada en varias ocasiones, al igual que ella, era así como había conocido a Roberth.

Quizás él había, sentido lástima por ella y le había ofrecido trabajo, quizás la estaba considerando para pasar el rato, era probable, esa mujer no estaba a la altura de él, quizás fuera como las demás que habían pasado por su vida desde que lo conocía, una aventura de un rato, nada serio. Después de todo no tenía tanto de que preocuparse, en cuanto le pasara la sensación, la dejaría y ella tendría  el camino libre.

Suspiró aliviada y guardó los documentos con la información bajo llave.

*****
Lidia miró a su alrededor, se encontraba en el jardín de esa hermosa mansión, no entendía porque Roberth tenía tan enorme casa ya que vivía solo y no entendía porque tenía la cantidad de sirvientes con que contaba, no le conocía ningún pariente y no estaba casado, nunca hablaba de su familia, sus padres o hermanos, ella no sabía si los tenía, nadie hablaba de su vida personal y ella no se atrevía a preguntar.

Suspiró con tristeza, era tan diferente la vida a su lado, de la vida que había llevado con Alfonso, aunque ambos vivían en el peligro, no podía comparar el miedo, la angustia, las malas palabras, la gente perversa con la que Alfonso se relacionaba, con la paz, la tranquilidad, las atenciones y las palabras dulces de Roberth, así como sus amigos y el ambiente en el que se desenvolvía.

Se sintió culpable de disfrutar de esto. Y no pudo contener las lágrimas.

Permaneció un momento más y cuando se dio la vuelta para volver al interior choco contra un cuerpo duro.

_ ¡Roberth! - dijo apartándose de inmediato y dándole la espalda, no quería que la viera llorando.

Él se acercó de nuevo y la rodeo con sus fuertes brazos. Su aroma le llegó como un bálsamo.

_ Permíteme quitar esa tristeza que inunda tu alma. - dijo con voz grave posando sus labios sobre su cabeza.

Ella se estremeció, pero no se apartó.

_ ¿Cómo lo harías? - preguntó con voz ahogada.

_ Déjame quererte. - depósito otro beso. _déjame protegerte. - rozo su mejilla con sus labios. _déjame amarte. - la volvió hacia sí mirándola con anhelo.

_ No puedo. - bajó su mirada.

_ Déjame ayudarte a intentarlo.

_ Es que...yo... - dijo entre sollozos.

_ Lo amas aún. - terminó por ella.

_ Estoy confundida.

_ Tienes derecho a rehacer tu vida.

_ ¿Tan pronto? - lo miró consternada.

_ Él está muerto y tú viva.

_ No es fácil olvidar. - se apartó de él.

_ No tienes que olvidar. - se acercó de nuevo. Tu misma lo dijiste en una ocación, que querías recordar lo bueno y olvidar lo malo.

_ ¿Soy egoísta al desear eso? - lo miró con tristeza.

_ No, no lo eres. - tomó su mano encaminándola hacia una banca cercana.

_ El hizo mucho daño. - dijo rechazando sentarse.

_ Lidia. - la tomó de nuevo de la mano llevándola con él a otra área del enorme jardín, enormes árboles circundaban una hermosa fuente. El la abrazo por detrás y la llevó consigo al sentarse en el césped recargándose en el tronco de uno de los árboles. _ eres humana, nadie puede juzgar tus sentimientos.

_ Dime. - dijo con voz quebrada. _ ¿qué crees que diría mi hermana si sabe que lo amé hasta el final, si sabe que no lo puedo odiar del todo?

_ No tiene por qué saberlo. Es algo que solo te pertenece a ti.

_ Es patético. - dijo entre sollozos, él era realmente una persona con el corazón negro, pocas veces lo llegué a ver en su trato con los demás, que no fueran de la familia y aún con ellos era frío y duro, con los demás daba terror ver su comportamiento. - volvió su rostro al de él. _ pero conmigo... - agacho la mirada. _ conmigo era otra persona nunca me trató mal, en contadas ocasiones llego a gritarme, pero me amaba y se esforzó en hacerme feliz, me cuidaba de su propia familia. - sonrió entre lágrimas. _ ¿Cómo iba a imaginar lo que intentaba hacer con mi hermana? - sollozó sin control ¿cómo nunca me di cuenta? ¿Cómo perdonarlo o cómo olvidar eso? - lo miró de nuevo entre lágrimas.

El la abrazó más fuerte.

_ Intentándolo. - dijo acomodando su cabeza en el hueco de su cuello. No olvides esto, él está muerto, ya no hay nada que se pueda hacer, no puedes hablarle, ni enfrentarlo, por fortuna Laura esta bien, él no consiguió lo que se proponía y ahora ella tiene quien la ame y vele por ella, ahora date tu una oportunidad. Busca ser feliz, estoy seguro de que si Laura supiera que te estás torturando por esto te reprendería, te diría lo mismo que yo, déjalo en el pasado, si algún recuerdo vas a tener de él, conserva lo bueno y permítete seguir adelante, permítete ser feliz.

_ ¿tú eres feliz? - lo miró aún con sus ojos llenos de lágrimas.

_ Lo intento, en cierto modo te entiendo, toda mi vida me aferré al pasado, sin embargo, lo dejé, seguí adelante y me aferro al presente, viendo el futuro. Es lo mejor, créeme.

_ Me ofreciste ayuda. ¿Lo harás?

_ Si tú me lo permites... Sí - la miró con ternura limpiando su rostro, las lágrimas aún fluían por él.

Ella asintió, se sentía tranquila, se sentía segura.

_ ¿Puedo besarte? - preguntó sin soltar su rostro.

Ella sólo cerró sus ojos.

El beso fue tierno, cálido, embriagador, ambos lo disfrutaron, ambos deseaban más, pero Roberth supo que no era el momento y con renuencia se separó.

_ Quiero ser parte de tu vida. - dijo con sinceridad. _y que tú seas parte de la mía. Te juro que seré paciente y esperaré a que tu estés lista.

Ella se acomodó entre sus brazos y permanecieron así, sintiendo el calor uno del otro, soñando uno con el otro, sintiéndose parte uno del otro.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora