CAPÍTULO 36 CONFRONTACIÓN

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Lo prometido: el minimaratón. 1 de 2. Espero que sea de su agrado. Bendiciones.

                   CAPÍTULO 36

_ No discutamos. - la tomó de nuevo por la cintura, acercándola a él. _ mientras te decides te trataré como mi prometida y me gustaría que actuaras como tal.

_ No podría estar sin hacer nada. - no intentó separarse, él la había tomado por detrás y ahora besaba con ternura su cuello recogiendo a un lado su sedoso cabello.

_ Hay alternativas. - suspiró, no quería que se alejara, tenía que convencerla de formar parte de su vida, la amaba y no deseaba perderla.

_ ¿Cómo cuáles? - interrogó segura de que no había ninguna.

El dudó en decirle que podría utilizar su tiempo estudiando, preparándose, quizás la ofendiera y pensara que la consideraba poca cosa por su falta de preparación, nada más alejado de la realidad, él la amaba tal cual era, pero no le molestaría que se superara si ella así lo quería, todo era por su propio bien.

_ Hay varios lugares en donde podrías prestar tus servicios. - dijo por fin. _está el Centro Para Mujeres Maltratadas, has estado ahí y conoces un poco su funcionamiento, tenemos una organización que se encarga de ubicar niños y jóvenes de la calle o con dificultades y convencerlos de recibir ayuda, los que aceptan, porque no todos lo hacen. - dijo con tristeza. _ son llevados a un lugar especial, en donde se les da alojamiento, comida y se les capacita para valerse por sí mismos, cuando están listos para enfrentar al mundo, se les proporciona un trabajo acorde a lo que aprendieron y ya depende de ellos que hacer con su vida, algunos se quedan a ayudarnos.

Lidia pudo sentir sus emociones a través de la tensión de su cuerpo, sabía que recordaba su propia vida y estaba segura de que él era el fundador de ese programa.

_ También tenemos otro lugar, es un centro de investigación. Es propiedad de Justin, ahí se atienden pacientes con enfermedades raras que en ningún otro lugar pueden atender, ya sea porque no conocen la enfermedad, porque no la diagnostican correctamente, o porque no tienen los medios para tratarla. Este Centro es muy especial y no se acepta a cualquier paciente, la gente que es recibida, es porque ya agotó todas sus posibilidades y de verdad ya no tiene opciones. Es un lugar que cuesta mucho porque cada paciente significa investigación científica o si ya está diagnosticado generalmente el costo de los tratamientos es muy elevado por lo que siempre se requiere de buscar personas con suficientes recursos, que quieran adoptar a un paciente y cubrir su tratamiento hasta el final.

_ No sé nada de medicina. ¿De qué forma podría colaborar ahí?

_ Es sencillo. - dijo. _ algunos pacientes no logran resistir, otros se curan y otros necesitan tratamiento y cuidados especializados de por vida. Así, que la parte de las donaciones es muy importante y si quisieras ahí podrías desenvolverte bien.

Ella lo miró, se había colocado de frente a él, y sin previo aviso rodeo su cuello y depósito un fugaz beso en sus labios. Lo amaba, lo amaba como nunca pensó hacerlo, era un hombre extraordinario y a pesar de tener un corazón atormentado, al igual que ella, él se había sobrepuesto y luchaba, luchaba con lo que podía para darle a otros lo que él no había tenido por largos, años, era un alma solitaria buscando amor y ella quería dárselo, pero no estaba segura de cómo hacerlo.

Él la atrajo hacia sí y no permitió que se separara de nuevo, respondió a su beso, deseaba más, siempre deseaba más de ella, pero no quería asustarla, con delicadeza se separó.

_ Dime que al menos lo pensarás. - pidió.

_ Lo haré. - dijo refugiándose en sus fuertes brazos, que la acogieron de nuevo.

*****
Durante los siguientes días Lidia, no dejó de pensar en la propuesta de Roberth, le llamaba poderosamente la idea de trabajar con los niños de la calle pero no se sentía capaz, en cambio sabiendo que era tímida e introvertida, sentía que encajaba mejor pidiendo donativos amparada en el anonimato, después de todo estaría detrás de un teléfono, nadie se daría cuenta de sus deficiencias.

Aceptaría, estaría menos tiempo en casa, y se distraería, un poco, Roberth viajaba mucho y las horas le parecían eternas cuando él no estaba, su relación se fortalecía cada vez más, él iba franqueando todas las barreras que ella levantaba y si era sincera deseaba gritarle a su terco corazón que ya dejara toda reserva y se entregara a él, que él no le fallaría.

Se encontraba en el despacho de Roberth, ahora era ella quien hacía la limpieza de ese lugar y de su recamara en lugar de Consuelo, nadie de la servidumbre, excepto ellas dos podían entrar a esos lugares. Ella limpiaba porque quería hacerlo y le había rogado a Consuelo que se lo permitiera.

Esa tarde estaba por terminar, cuando escuchó esa odiosa voz a sus espaldas.

_ ¡Vaya! La sirvienta haciendo su trabajo. - dijo Nora mirándola con desprecio.

_ Roberth no se encuentra en casa. - trato de ignorar su altanería.

_ Lo sé. - dijo con soberbia. _ por si no lo recuerdas, soy su asistente y se en donde se encuentra cada segundo de su día. Me pidió recoger algunas cosas y también necesito hacer un trabajo desde aquí. Así que te voy a pedir que salgas de este lugar.

_ Puedes trabajar mientras yo termino. - dijo ella sin inmutarse.

_ No voy a trabajar con la servidumbre a mi alrededor. - dijo despreciativa. _además el polvo me da alergia, así que sal. - ordenó.

Lidia pensó en negarse, ella no tenía por qué venir a darle órdenes, trabajaba para Roberth, no para ella, pero prefirió no discutir, después de todo, a ella no le importaba hacer el trabajo ahora o después.

Nora miró triunfante como salía del despacho, sabía, que esa mujer no era un obstáculo para ella, jamás estaría a su altura, Roberth solo estaba encaprichado con ella, pero en cuanto se diera cuenta de lo inculta y poca cosa que era, se le pasaría y ella estaría, ahí para él.

Cuando estuvo segura, de que de verdad se había marchado, procedió a hacer aquello a lo que había venido.

*****
Después de media hora Lidia observo de lejos como Nora salía del despacho y sin despedirse de nadie se marchaba. Consuelo estaba a su lado.

_ ¿No habría forma de impedirle la entrada? - comentó.

_ Si el Señor se lo permite. - dijo Consuelo con pesar. _ nosotros no podemos hacer nada para, impedírselo, siempre lo ha hecho, incluso hubo un tiempo en que venía y trabajaban ambos hasta tardé aquí en su despacho y ella se quedaba a dormir... En una de las habitaciones de huéspedes, por supuesto. - agregó al ver la expresión de Lidia. _ Hace tiempo que ya no lo hace.

Ella sintió una punzada de celos. Se preguntó ¿qué más le permitiría Roberth a esa mujer y si en algún momento habían tenido algo que ver?

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora