CAPÍTULO 54 EXPLOSIÓN

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Santiago se dirigió directamente al Ingeniero encargado de la obra.

_ ¿Llegaron hasta ellos? - interrogó.

_ Aún no, pero estamos a nada de hacerlo, ellos ya pueden escucharnos y nosotros a ellos.

Santiago asintió, eso ya lo sabía.

_ Necesito que me digas si hay algún lugar cerca de ellos en donde pueda meter a esta rata. - señaló a Lucas.

_ Me temo que no, tendríamos que crear un acceso especial, a menos que lo dejemos en la bóveda en donde nos reuniremos cuando los, saquemos de dónde están.

_ Está bien. - dijo. _ llévame hasta ese lugar.

_ Es difícil llegar ahí. - dijo con temor de desatar su furia. _ el túnel para llegar es muy estrecho, el lugar es muy reducido y estorbaría para realizar las maniobras de rescate, además retrasaría la obra si tengo que desviar gente para que le hagan un espacio y aparte lo vigilen.

_ Yo haré el espacio y no necesitará vigilancia. - dijo serio. _ solo llévame, yo me encargaré.

Lucas había visto incrédulo como Santiago desaparecía al interior de la mina, no entendía, que se proponía, pero hiciera lo que hiciera él no se rendiría, jamás lo obligaría hacer lo que él quería.

Una hora después, lo veía salir de nuevo, se veía cansado, sucio y sudoroso, pero aun así se dirigió hacia él con paso seguro y mirada firme.

_ ¡Camina! - ordenó.

Sus hombres lo obligaron a seguir a Santiago quien una vez más se dirigió al interior de la mina ante la mirada de todos los presentes, nadie entendía lo que estaba haciendo y mucho menos nadie lo cuestionaría.

_ ¡Estás loco! - exclamó Lucas cuando Santiago literalmente lo obligó a entrar, el túnel era muy estrecho, tenían que ir uno detrás del otro para, poder moverse con facilidad, Santiago iba detrás de él, empujándolo cuando se resistía. Sabía que ya era inútil hacerlo, Santiago no era de los hombres que se rendían y él sabía que no lo haría.

Al llegar miro como prácticamente había cavado un espacio en la pared, donde el cupiera y no estorbara el paso de los demás y con horror vio las cadenas aseguradas a las paredes rocosas.

_ No permitiré que me encadenes como a un animal. - intentó resistirse

Santiago no dijo nada, con facilidad lo domino acercándolo a la pared y poniendo las cadenas en una de sus manos y en sus pies. Luego puso el celular que él había rechazado antes en su mano libre.

_ Cuando te canses de jugar. - lo miró Santiago con seriedad. _ te aconsejo que le marqués a tu hombre. Porque, aunque logre sacar a mi gente tú te quedaras aquí y tu única salvación es, que él detenga esas malditas explosiones y que tus hombres vengan por ti, y como no voy a discutir contigo eternamente, me retiro. Disfruta tu estadía en este lugar.

Dio la media vuelta y se marchó.

Más adelante se escuchaba como los hombres seguían trabajando incansablemente.

Lucas miró asustado a su alrededor, veía pasar a los trabajadores, pero ninguno le prestaba atención a pesar de sus gritos para que lo ayudaran.

Santiago estaba equivocado si pensaba que eso lo iba a obligar a usar ese teléfono, no lo haría.

Santiago miraba desde fuera, había pasado media hora y ese maldito hombre seguía en su terquedad, hacía unos minutos que se había escuchado otra detonación, consternado se dio cuenta de que se estaban sucediendo más seguido, quizás en lugar de pararlas había ordenado que las apresurara, no lo sabía, pero era el riesgo que había tenido que correr al entregarle el celular, tenía que intentarlo.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora