CAPÍTULO 61 ¡ESTÁS BIEN!

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Lidia corrió asustada en cuanto el elevador se detuvo y abrió sus pesadas puertas.

Lo primero que vio fue a los amigos de Roberth afuera, en el pasillo, todos con el celular en su oído, luego su mirada notó el gran movimiento que había en el lugar, médicos y enfermeras entrando y saliendo con prisa de la habitación, sintió que las fuerzas le fallaban, instintivamente se recargó en la fría pared del largo pasillo, en ese momento su mirada se cruzó con la de Santiago, de momento no supo descifrar lo que sus ojos le decían, luego Gustavo y Lorenzo se percataron también de su presencia, todos apartaron sus celulares y los tres a una se apresuraron a llegar hasta ella.

_ ¡Dios mío! - alcanzó a decir antes de derrumbarse, no alcanzó a llegar al suelo cuando sintió que varios pares de manos la sostenían. La cabeza le daba vueltas y sentía náuseas, estaba desesperada, pero no quería escuchar lo que le tenían que decir. No quería escucharlo.

_ ¡Está bien Lidia! - escuchó la voz lejana de Gustavo.

_ ¡Despertó! - alcanzó a ver la mirada feliz de Santiago, quien la sostenía entre sus brazos. _ ¡está bien!, ¡no hace más que preguntar por ti!

Ella los miró y no pudo contener el llanto. Estaba vivo, estaba bien y estaba despierto. Quiso ir a su lado, pero no se lo permitieron.

_ Lo están evaluando. - dijo Gustavo. No lo podremos ver en un buen rato, pero Justin está con él, él nos dirá como está. - la tranquilizó.

*****
Roberth despertó, estaba desorientado, su último recuerdo era el rostro pálido y desencajado de Lidia y su cuerpo inerte siendo elevado para ser sacado del interior de la mina. Intentó incorporarse, tenía que intentar salir para ir tras ella, pero se dió cuenta de que su cuerpo estaba rodeado de cables y mangueras que le restaban movilidad, miró a su alrededor y se dió cuenta de que no se hallaba al interior de la mina, el lugar parecía ser más bien un cuarto de hospital, y el sonido... Ese sonido que lo aturdida. Sentía su cuerpo pesado, todo lo veía como si fuera en cámara lenta. Observó como una enfermera lo miraba sorprendida, luego apretaba el botón de emergencia que se hallaba cerca de su cama y de inmediato se veía rodeado de gente... Médicos y enfermeras al parecer, y entre ellos no podía faltar Justin.

_ ¡Volviste amigo! - fue lo primero que dijo mirándolo con una amplia sonrisa.

_ ¿En dónde está ella? - ignoró la alegría, de su amigo. _ ¿cómo está?

_ Está bien. - no perdió su sonrisa. _ está afuera, esperándote.

_ ¿Puedo verla? - intentó incorporarse.

_ Podrás hacerlo. - lo contuvo Justin. _pero no en éste momento, primero tenemos que evaluarte.

_ ¡Estoy bien! - intentó levantarse de nuevo.

_ ¡Roberth! - lo miró con impaciencia volviéndolo a la cama. _no nos la pongas difícil, es algo que tenemos que hacer para poder darte el alta.

Roberth supo que Justin no lo dejaría salir si no estaba seguro de que ya no corría peligro, aun cuando él se sintiera bien, se dió cuenta de que podía mover su pierna sin dolor y sus costillas tampoco dolían ya. _ sólo déjame verla por un minuto. - suplicó. _luego te prometo que haré todo lo que me digan.

_ La traeré. - dijo. _si permites que primero te hagamos una revisión rápida.

El asintió, haría cualquier cosa con tal de verla de nuevo y constatar que de verdad se hallaba bien.

Todos se movieron con rapidez y en cuestión de minutos habían terminado, y tras la petición de Justin todo el equipo salió de la habitación incluido él.

Momentos después regresó, pero no lo hizo solo, ella estaba parada a su lado mirándolo con incredulidad, su rostro estaba lloroso.

Luego observó cómo se acercaba a él y con ansiedad lo abrazaba con fuerza.

_ ¡Estás bien...! ¡Estás bien...! - la escuchó repetir mientras sentía sus delicados brazos a su alrededor

Él la abrazó, aun cuando sus brazos le dolían y los instrumentos conectados a ellos le impedía una libre movilidad.

_ ¡MI pequeña! - dijo con amor. _¡tú también estás bien! _ ¡no tienes idea de lo que me dolió dejarte ir!

_ Y a mí, el no saber de ti. - dijo entre lágrimas. _ y luego saber que no despertabas... Pero ya estás aquí. - apretó su abrazo. _ Ya estás aquí y quiero que sepas que te amo y que quiero que nos casemos en cuanto tú digas. No soportaría perderte.

Él no podía creer lo que estaba escuchando, ella le estaba pidiendo casarse cuando él lo dijera, aun cuando sabía, que si por él fuera ya lo estarían desde hacía mucho tiempo atrás.

_ ¡Lo haremos! - acarició con ternura su espalda. _ en cuanto salga de este lugar prepararemos todo, te lo prometo. - depositó un beso sobre su cabeza. _ te amo. - la miró a los ojos. _ te amo más que a nada en la vida. - besó su rostro con amor, luego descendió hacia sus labios y los tomó con delicadeza. Era la sensación más dulce y exquisita que hubiese sentido jamás, si algún día, alguien le hubiese dicho que él obtendría el amor, que tendría a su lado a una mujer tan maravillosa  que lo amara y le hiciera sentir lo que estaba sintiendo ahora, se hubiera reído en su cara. Sin embargo, era real, el amor que esa hermosa mujer le ofrecía y le daba, era real.

Ella se acomodó sobre su pecho, se sentía tan confortable, era maravilloso escuchar los latidos de su corazón, después de pensar que jamás lo volvería a tener a su lado o de que si lo hacía quizás fuera como un ser inerte, vegetativo, sin voluntad y sin conciencia, inmovilizado. Eran tantos los escenarios que se habían presentado a su mente que no podía dejar de dar gracias por la dicha de tenerlo en completa salud, quizás no tan fuerte y vigoroso como siempre, aunque pronto lo estaría de nuevo, de eso estaba segura.

*****
Roberth respiró aliviado, por fin después de dos meses, estaba de nuevo en su casa, los médicos le habían recomendado reposo y él pensaba hacerlo, no porque lo necesitara ni lo deseara, sino porque era el pretexto perfecto para estar al lado de Lidia, quería planear su boda y quería hacerlo rápido, aun temía que ella se arrepintiera, aunque ahora estaba seguro del amor de ella hacia él, pero con las mujeres nunca se sabía.

Después de dos semanas, ambos estaban listos y decididos para unir sus vidas, lo harían dentro de tres semanas más, mientras tanto, los dos regresarían a sus respectivas actividades.

Lidia había decidido regresar a su trabajo, aún cuando Roberth le había dado la opción de dejarlo o de acomodarla en algún otro sitio, sin embargo, ella deseaba probarse a sí misma que podía hacerlo, que podía ser fuerte y sobreponerse a cualquier dificultad que le surgiera, quería hacerlo por ella, pero más que nada por él, quería ser fuerte y valiente por él, porque él lo era y seguro apreciaría tener a su lado a una mujer que lo apoyara y lo siguiera, no una que lo anclara y lo estancara a causa de sus temores e inseguridades.

A estas alturas sabía que él no la dejaría, su amor era tan grande, tan sincero y tan sólido que estaba segura de que primero se sacrificaría antes que renunciar a ella y eso la conmovía y la impulsaba a buscar superarse y a hacer lo que fuera para estar a su altura, quería que él llegara a sentirse orgulloso de ella, tanto como ella lo estaba de él, porque lo amaba, porque tampoco ella lo dejaría.

NOTA :
En agradecimiento a mis apreciados lectores y lectoras, y para compensar los tiempos de espera y angustia (jejeje) en el transcurso de estos días subiré dos minimaratónes de dos capítulos cada uno. Ya estamos en la recta final. Espero que cada capítulo sea de su agrado.
Gracias por su apoyo.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora