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—¿Sigues enojado?

USA le dio la espalda.

—Solo fue un chocolate.

—Te hice ese chocolate y lo tiraste —acusó con frialdad.

—Creí que era basura.

—¡¿Basura?! —USA enfureció—. ¡Pasé tres horas dándole forma! El dulce perfecto para que te gustara, tallando cuidadosamente para escribir tus iniciales y... —su pecho dolió—. Solo... —tensó sus hombros—. No lo envolví correctamente porque fui a buscar el papel perfecto... Solo le faltaba la envoltura... —tembló—. Lo envolví con aluminio para que no lo vieras hasta que yo...

—América, lo siento.

—Quise darte un chocolate semi amargo porque sí... ¡Y tú lo tiraste a la basura! —empezó a llorar.

Porque dolía. Aunque para todos fuera algo sin importancia, para él lo fue todo en esa tarde bonita y amarga.

—América, no lo sabía.

—No importa... Nunca importa... —se limpió las mejillas, su voz tembló—. De todas formas, nunca le das importancia a mis detalles —restregó sus mejillas—. Voy a salir un rato.

Caminó al apuro, porque odiaba que lo vieran llorando, destruido y vulnerable.

—Espera, no te pongas así.

—Necesito estar solo un rato. No me esperes despierto, Rusia... —hipó—. Es más... No me esperes

Se fue azotando la puerta, bajando las escaleras casi corriendo, limpiándose la cara con rabia, tratando de ahogar sus sollozos.

Odiaba sentirse así.

Destellos [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora