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—Esta es una guerra y por eso debo ser un hombre.

USA miraba a aquellos niños, les sonreía, suspiraba y se resignaba a su corazón de gelatina que ya crió a una agencia.

—Pero ustedes me inspiran a ser una señorita.

Cambiaba de forma para esos niños, por ellos y para ellos. Tomaba su forma femenina, de contextura llenita y cálida porque aquellas colonias necesitaban escuchar un arrullo suave de vez en cuando.

Cuando estaba segura de que URSS estaba completamente ocupado en reuniones, USA se volvía una doncella que contaba cuentos y cantaba una canción de cuna.

—¿Por qué no se queda así? —Rusia miraba con devoción a la americana.

—No puedo, Rusky —le acariciaba la cabecita—. Tengo deberes que cumplir... Y con esta forma no puedo hacerlo.

—¿Algún día podré bailar con usted así?

—Claro, cariño —sonrió—. Algún día. Pero por ahora debo irme.

Rusia no olvidaba la sonrisa de aquella figura femenina, y se impresionaba cada vez que despertaba y veía a la figura masculina que denotaba fuerza y fiereza a la par que su padre.

Siempre creyó que era magia.

Pero después fue México quien le explicó que era una habilidad de countrys centenarios y sabios.

Destellos [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora