Destellos [USA x Rusia]

44.

—Señor América.

—Dime, Honey.

Es que ese niño se le hacía muy hermoso, porque le recordaba a su baby Canadá.

Estar lejos de casa le estaba afectando el cerebro, lo reconocía.

—¿Usted está casado?

—¡Claro!

Casi suelta una carcajada al ver la decepción de esos ojitos grises, pero se controló para acuclillarse y explicarle.

—Estoy casado con mi soltería, baby.

—Eso no es estar casado.

—Sí lo es.

—No lo es.

—Sí lo es.

—No lo es.

—¿Quién es el adulto aquí? —Rusia lo señaló—. Entonces yo tengo la razón, y sí estoy casado, baby.

USA escuchó reír al chiquillo y sonrió. El niño era muy honesto, al contrario de la bestia estresada del padre.

—Usted no está casado —añadió—. ¿Pero no quiere estarlo?

—¿Por qué querría estarlo?

—Porque así tendría mucho amor.

—¿Me estás proponiendo algo, honey?

—No ahora —sonrió opacando su leve sonrojo— porque estoy chiquito.

—Awwww, ¿me estás coqueteando? —le acarició la cabecita.

—Tal vez.

—Awww... Mi primer pretendiente de ocho años.

USA no pudo evitar abrazar a ese pequeño Country en vía de desarrollo, restregó su mejilla con la ajena y escuchó esas risitas agudizadas por la edad.

Ya quería contarle su aventura a Canadá... Pero primero debía sobrevivir... Porque URSS no se tomó aquello demasiado bien.