Destellos [USA x Rusia]

101.

—My baby love.

—No sé por qué te sigo cuidando cuando caes ebrio —suspiró Rusia mientras apretaba más su agarre.

—You love me.

—No.

—Tú sabes que sí, baby.

—No.

—Me amas —sonrió.

—No —gruñó bajito.

—¿No?

—No.

El rostro serio de Rusia hizo que el americano detuviera su caminar y empujara al eslavo.

Recogió toda su dignidad y ocultó sus lágrimas.

Lágrimas de un ebrio que acababa de ser rechazado.

Estaba tan dolido en ese momento que tambaleando se encaminó al lado opuesto de Rusia.

—Por favor —suspiró Rusia—. Vuelve aquí —ordenó con fastidio.

—¡No!

—¡Que vuelvas!

—Si no me amas o me quieres, o por lo menos te gusto un poquito... ¡lárgate! —apretó los labios—. Maldito comunista.

—¡Bien! —estaba harto.

—¡Genial!

USA no estaba bien, no en ese momento y no después. Porque no detuvieron su andar, no le dieron la contra y lo dejaron a su suerte.

Porque se hartaron de él.

Ni siquiera le importó haber despertado en un hospital, le dolía más el haber sido abandonado que cualquier hueso roto o hematoma.

—Lo siento, Ame —Canadá fue quien lo recibió cuando despertó—. No llegué a tiempo —aun sollozaba y estaba preocupado.

—No importa —intentó no llorar—. Gracias, sweetie.

—Rusia me llamó —se limpió las lágrimas e intentó mantener la calma—. Me dijo dónde estabas... y te estuvo vigilando de lejos.

—Mentira.

—Ame...

—¿Fue un auto? —quiso cambiar el tema.

—Sí —suspiró—. Cruzaste sin mirar, y no se pudo evitar.

USA solo miró al techo. No quería nada, no tenía ganas de nada. Solo quería dormir o que la tierra se lo tragara.

—Rusia... estaba preocupado.

—Ya no me mientas, sweetie —miró a Canadá y lesonrió—. Ya no importa. Que se joda Rusia.