55.

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—No estoy desesperada como para aceptar a un tipo como tú.

Esas fueron las palabras que golpearon directamente a Rusia, porque fueron un reflejo mucho más "dulce" de lo que él llegó a decirle a USA.... Al antiguo USA.

—Mira... No sé si te gusto o no —la norteamericana colocó sus manos en sus caderas, en una pose defensiva—, pero es gracioso.

—¿Qué tiene de gracia todo esto?

—Me odias... Pero no dejas de mirarme... Me desprecias, pero hasta eres un poco dulce al tratarme.

—Yo no...

—Me deslizaste la silla para que me sentara en la cena de hace un mes.

—Son modales.

—Son galanteos —lo miró fijamente—. Porque sólo tuviste ese detalle conmigo.

—Estás viendo cosas donde no las hay.

—Estoy viendo a un tipo que no acepta lo que siente —hizo una mueca—. Y no sé por qué... Y tampoco me importa, porque yo jamás podría darte una oportunidad.

—¿Por qué?

—Porque eres tú, Rusia.

USA no dijo nada más, agitó su mano en despedida, sonrió de lado, chasqueó sus dedos y caminó con delicadeza hasta perderse por los pasillos.

Rusia chistó.

No podía creer que esas palabras le dolieron, que parte de toda esa estupidez era cierta y que él no podía quitar su mirada de USA... De esa mocosa caprichosa.

Y se inventó un culpable.

—Tú le dijiste lo que pasó —acusó a Canadá, lo culpó por lo que estaba pasando.

—¿De qué hablas?

—Tú le dijiste lo que pasó con su otro yo —sujetó a Canadá por el cuello—. No tenías por qué hacerlo.

—Y no lo hice —el canadiense no se defendió, solo miró al ruso, porque sintió un poquito de pena—. Y sea lo que sea que mi linda Ame haga, es cosa suya, de esta vida y no de la que tú destruiste.

Eso fue peor para el eslavo.

Saber que la chica actual lo odiaba y rechazaba por actitudes propias... Fue horrible. No sabía cómo afrontar eso, no cuando cada día se embelesaba por esa hermosa sonrisa, por esas manos que se ondeaban exageradamente cuando discutían, por esa existencia misma que destacaba como una estrella.

—No —USA miró extrañada al eslavo— y ¿por qué me invitas al baile?

—No quise que fueras sola —intentó que sonara a burla para ocultar su ansiedad.

—En primera... eres un idiota —bufó molesta— y en segundo —la chica sonrió—, obviamente tengo con quien ir.

—¿Con quién? —no pudo evitar levantar la voz.

—¿Son celos de nuevo? —rió bajito—. No te queda esa faceta, comunista.

—¡Olvídalo!

—A diferencia de ti, yo sí puedo cautivar a alguien... Y no a cualquiera... Sino a alguien que corresponda a todo lo que yo doy y soy.

Rusia sentiría que el karma era real cuando viera a USA sonreírle con cariño a uno de los latinos tricolores, herederos de lo que fue Gran Colombia, mientras éste le entregaba un ramo de rosas rojas y le recitaba a un galanteo. Porque despreció sus variadas invitaciones, pero no tenía reparo en corresponder a un beso en la mejilla a su actual pretendiente.

Le pesaron las palabras que le escupió al antiguo USA.

Le dolería siempre el desprecio de esa mirada brillante que ahora era la Country de Estados Unidos de América.

Y se engañaría siempre al decir que el vacío de su alma era dadopor el frío de sus tierras.


Destellos [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora