Destellos [USA x Rusia]

102.

—¿Qué pretendes?

USA se sentía atrapado, porque lo estaba, sin escapatoria, pegado a la pared y con URSS cortándole el paso.

Estaba nervioso, pero iba a pelear.

—Tú lo sabes.

—Maldito maníaco —sonrió de lado—. Ya te dije que no voy a...

Ese rostro tan cerca, esa sonrisa prepotente que hacía brillar esos dientes afilados. USA sintió el cálido aliento casi sobre su boca y estuvo a punto de insultarlo.

En realidad, si lo hizo.

—Fuck off.

Pero cuando el demente quiso aprisionarlo con la mano en el cuello, y tal vez arrancarle un pedazo, o por lo menos meterle la lengua hasta la garganta; una vocecita lo salvó.

—Si atacas al señor América, ¿qué dirán los demás... papá?

USA por fin tuvo la oportunidad de deslizarse con habilidad para ser libre, de forma que al fin pudo respirar.

Se repuso rápidamente, intentando no mostrar lo intimidado que se había sentido hasta hace unos momentos, pero al levantar la mirada, apreció esos ojitos brillantes y esa mueca de enfado.

Aparte vio tres pares de ojitos más.

—Rusky~ —USA caminó hacia el pequeño e intentó sonreír—, ¿ya terminaron esas feas clases de números y letras?

Fingió demencia y se acuclilló frente a los niños.

—No sé ustedes, pero no me gustaban esas clases.

—¿Papá iba a golpearte?

—Cosas de adultos —intentó sonreír—. No te preocupes, Ucrania.

—Vamos —Rusia tomó la mano de USA.

—No, peque —aún tengo cosas que negociar con tu papá.

—¿No harás galletas hoy?

—No, Bielorrusia.

—Pero queremos —Kazajistán también agarró la mano libre del americano.

—Tal vez otro día.

—Olvídalo —URSS habló con autoridad—. Ve con ellos... Trataremos el asunto más tarde.

—Oh god. Thanks —susurró USA antes de sonreír—. Ya escucharon a su padre, chiquitines—. Vamos. Tengo una hora libre para ustedes.

Pero sus manos aun temblaban un poquito, y los niños lo notaron.

Debía tener más cuidado con eso.

Porque esos niños no deberían perder el respeto por aquel padre.

Aunque URSS fuera una bestia... lo era todo para esos niños.

—Dónde está el frijolero cuando lo necesito —murmuró enfadado.