Llevo quieta en el mismo lugar, por lo menos, un par de horas. De repente la cueva me parece peligrosa, al igual que el bosque y la cabaña extraña que se encuentra allí. A pesar de tener el collar no me siento segura, Jack debería estar aquí conmigo. Un escalofrío me recorre por el frío de la noche, la luz de la luna es lo único que me permite ver. A veces escucho ruidos provenientes del bosque, esos momentos son horribles ya que me pongo en tensión total.
No soy tan miedosa, en realidad no lo soy. ¿Por qué siento tanto miedo?
Deje de rezar para que el peliblanco apareciera hace mucho tiempo, ahora rezo para que la voz vuelva. Necesito cualquier compañía, aunque no sea una persona como tal.
Observo el interior de la cueva al escuchar un ruido proveniente de la oscuridad, mis ojos se centran en el pequeño muñeco de nieve y, por un momento, mis ojos me fallan y se imaginan una sombra tenebrosa detrás. Doy varios pasos hacía atrás, parpadeo y la sombra desaparece.
Me estoy imaginando cosas, mi propio cerebro me está torturando.
-No es real.- Susurro para convencerme y tranquilizarme, el susurro parece hacer eco por unos escasos segundos. Mi cuerpo se encuentra totalmente tenso, al más mínimo susto podría desmayarme.
Siento que unos ojos me examinan fijamente desde las ramas, me giro buscándolos. No estoy segura de si deseo encontrarlos o prefiero fingir que todo está bien. En cambio, por más que los busque no encuentro nada. Me siento aliviada por unos segundos y consigo relajarme, aunque sea poco. ¿Dónde está Jack?
Tengo miedo de seguir aquí parada, a la vista de cualquier ser maligno, pero también tengo miedo de moverme. Quizás si no me muevo, sea lo que sea que me está acechando, no me hará daño.
***
Nunca he sentido tanto alivio en toda mi vida. Todo mi cuerpo se relaja y grita en alegría. Hemos sobrevivido y ya está amaneciendo, ahora mismo adoro con toda mi alma los rayos de luz. Me dejo caer al suelo, estoy muy cansada, he pasado toda la noche pendiente y con esa sensación de terror sin motivo. Pero, a pesar de que se ha quitado gran parte del miedo, todavía me siento inquieta y tensa. Los párpados me pesan más que nunca, todo mi cuerpo pesa en realidad. Siento un fuerte deseo de cerrar los ojos y dejarme vencer, pero aún no me siento segura al cien por ciento. ¿Debería dormir? Es lo que necesito ahora.
***
Abro los ojos rápidamente al caer en cuenta de que me he quedado dormida, levanto la cabeza de mis brazos, los cuales se encuentran haciendo la función de almohada, y me encuentro con el pequeño muñeco de nieve justo en frente de mi cabeza. Al principio me sobresalto y observo a todos lados, buscando algún movimiento o algo sospechoso, pero no hay nada. Observo al pequeño que se está derritiendo, ha dejado de ser adorable y ahora incluso da un poco de mal rollo. Lo atribuyo a que es imposible que se haya movido hasta fuera solo, alguien ha tenido que cogerlo y colocarlo ahí, me da miedo pensar que clase de persona haría eso, es extraño.
-¿Qué haces aquí tirada?- Pregunta su voz, su maldita y asquerosa voz. No me siento aliviada de que haya vuelto, siento rabia e ira hacía él. Me abandonó anoche, nunca he sentido tanto miedo en toda mi vida y él me dejó sola.
Me mantengo en silencio. Se acerca a paso lento y se acuclilla junto al muñeco, lo coge con delicadeza y la mitad se queda en el suelo. Me sigue insistiendo, preguntando qué ha sucedido y yo sigo con la boca cerrada. Alarga la mano delante de mi rostro, me levanto bruscamente y entro en la cueva. Me observa confundido desde su posición pero se mantiene allí, no se mueve.
-¿Te has divertido?- Mis palabras están impregnadas en odio y él lo nota, reacciona levantándose.
-No, he venido lo más rápido que he podido, _____. No te enfades.- Se excusa mientras da varios pasos hacía mi dirección. Mi mirada se mantiene fija en sus ojos.
-Yo también me he divertido.- Escupo y, antes de que hable, continuo con voz más dura.- Me encanta quedarme sola mientras puede que me encuentre en peligro, es mi pasatiempo favorito.
Frunce el ceño ante mis palabras, gesto que me provoca más rabia. ¿Por qué finge que le preocupa cuando me ha abandonado?
-Hada no me dejaba irme, estaba en el taller y...
-No me interesa lo que sea que hagas con ese colibrí humano. Por cierto, tienes un gusto pésimo.- Se queda callado y recorre con su mirada mi rostro, a continuación una sonrisa pícara aparece en sus labios.
-¿Estás celosa?- Pregunta y juro que creo que mis oídos han escuchado mal, sin embargo lo repite mientras se apoya de forma relajada y chulesca en su cayado.- ¿Estás celosa de Hada, verdad?
La ira crece el triple en apenas dos segundos. El momento del lago vuelve a mi mente, cuando el agua se lo llevaba a las profundidades, y deseo que vuelva a suceder pero esta vez no iré a salvarlo.
Su risa me saca de mi ensoñación.- Claro que lo estás, mírate la cara.
-Eres un maldito traidor y asqueroso espíritu de...- Me acerco con intención de golpearle, agarra mis muñecas justo antes de que le consiga pegar, el cayado golpea el suelo provocando que el ruido retumbe en toda la cueva.
Lleva mis muñecas a mi espalda, provocando que nuestros pechos se peguen, su cara está muy cerca de la mía y siento ganas de escupirle. Me retuerzo pero es más fuerte que yo, además que con mis manos en la espalda no puedo hacer gran cosa, sin contar que me tiene aprisionada contra su cuerpo.
-Suéltame, no me toques.- Gruño contra su clavícula, pienso en morderle pero no estoy segura de si le hará daño.
-Levanta la cabeza y mírame.- Ordena con voz divertida. Suelto un ruido en forma de negación y sigo retorciendo mis brazos, no me importa hacerme daño si consigo alejarme.- Para, ____. Deja de hacer dramas.
-¿Dramas?- Exclamo sumamente indignada.- El drama lo vas a hacer tú cuando te rompa la cara.
-Para eso primero debes mirarme.- Dice y, a continuación, gruño en protesta cuando agarra mis dos muñecas con una sola mano y usa la otra para intentar levantar mi cabeza.
-Déjame en paz, joder.
-No hasta que hablemos como personas normales.
Suelto una carcajada amarga.- No eres una persona normal, ni siquiera eres persona.- Parece que mi comentario le consigue ofender un poco, ya que aprieta la mandíbula y los labios en una fina línea recta.
-Tú tampoco.- Se defiende y carcajeo con mayor intensidad.
-Por tu culpa.- Suelto consciente de que eso le molestará. Nuestras miradas se mantienen unidas y atisbo el brillo de dolor en sus ojos, una pequeña sonrisa triunfante se desliza por mis labios. Su mano afloja el agarre en mis muñecas y aprovecho el momento para escaparme, me alejo hacía el interior de la cueva porque él bloquea la salida.
Cuando creo que al fin he conseguido librarme del peliblanco, me tropiezo al sentir un repentino peso en mi espalda y caigo de bruces contra el suelo.
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Esto No Es Normal | Jack Frost
Fanfiction―Todo el mundo es una luna y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie. ―Ella mantenía la mirada pérdida, tal parecía que su mente estaba en otro mundo. Y ciertamente, solo estaba preparándose para lo que venía, estaba agotada y tenía miedo. Pe...