Capítulo 2

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Después de llegar a casa no dije absolutamente nada de lo sucedido, igualmente no había nadie para mi suerte y el resto del día se pasó con normalidad. Esa tranquilidad que había tenido por unas horas mientras dormía se estaba acabando, mi instinto me lo decía.

―¡_____, despierta! ―grita alguien y me tira de la cama, caigo al suelo todavía con los ojos cerrados. Cuando los abro me encuentro con mi hermano en mí cama, mirándome con una sonrisa inocente.

Maldito diablillo...

―¡Al fin despiertas! ―grita de nuevo, todo el maldito día gritando.

Me pongo de pie y subo a la cama. Thomas observa mis movimientos con una sonrisa triunfante.

―Ahora es mí venganza... ¡Cosquillas! ―me lanzo encima de él haciéndole cosquillas en los costados, empieza a retorcerse mientras intenta apartarme a patadas.

―¡Para!

Eso grita niño... ¡sufre, sufre!

La puerta de mi habitación se abre de golpe y entra mi padre corriendo, con un bate en la mano. Un suspiro escapa de mis labios, a veces me olvido de que puede llegar a ser ridículo cuando no tiene que aparentar.

―¿Cuál es el problema? ―se pone en posición de ataque y mira hacia todas direcciones.

Fija la mirada en nosotros y espera pacientemente por nuestra respuesta. Me separo ligeramente de mi hermano, él aprovecha para coger aire.

―______ me intentó matar ―me señala con su dedo.

―¿Qué? ―pregunta mi padre a la vez que desvío la mirada.

El buen humor que por un momento había surgido en mí, debido a mi pequeño hermano, ha empezado a desaparecer.

―¿_____, eso es verdad? ―pregunta mi padre de nuevo, con el bate aún en la mano.

Contemplo a mi hermano que me observa con diversión, hago un esfuerzo por mantener mi buen humor aunque sea un poco más.

―Traidor, me la pagarás.... ―susurro asegurándome de que solo Thomas pueda oírme, suelta una pequeña risa―. Solo le hacía cosquillas, tampoco es que le fuera a matar de la risa.

―Bueno ―murmura no muy convencido ―. Bajad que han venido los tíos ―cambia de tema y desaparece dejando la puerta abierta.

Observo a Thomas con una sonrisa malvada y él traga saliva, rápidamente sale corriendo de mi habitación.

Bajo al salón, donde están mis tíos y mi prima Emma de cinco años, es una ricura, aunque es muy probable que deje de serlo cuando crezca, sus padres la tienen demasiado mimada y no quiero pensar en lo que se convertirá.

―Hola, pequeña ―saludo cogiéndola en brazos.

Debo aprovechar que todavía es pequeña, pues más adelante se volverá insoportable.

―Hola ―deja un beso en mi mejilla, al parecer está de buen humor.

Lo que me recuerda que debo esforzarme por no estropear el ambiente con mi mal humor, con el cual llevo cargando desde hace unas semanas, producto de lo raro que me estoy sintiendo últimamente.

―Buenos días ―saludo a mis tíos con Emma en brazos, ellos me devuelven el saludo animadamente.

―_____, _____ ―repite Thomas tirándome de la camiseta para que le preste atención.

―¿Qué pasa, enano?

―¿Podemos salir a jugar fuera con la nieve? ―pregunta haciendo pucheros, aquello llama la atención de la pequeña.

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora