Capítulo 13: II

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Me detengo a su lado con dos pasos de separación entre nosotros, apoyo el hombro en la pared y cruzo los brazos sobre mi pecho, relajo mis piernas ya que reposo la mayoría del peso sobre ella.

El peliblanco me observa fijamente, esperando algo de mi parte.

―¿Qué? ―pregunto incómoda. Gira la cabeza al frente y baja la mirada.

―Como te dije antes ―comienza con un tono neutral. MI mirada se posa en sus labios mientras habla―, Hada no me dejaba marcharme. Mi intención era volver lo más rápido posible, pero no quería levantar sospechas ―hace una pausa para mirarme de reojo, asiento para que continúe―. Ella estaba obsesionada con una fiesta de espíritus o algo así. Norte no parecía dispuesto a ir, entonces intentó convencerme a mí ―resopla echando la cabeza hacía atrás y mirando hacía el techo―. Hasta que no le dije que quizás la acompañaría no me dejó en paz.

―¿Lo harás? ―pregunto en voz baja. Cierra los ojos con fuerza y se agarra el puente de la nariz.

―No estoy seguro, tengo otras cosas más importantes de las que ocuparme ―deja caer su mano, pero no abre los ojos.

En esta posición, junto a su tono de voz, parece que se encuentra agotado de todo y por mi mente cruza la idea de que es culpa mía.

―¿Qué cosas?

Estoy segura de que yo soy el mayor de sus problemas actualmente.

―Tengo que ayudarte mientras debo seguir ejerciendo como guardián y hacer felices a los niños ―suspira al terminar la frase, demostrando que le provoca cierto agobio todo ello.

―Si no fuera por mí asistirías a esa fiesta, ¿verdad?

Abre los ojos y me observa por unos segundos pensando su respuesta. Aprovecho ese momento para examinar el color azul de sus ojos.

―¿Sinceramente? ―suspira, esperando mi respuesta. Asiento bajo su atenta mirada―. Sí, lo haría encantado. Tengo curiosidad por los demás.

Un sentimiento de culpa se instala en mi interior y me aprieta el pecho. Siempre he pensado solamente en mí, en mi vida pérdida, en esta situación extraña... pero siempre centrándome en mí. Nunca me he parado a pensar que conllevaría en el peliblanco estar cerca y ayudarme. Quizás porque no le consideraba real, quizás porque soy egoísta y solo me preocupo por mí, quizás porque mi cerebro es un caos constante...

―Deberías ir ―afirmo y niega con la cabeza ligeramente.

―No estoy seguro, ____. Ya veré que hago, pero eso no es importante ahora.

―¿Y qué es importante entonces? ―me separo de la pared y apoyo el peso sobre una pierna.

―¿Qué sucedió mientras no estaba? ―pregunta posando sus ojos azules sobre los míos.

La imagen de la casa aparece en mi mente, también le acompaña un sentimiento de inquietud al recordar el miedo que sentí y aquella sensación de ser observada. Me replanteo la posibilidad de mentir, omitiendo la información de la casa, pero decido que debo empezar a ser sincera con él. Se supone que estamos juntos en esto.

―Había una especie de casa en mitad del bosque ―confieso desviando la mirada a los árboles por unos segundos. Frunce el ceño con confusión.

―¿Qué hacías en el bosque? ―reprocha como si fuera mi hermano mayor, su tono de voz lo dice todo.

―Estaba buscándote, pensé que estabas por ahí cerca ―hago una pausa recordando―. Había nieve y simplemente la seguí.

La confusión es cada vez más palpable en su rostro ante mis palabras.

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora