Capítulo 27: I

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Me dejo caer en el sofá y apoyo la cabeza en el respaldo cerrando los ojos.

Ha sido un desastre de día.

Llevaba horas intentando hablar con Cupido, para sacar más información antes de que se fuera, pero me ha ignorado como un autentico profesional. Además, el peliblanco no me perdía de vista, como si no quisiera evitar a toda costa que me encontrara con el ojiverde.

Suspiro y relajo mi cuerpo. Llevo las manos a mi cara tapándola.

Me siento tan impotente... Cupido se ha ido hace unos minutos, sin asegurar cuándo volverá, solamente nos ha explicado algunas cosas de la casa para que sobrevivamos en su ausencia. No he podido hablar con él por mucho que lo he intentado.

Escucho un maullido que llama mi atención. Quito las manos y las dejo caer a mis costados.

El gato me observa sentado desde la mesa justo en frente, mueve la cola con tranquilidad. Desvío la mirada hacía la ventana.

He estado tan agobiada que no me había dado cuenta de que es de noche, aunque lo imaginaba. Este día se ha sentido como una eternidad, pero a la vez ha pasado demasiado rápido.

El sofá se hunde a mi lado. Giro la cabeza encontrándome directamente con el rostro sonriente del peliblanco.

―Al fin se ha ido ―suspira lleno de jubilo y se acomoda en su lugar. No le había escuchado acercarse.

―Sí ―fuerzo una sonrisa. Aunque rápidamente desaparece―. ¿No te ha dicho cuándo volverá?

Niega y suelta una carcajada.

―Por mi que se pierda y no vuelva.

Frunzo el ceño ante sus palabras. En ese caso, me quedaría sin respuestas.

―Tampoco digas eso ―regaño y vuelve a reír, pero a mi no me parece divertido.

―Ni que le fuéramos a echar de menos.

―A mí me cae bien ―protesto. Me mira de reojo y levanta una de sus comisuras.

―No más que yo.

Ruedo los ojos y desvío la mirada hacía el gato, el cual nos sigue observando, intercalando entre los dos.

―Lo que tú digas ―murmuro sin ánimos para contradecirle.

Nos quedamos en silencio, aunque no dura mucho.

―Por cierto... ―susurra y veo de reojo como se gira hacía mí―. ¿Qué hablabais antes?

Su pregunta me toma ligeramente por sorpresa. Pensé que se había creído la supuesta conversación que le había contado Cupido, pues no había preguntado hasta ahora.

Carraspeo buscando una excusa para desviar el tema.

―Lo de que se iba.

―Sé que hubo más.

Giro el rostro encontrándome con su mirada clavada en mí. Trago saliva ante la intensidad de sus ojos azules.

―Me contó que su intención no era hacerte daño.

Apoya el codo en el respaldo, quedando totalmente girado hacía mí y acercándose más.

―¿Ah no? ―se burla―. Solamente quería asfixiarme por todo el cariño que me tiene.

―Perdió el control, ya te lo dije. Igual que tampoco quería hacerme daño a mí.

―Lo hizo de todas formas. Me alegro de que se haya ido por eso, no quiero que te...

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora