Capítulo 10: III

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Golpeo el suelo con cada pisada. Sinceramente su actitud me parece muy injustificada, la que debería ser así soy yo. Me alejo de la cueva entre los árboles, sigo el sonido del agua y llego al lago. Observo el con desconfianza, todavía no se me olvida lo que sucedió.

-¿A dónde vas?- Escucho su voz en la distancia. Ruedo los ojos y cruzo los brazos sobre mi pecho.

-¡No seas pesado!- Grito en su dirección. Aparece entre dos árboles y se detiene, sus ojos se mueven entre el lago y yo.

-¿Vas s volver a caerte?- Sonríe de forma burlona.- Me gusta verte mojada pero...

-¡Cállate!

¿Quién se cree que es? Primero tiene esa actitud y después se burla de mí. No sabe con quién se está metiendo.

-Callame tú.- Se acerca volando, retrocedo hasta la orilla y su cuerpo se aproxima más.- ¿Ya no eres tan valiente?

Cierro las manos en puños, un cosquilleo de ira crece en mi interior mientras observo su sonrisa burlona. Siempre he tenido mal humor pero con él mis enfados son demasiado extremos, al igual que rápidos.

Levanta la mano hacía mi rostro, muevo la cabeza bruscamente pero no se detiene, agarra mi barbilla con delicadeza y un escalofrío me recorre.

-¿Huyes de mí igual que hiciste con aquel hombre?- Hace una pausa y por un momento vislumbro algo en sus ojos, mueve el pulgar en ligeras caricias mandando pequeñas corrientes de frío, mi cerebro se encuentra adormilado y no puedo apartar la vista de sus ojos.- Sólo sabes huir. Eres una cobarde.

El agua no tarda en arrastrarle hasta el fondo del lago. Su grito de sorpresa rompe mi trance, observo como lucha por salir a la superficie en vano, cada vez se hunde más. El sentimiento de culpa no tarda en hacer su aparición, siento que ha sido obra mía, que lo he provocado yo, que soy quien le está ahogando, aún que no tengo ni idea de cómo lo hice. Pero a la vez la superioridad que florece en mi interior me asusta, una parte de mí sonríe con cinismo y satisfacción ante la situación. Dejo de verle aún que el agua se sigue moviendo con ferocidad, parece incluso luchar entre ella misma, como si una parte quisiera sacarle y otra hundirle aún más.

¿Qué he hecho?

Tengo que sacarle.

Intento tirarme al agua y bucear hasta él pero, cada vez que me adentro en ella, me expulsa a la orilla sin esfuerzo. Empiezo a desesperarme, la angustia me invade y, como si fuera consciente de mis emociones, el agua se altera más. Vuelvo a lanzarme, esta vez desesperada, buceo lo más rápido que puedo. El agua me balancea de un lado a otro, incluso me golpea con alguna roca pero no me detengo, no siento dolor por la adrenalina. Tengo que salvar a Jack, todo esto es mi culpa.

Cada vez la oscuridad es mayor, parece que no tiene fondo. La presión en mi pecho me avisa de que me queda poco oxígeno, tengo el impulso de subir y respirar pero no hay tiempo, no puedo volver. Según más profundizó más difícil me resulta, comienzo a marearme y a penas tengo fuerza, hago mi mayor esfuerzo por aguantar.

Una silueta oscura aparece a cierta distancia, se hunde con lentitud pero no se mueve, como si fuera un cadáver. Reúno las últimas fuerzas que me quedan y voy hasta allí, poco a poco distingo su pelo blanco que crea pequeños destellos. Tengo miedo, tal vez he llegado demasiado tarde.

Una vez a su lado, me aferro a su cuerpo e intento nadar a la superficie, se siente más pesado de lo normal y se hunde llevándome con él. Observo su rostro con desesperación buscando cualquier movimiento, llevo las manos a sus mejillas y las acaricio. Sus ojos se encuentran cerrados y sus labios entre abiertos, sin pensarlo dos veces poso mis labios sobre los suyos, le paso el poco aire que quedaba en mis pulmones. Sus brazos rodean mi cintura justo cuando me separo, el agua empieza a llenar mis pulmones y, a pesar de que cada vez me siento más lejos, mis ojos siguen clavados en su rostro.

Cuando mi vista se vuelve borrosa, ya no siento nada, ni siquiera puedo pensar en otra cosa que no sea en Jack, me siento culpable por todo esto, me arrepiento de lo que soy y de lo que he provocado. No sé si es producto de mi imaginación, un pequeño alivio que crea mi subconsciente para que mi muerte sea más llevadera, pero sus párpados se abren dejando a la vista sus ojos azules. Siento como me atrae a su cuerpo, rodeandome con un calor agradable, o eso quiero pensar. Mis párpados empiezan a ser pesados, al igual que todo mi cuerpo. Observo por última vez sus ojos que tanto me cautivan, sólo espero que al menos él se salve.

Pero esta vez, sus ojos no tienen vida, me observa impasible esperando que pierda la conciencia.

-Du skal vende tilbage.

***

¿Qué opinan? 😏

Me voy sin decir nada más. 🤭

💜

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora