Capítulo 19: II

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Tengo frío. Me muevo, intentando acurrucarme, pero no puedo. Abro los ojos con esfuerzo, parpadeando repetidas veces.

― ¿Qué? ― Murmuro somnolienta al encontrarme tumbada. Tallo mis ojos e intento aclarar la vista.

Estoy tumbada junto al peliblanco, mientras él me rodea con sus brazos. Intento recordar como hemos llegado hasta esta posición, pero lo último que recuerdo es cuando estábamos sentados.

― Buenos días. ― Susurra cerca de mi oído, ya que levanté la cabeza de su pecho. Giro el rostro encontrándome con sus ojos azules, la luz entra iluminándolos.

― Hola. ― Susurro, todavía ligeramente confundida por la posición. Hago el amago de alejarme, pero me aprieta contra él.

― ¿Qué tal dormiste? ― Pregunta, una pequeña sonrisa apareciendo en sus labios. Mi mirada baja hasta ellos.

― Bien. ― Contesto, vuelvo a sus ojos. Arrugo las cejas confundida. ― ¿No estábamos sentados?

― Ah. ― La sonrisa aumenta, mostrando sus dientes brevemente. ― Pensé que así estarías más cómoda.

Asiento, sin ganas de seguir preguntando. Aunque tenga los ojos abiertos, mi cerebro sigue dormido.

― ¡Buenos días, bella durmiente! ― Grita Cupido desde fuera de la cueva. Me sobresalto, ocasionando una pequeña risa por parte del peliblanco.

Al escuchar su voz las imágenes del sueño vuelven a mi mente, atormentándome nuevamente. Todos mis músculos se ponen tensos y el calor sube a mi rostro.

― No te asustes. ― Comenta divertido, seguramente ante mi expresión.

Pero entonces, recuerdo que hoy me voy con Cupido y, además, que Jack se tiene que ir. Consiguiendo dejar de lado el nerviosismo que me provoca estar tan pegada a él, le observo fijamente. Su sonrisa se desvanece.

― ¿Qué pasa? ― Pregunta ante mi intensa mirada.

― ¿Te tienes que ir no? ― Susurro, aunque ya se la respuesta.

Ahora que ha llegado el momento, no me parece tan buena idea irme a la casa del ojiverde.

― Sí. ― Suspira, aparentemente frustrado.

Me libera, permitiendo que me levante con su ayuda. Murmuro un agradecimiento cuando estoy de pie.

― ¿Sabes dónde vive Cupido? ― Pregunto para asegurarme que vendrá a vernos cuando pueda. Niega con la cabeza. ― Vamos a preguntarle...

― Tiene varias casas. ― Me interrumpe, agarrándome de la muñeca cuando empiezo a caminar. ― No es tan sencillo.

― Solo tiene que decirte la dirección.

― No me entiendes.

― Pues claro que no. ― Me separo de su agarre. ― No te explicas.

― No son casas normales, para poder encontrarlas debe darte permiso. ― Explica, coge su cayado que estaba en el suelo. ― Están protegidas y ocultas por su poder.

― ¿Entonces? ― No llego a entender a que se refiere. ¿No puede simplemente decirle la dirección y solucionado? Aunque sea mágica, estará en algún lugar concreto.

― Lo que quiere decir, preciosa. ― Cupido se aproxima a nosotros, con una sonrisa arrogante plasmada en su rostro. ― Es que, aunque supiera la dirección, no podría encontrarla ni intentándolo.

Le miro confundida. ― ¿Por qué no?

― Empezará a dar vueltas y vueltas, acabando siempre en el mismo lugar. Nunca encontraría la casa. ― Se detiene frente a nosotros. Inclina la cabeza, lanzándole una mirada de superioridad al peliblanco. ― Por si mismo no sería capaz.

Esto No Es Normal | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora