Obverso las nubes moverse lentamente en el cielo, la vista me mantiene hipnotizada y consigue dejar mi cerebro en blanco. Estoy tumbada en el suelo, justo fuera de la cueva. Tampoco me apetecía alejarme mucho de la entrada.
Llevo aquí tirada un rato, no he contado el tiempo. He conseguido relajarme gracias al cielo y al silencio, aunque de vez en cuando escuchaba algún ruido proveniente de los dos espíritus.
Cierro los ojos. Me imagino entre las nubes volando, bailando de un lado a otro sin preocupaciones. Una sonrisa se dibuja en mi rostro al sentir tranquilidad y libertad, casi puedo sentir como el viento golpea contra mi piel. Pero siento un pequeño vacío en mi interior que me devuelve a la realidad, que me mantiene pegada al suelo.
Abro los ojos encontrándome con un azul muy similar al del cielo, pero este azul me mira fijamente. Me incorporo en mis codos, quedando recostada.
― ¿Qué quieres? ― Sueno más borde de lo que pretendía. El peliblanco suspira.
― Lo siento, por lo de ahí dentro. ― Señala la cueva con el pulgar. Guarda la mano en su bolsillo y se apoya en el cayado con los pies cruzados. ― No creo que mientas, pero puede que entendieras mal las cosas.
Ruedo los ojos con aburrimiento y me dejo caer de nuevo, quedando tumbada con las manos apoyadas en mi vientre.
― No entendí mal. ― Aseguro arrastrando las palabras. ― Pero si no eres capaz de creerme, pues piensa lo que quieras. No voy a discutir contigo.
Doy la conversación por finalizada y cierro los ojos. Me molesta que no me crea, me molesta que defienda al señor gordo con barba que intentó matarme. Me molesta mucho,
― No es discutir, podemos hablarlo. ― Insiste, pero le ignoro. No voy a perder el tiempo.
En el fondo es entendible su reacción, ese señor le tendrá totalmente engañado. Pero igualmente me molesta.
El silencio vuelve, pero siento su presencia.
― ¿Sigues ahí? ― Pregunto aún sin abrir los ojos.
― Sí. ― Hace una pausa. ― Estoy esperando a que hablemos.
― No hay nada de que hablar.
Suelta una carcajada irónica. ― Vamos que lo hay, estás enfadada conmigo.
― No estoy enfadada, eso es lo que piensas tú.
― Mentirosa.
― Ignorante. ― Contrataco.
― ¿Ignorante por qué? ― Pregunta extrañado. Ahora es mi turno, así que suelto una pequeña risa irónica.
― Porque crees en lo primero que te cuentan, aunque sea falso. ― Levanto la mano y la muevo. ― Déjame estar tranquila.
Escucho sus pisadas alejarse hacía el interior de la cueva. Me acomodo y vuelvo al mismo estado de tranquilidad. En algún momento, sin darme cuenta, me quedo dormida.
***
Me mueven y protesto. Quiero seguir durmiendo tranquila.
― Déjame. ―- Murmuro adormilada, todavía tengo los párpados pegados y no quiero ni puedo abrirlos.
Un dedo empieza a picotearme la mejilla. Muevo la cabeza en protesta, pero continúa. Doy un manotazo al aire, sin conseguir golpear a mi objetivo. Extiendo más el brazo, buscando a la persona que me está molestando. Cuando encuentro algo sólido, inmediatamente doy un manotazo.
Escucho un quejido.
― ¿Qué haces, animal? ― Me regaña la voz de Cupido. Hago un sonido con la garganta de forma desinteresada, me doy la vuelta dándole la espalda.
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Esto No Es Normal | Jack Frost
Fanfiction―Todo el mundo es una luna y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie. ―Ella mantenía la mirada pérdida, tal parecía que su mente estaba en otro mundo. Y ciertamente, solo estaba preparándose para lo que venía, estaba agotada y tenía miedo. Pe...